Consejos Prácticos para Pastores y Miembros de Iglesias

Nunca es malo someterse a una crítica constructiva y al buen juicio de personas que nos aman.

17 DE ABRIL DE 2023 · 17:00

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Imagen de Dahiana Waszaj en Unsplash.

Por lo general los miembros de las iglesias evangélicas siempre demandan la máxima atención y dedicación de sus pastores hacia ellos en muchos aspectos. Y a veces tales demandas son demasiado exigentes, cuando no en los peores casos se pueden convertir en un vampirismo emocional desmesurado por parte de algunos. Cierto es que la función pastoral es bastante abnegada y exigente en sí misma, pero también es necesario racionalizarla para la buena preservación psicológica de los pastores y también para el necesario equilibrio familiar de los mismos. Veamos diez consejos prácticos dirigidos tanto a pastores como a miembros de iglesias evangélicas…

1) Siempre es de agradecer a Dios, el poder disfrutar del acompañamiento espiritual de buenos pastores, que desempeñan bien su ministerio. Pero hemos de tener en cuenta que los pastores son personas de carne y hueso y también tienen sus limitaciones tanto personales como familiares, por muy eficientes que estos sean…

2) Sin duda la figura pastoral tiene que ser honrada y valorada tal como nos recuerda la misma Palabra de Dios, especialmente a los que nos dirigen y administran bien; pero eso no debe suponer albergar expectativas exageradas sobre nuestros dirigentes, ni tampoco idolatrar su figura por muy competentes que estos sean…

3) Los pastores están expuestos frecuentemente al escrutinio de sus feligreses y de esto tampoco deben de rehuir los pastores, pero no hemos de permitir que nuestro análisis de su gestión o ciertas quejas si fuere el caso malogren la confianza. Lo correcto es hablar directamente con nuestros pastores y aclarar cualquier duda, queja, molestia o malentendido y nunca hablar por detrás, porque esto no es muy honesto que digamos.

4) Como miembros estables de nuestra iglesia local es muy aconsejable tener un cambio de impresiones y un claro acercamiento a nuestros dirigentes para poder desarrollar una saludable relación personal con nuestros pastores y un respetuoso conocimiento mutuo.

5) Otra cuestión de gran interés para todos, es el ser cooperativos en algunas de las diferentes actividades de nuestra comunidad cristiana. Y también el poder disfrutar de una buena relación fraternal con los miembros de nuestra iglesia local. Porque además de lo gratificante que esto resulta, también responde a a un legítimo anhelo pastoral para poder propiciar una buena convivencia entre todos los miembros de nuestras congregaciones.

6) Hay pastores conservadores, otros más renovadores y otros tantos que son bastante innovadores, y hay quienes tienen un poco de cada una de las tres características mencionadas. Desgraciadamente también hay algún que otro caso de pastores fraudulentos, pero estos son la excepción que deshonra todo lo honorable de este bendito ministerio. Los pastores por lo general son sufridos y también necesitan el apoyo moral de sus miembros, porque sus problemáticas personales o familiares no las pueden compartir fácilmente con su gente. Y también les cuesta mucho pedir ayuda a sus compañeros de ministerio por temores infundados o por vergüenza propia (yo también soy pastor y sé muy bien lo que estoy hablando).

7) Los pastores también tenemos que cuidarnos de diferentes síndromes como es el síndrome del emperador, o el síndrome mesiánico o quizás el síndrome del sabelotodo entre otros. Nunca es malo someterse a una crítica constructiva y al buen juicio de personas que nos aman. Porque no somos infalibles. Atrévete a hablar con tu pastor si este fuese el caso en cuestión.

8) Los miembros de una iglesia local no tienen que pensar que su pastor o pastora son algo parecido a sus criados personales, porque esa es su obligación, porque eso es un pensamiento totalmente incorrecto.

9) También es cierto que un pastor que no pastorea regularmente a “sus ovejas” no es pastor en su pura esencia, puede ser maestro, predicador o astronauta pero no un pastor que se le supone que acompaña al rebaño día a día y se cuida de la débil, de la perniquebrada, incluso de las más traviesas con una sabia y amorosa disciplina. Los pastores también hemos de cuidarnos de no ser clasistas o tener favoritismos en detrimento de otros. Porque también existe un legítimo reclamo de atención pastoral por parte de nuestra membresía que los pastores debemos de corresponder y aceptar con sincera humildad.

10) A estas alturas, quizás no nos vendría nada mal poder tener una amable y necesaria conversación con nuestros pastores y pastoras y darles las gracias por todos los cuidados espirituales y atenciones pastorales que nos dedican habitualmente. Y de esa manera poder honrarles de la mejor manera que se te ocurra para bendecirles y dar gracias a Dios por sus vidas y ministerio.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El Tren de la Vida - Consejos Prácticos para Pastores y Miembros de Iglesias