Obra poética de Mariano San León

Obra poética de Mariano San León, Edición de Santos García Rituerto (Prólogo de Juan Solé). Ediciones Evana, Madrid. Tomo I, 238 páginas. Tomo II, 207 páginas.

19 DE DICIEMBRE DE 2009 · 23:00

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En la franja que abraza el primer tomo de esta obra poética alguien ha escrito la siguiente reflexión: “Hay hombres que pasan su vida sembrando, y hay otros que siembran su vida. Mariano San León fue uno de éstos”. La frase da lugar al título general de ambos tomos: IDA DE SIEMBRA, SIEMBRA DE VIDA. Santos García escribe que hay quien parece que el mandato de predicar no le concierne. En cambio, añade, “Mariano San León se sentía un sembrador”. Mirando a la pobre tierra, su tierra de Castilla, escribe:
¡Ay, pobre tierra! Sólo te pido un palmo Para mi tienda, Pero te quiero toda, Para mi siembra”.
“Así era en realidad; no quería más que un “palmo” para su morada aquí, pero quería anchos horizontes para derramar la semilla que consideraba haber recibido directamente de su Señor, el Labrador”. Mariano San León Herreras nació el 29 de julio de 1898 en Valladolid y murió el 11 de marzo de 1963 en el Hospital Evangélico de Barcelona a la temprana vida de 65 años. A los 10 años Mariano ingresa en un colegio evangélico instalado en Valladolid. Es ahí donde empieza su vocación cristiana. En 1913 es admitido en la Escuela Normal de Magisterio, donde obtiene cuatro años después el título de profesor. Inmediatamente se incorpora como tal al colegio evangélico donde había estudiado siendo niño. Convertido a la fe de Cristo, en 1930 contrae matrimonio con Encarnación Gil. Siguiendo lo que es normal en las Asambleas de Hermanos, el 19 de abril de 1942 es encomendado al ministerio pastoral por las Iglesias de Castilla y León. “Su ministerio fue mayormente itinerante –escribe- Juan Solé- atendiendo con igual solicitud las iglesias más ubérrimas de las rías gallegas como los humildes grupitos y familias de las montañas”. Después del fallecimiento de Juan Biffen, la iglesia que se reúne en la calle Trafalgar, de Madrid, solicita sus servicios. Aquí cubre los tres últimos años de su ministerio cristiano. Mariano San León es especialmente recordado por generaciones de evangélicos como himnólogo y poeta. Los dos tomos que aquí comento contienen una parte de su abundante producción poética. Para mí, amante de la poesía, constituye un deleite ofrecer una pequeña muestra de su rica literatura lírica.
CASTILLA ¡Pueblo grande, oh Castilla! tiene los más anchos cielos, los más amplios horizontes, más dilatados senderos, gesto, el más noble en la Historia, y el más armonioso verbo. Transitaré, tierra amada, transitaré tus senderos. Quiero ver cómo sacudes tu ya prolongado sueño, quiero ver cómo resurgen tu Cid y tus Comuneros, tus Julianillos Hernández sembrando luz en tu pueblo, tus seguidores de Cristo, tus Cazallas y Herrezuelos- Quiero ver, roto el crisol y llegado ya el momento, los que hallada la Verdad, participante te hicieron. Eres grande y eres noble mas tus hijos están ciegos. Piensa en ti, pobre Castilla, piensa en ti por un momento, que eres ciega para ver la verdad el Evangelio. CRISTO Seas siempre, Cristo mío seas siempre para mi como el sol es a los frutos y a los pámpanos la vid, como el agua es al rio y a la sangre el corazón, como a todo peregrino es la senda y el bordón, cual la luz es a los ojos y al camino la canción, como a todo fiel soldado la bandera y el blasón, cual la espada es a la lucha y la palma al vencedor, como el bálsamo al aroma y a los frutos el sabor. DIOS ¡Dios es fiel, Dios es fiel! Oh creyente, no desmayes, ¡Dios es fiel! Cuando sientas la flaqueza de tu propio corazón y te afronte el enemigo con la saña más cruel. cuando quite la tristeza de tus labios la canción, no vaciles, oh creyente: ¡Dios es fiel! Cuando cubra tu horizonte pavorosa tempestad y una caña entre las olas te parezca tu bajel, cuando borre toda estrella la más negra oscuridad, no desmayes, oh creyente: ¡Dios es fiel! Cuando el día te regale luz y calma en plenitud y observes cómo el hombre busca inútil oropel, persevera en e1 camino de la luz y del amor, no vaciles, oh creyente: ¡Dios es fiel! ESPERANZA Ya sé que mi vida es cual flor de hierba, nada más; tenue vapor que apareció y un soplo acabará. Si antes no has de venir los tuyos a buscar, y llega la hora de partir, no turbaré mi paz. Si al hoyo he de descender y a la tumba bajar, en esperanza dormiré de vivir más allá. Y cuando yazga en tal región en frio reposar, y oiga tu potente voz, ¡cuán dulce despertar! ¡Oh muerte! ¿Qué de tu poder? Y tu pavura ¿dónde está? Pues si :Él vive, viviré y he de resucitar. Mas mi esperanza ya no es resucitar tras el morir, sino que es verle aparecer y a Él llegar, muerte, sin ti
Las personas interesadas en estos tomos de poesía pueden dirigirse a la siguiente dirección: Antonio Ruiz, calle Trafalgar, 32- 2º. 28010-Madrid. Teléfono: 91-4488968.

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