Jesús, el mayor profeta de todos los tiempos

No podemos creer a cualquier personaje que nos trae supuestas revelaciones de última hora, porque ya tenemos la Palabra profética más segura.

18 DE OCTUBRE DE 2020 · 13:00

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Imagen de Norbert Kundrak en Unsplash.

Es indiscutible que Jesús ejerció el ministerio quíntuple como nadie: él fue pastor, maestro, evangelista, apóstol y también fue el profeta más grande de todos los tiempos.

Somos muchos los que sentimos una gran fascinación por las tremendas revelaciones del Apocalipsis (capítulos 6 al 18 / Daniel capítulos 7 al 12 ) y asimismo, la perfecta conexión profética del libro de Daniel con cuatro visiones escatológicas impresionantes, escrito setecientos años antes de la revelación que tuvo el apóstol Juan en la isla de Patmos acerca de los terribles acontecimientos geopolíticos y religiosos que se producirán con la diabólica manifestación del hombre de pecado que será la misma encarnación del mal (2ª Tesalonicenses 2:3-8); sin omitir las aterradoras crisis planetarias y humanitarias que se producirán como desencadenantes de los juicios divinos de los sellos, las trompetas y las copas de la ira del Cordero. 

Los autores del Nuevo Testamento como Mateo, Lucas, Marcos, Pablo, Pedro, Juan y Santiago, entre otros, nos describen claramente importantes detalles escriturales sobre el fin de todas las cosas y la recreación del mundo venidero que será un mundo perfecto bajo el gobierno eterno del Rey de reyes, nuestro amado Mesías, el Señor Jesucristo.

Hay más de ciento cincuenta escritos bíblicos que se refieren a los tiempos finales y a la segunda venida del Señor Jesús y, aunque a todos ellos los consideramos sumamente importantes, no existen textos más relevantes y autoritativos que el discurso del mismo Jesús en el monte de los Olivos acerca del fin de los tiempos (Mateo 24, Marcos 13, Lucas 21).

Cierto es también que no faltan interpretaciones diversas con respecto a cuestiones apocalípticas como son las cuatro escuelas más conocidas: la preterista, la idealista, la futurista dispensacionalista clásica y la dispensacionalista progresiva; además podríamos mencionar otras tantas que son de carácter liberal más escéptico. Sin embargo, no queremos echarle veneno a la olla de la comida de los profetas, como fue el caso de los aprendices de profeta de la escuela de Eliseo, lo que nos ilustra perfectamente que no podemos creer a cualquier personaje que nos trae supuestas revelaciones de última hora, porque ya tenemos la Palabra profética más segura, que es la Biblia (2ª Reyes 4:38-44 / 2ª Pedro 1:19).

Una de las advertencias más insistentes del Señor Jesús en su discurso fue contra el engaño de todo tipo por infinidad de falsos profetas y profetisas, tal como ya lo estamos viendo en estos tiempos. También se nos habla de la hostilidad y persecución contra los verdaderos creyentes, como ya lo estamos viviendo en el mundo entero con más de doscientos sesenta millones de cristianos amenazados y perseguidos, cuando no asesinados por causa de su fe.  Otra de las señales indicativas del fin de los tiempos es la predicación del Evangelio hasta los lugares más recónditos de la tierra en una misma generación: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mateo 24:14), y este desafío evangelizador está a punto de cumplirse en nuestra misma generación en muy poco tiempo. Además, estamos distinguiendo, como nunca antes, dos tendencias cada vez más diferenciadas: por un lado, la creciente apostasía de amplios sectores de la Iglesia y por otro, los movimientos genuinos de renovación que están volviendo a las fuentes de la fe y a una vida de consagración radical al Señor, como se ejemplifica perfectamente en la parábola de las diez vírgenes (Mateo 25:1-13). Los conflictos humanos, las guerras, las epidemias y las catástrofes planetarias se han multiplicado en el siglo XX y XXI de una forma alarmantemente exponencial.

El principio de dolores que ya estamos viendo nos introduce inevitablemente en la pista de los acontecimientos finales, por ello, hemos de estar atentos a lo que nos indican las palabras del Maestro: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.” (Mateo 24:32-33). La semejanza actual con los días de Noé es un retrato perfecto del aumento de la maldad y la indiferencia en las gentes de hoy. El tema en cuestión da mucho más de sí, pero ahí dejamos la última advertencia del Señor Jesús: “Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.” (Mateo 24:44).

El humilde propósito de este artículo es concentrar nuestra máxima atención en el mayor profeta que es el mismo Señor Jesús, por encima de todos los demás escritos proféticos respecto a la segunda venida del Señor y del fin de los tiempos, al cual haremos bien en estar vigilantes, ahora más que nunca.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El Tren de la Vida - Jesús, el mayor profeta de todos los tiempos