Nuestros estados de ánimo y el Espíritu Santo
Cuando el apóstol Pablo habla de “fortalecernos en el Señor y en el poder de su fuerza”, se está refiriendo a nuestro estado de ánimo.
18 DE FEBRERO DE 2023 · 22:00

Nuestros estados de ánimo suben y bajan, en función de las circunstancias. Si recibimos buenas noticias, nuestro estado anímico se levanta significativamente, pero si recibimos malas noticias, estas repercuten negativamente en él. Estas reacciones son lógicas y humanas.
Sin embargo, lo que no es bueno ni deseable, es que seamos gente emocionalmente inestable e insegura. Necesitamos equilibrar nuestros estados de ánimo y aprender a sobreponernos a los desengaños, contratiempos y fracasos personales.
Es importante, para cualquiera de nosotros, mantener un buen estado de ánimo en la vida. Hay estados de ánimo muy afectados por la tristeza, otros son planos y fríos como el hielo, incluso los hay muy fluctuantes y, por supuesto, también hay estados de ánimo saludables.
Cuando el apóstol Pablo habla de “fortalecernos en el Señor y en el poder de su fuerza”, se está refiriendo a nuestro estado de ánimo. Hemos de fortalecer nuestra alma (ánimo) en Dios.
Nuestros estados de ánimo negativos pueden producirse por muchas razones, por ejemplo: Por situaciones de miedo, de disgusto o de ira, por problemas con la salud y también por cansancio o por alguna que otra aflicción que estemos atravesando. No obstante, lo preocupante del caso es cuando el desánimo se convierte en algo crónico.
La alegría, el optimismo y la felicidad afectan positivamente nuestro estado de ánimo. Necesitamos vivir la vida con gozo, con esperanza y con entusiasmo en todo lo que hagamos porque si no es así, caemos en la desidia, en el desaliento y en la incredulidad (y ya no confiamos ni en las promesas de Dios, ni en las personas en general).
No es difícil encontrarnos con muchos cristianos desilusionados y con otros tantos, desanimados o incluso algunos amargados por diferentes circunstancias. Muchos de ellos son gente que vive en un estado de ánimo negativo y que también contagia a otros con su desánimo.
Hay un ejemplo muy llamativo en las Escrituras sobre el estado de ánimo, se trata del rey Josafat que, por su fidelidad a Dios, fue prosperado en todo lo que emprendió. Se nos dice “…que Josafat se animó (se entusiasmó) en los caminos de Jehová.”- Esto impulsó su vida en general y consiguió grandes logros. 2ª Crónicas 17:6.
No solo se trata de mantener un buen estado de ánimo, que es muy necesario, sino también de sobreponernos a los golpes de la vida y a la adversidad como hizo David cuando los amalecitas invadieron Siclag y destruyeron todo, capturando a su familia entera entre otros y en medio de tanta desolación y angustia, David “se fortaleció en Dios”, se refugió en Él y recuperó el aliento. 1ª Samuel 30:6
Un proverbio bíblico dice “…Quién soportará al ánimo angustiado”. Cuando el estado de ánimo de una persona se enferma, necesita la curación de su alma. Por eso la Escritura afirma: “Vosotros, los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”. Esto quiere decir, “los que son inconstantes y se sienten maltratados por los cambios frecuentes en su estado de ánimo, deben limpiar sus corazones…” de las raíces perturbadoras de sus almas. Santiago 4:8.
No existe un libro más descriptivo sobre los estados de ánimo de una persona como los Salmos de David. Comienzan con un canto de afirmación y sigue con varias oraciones de súplica por el asedio de sus enemigos. También expresa sus temores, decepciones y angustias personales a Dios. Asimismo, confiesa sus pecados abiertamente y clama por el perdón de Dios con un arrepentimiento agónico. En diversas ocasiones, le pide al Señor salud para su cuerpo enfermo… y continúa con infinidad de cantos de gratitud y alabanza. Una y otra vez recuerda con gran exaltación las grandezas de Dios, sus portentosas maravillas y su poderosa liberación, y finalmente proclama su total confianza en Dios.
He descubierto la importancia de leer, meditar, recitar y memorizar las Escrituras continuamente. La verbalización de la Palabra tiene un beneficioso efecto espiritual y anímico en nuestra vida porque nos autoafirma en Dios. Por ejemplo, el Salmo 23 es un salmo de confianza en Dios y también de autoafirmación en medio de las dificultades de la vida.
El Salmo 136 es un canto antifonal replicado y esta práctica musicalizada de declarar a viva voz las Escrituras tiene que ver con lo que hablamos: El poder de la Palabra de Dios recitada con fe.
Los Salmos de David, asimismo, nos enseñan que todos estamos hechos de la misma pasta y nos revelan que lo que cambia nuestro decaído estado de ánimo es la confianza activa en las promesas de Dios.
El hombre y la mujer llenos del Espíritu Santo disfrutan del mejor y del más saludable estado de ánimo que se pueda tener en la vida. El Espíritu Santo por definición es Consolador, Ayudador y Animador en el sentido más noble de la palabra. El Espíritu Santo combate el desánimo con gran eficacia y es el antídoto perfecto contra el desaliento, entre otras muchas cosas buenas que Él nos imparte en esta travesía de la vida. ¡Gracias Espíritu Santo!
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El Tren de la Vida - Nuestros estados de ánimo y el Espíritu Santo