El poder corrompe

El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente. No es nuestra la frase, y le vamos a ahorrar decirle el autor. Simplemente es constatar y recordar una verdad incómoda pero necesaria.

26 DE MAYO DE 2008 · 22:00

,
Porque gracias a que en la Comunión anglicana no hay un poder absoluto es posible un debate que enfrenta a posiciones antagónicas. Pero tienen los mecanismos y valor para discutir la realidad que les envuelve. ¿Están divididos los anglicanos porque discuten? No: discuten porque están divididos. La solución no es que dejen de discutir, sino que la “discussion” les lleve a posturas de acercamiento, o a la conclusión de que sus ideas son ireconciliables. Mecanismos que no existen en la Iglesia de Roma, aunque lo pida el cardenal Martini. Como una armadura los dogmas la protegen de cualquier cambio doctrinal, pero a la vez les impiden moverse y crecer en sus ideas. Como los pies de las chinas de los tiempos antiguos, que eran encerrados en pequeños zapatos para que fuesen siempre pequeños y bellos, inmutables por fuera, pero por dentro deformados y llenos de dolor. Y es que el poder absoluto de la curia, de sus jerarquías rígidas sólo sirve para anquilosar. Como duro es que el gobierno de Londres avasalle a la mayor iglesia evangélica de Londres, de mayoría negra. Y no son racistas, no, porque a la vez construyen una gran mezquita. Se ve que los petrodólares y el miedo al terrorismo pesan más que la justicia de cinco mil pobres negros cristianos. Más poder corrupto. Aunque nos trae una bocanada de aire fresco que el “sargento de hierro”, alias “Harry el sucio”, que nos trae con su habitual arte y sensibilidad cinematográfica en su último film en Cannes (Changeling) la lucha de un pastor evangélico contra la trama policial y judicial de Los Ángeles. Trama de poder que avasalla a los débiles en su corrupta actuación. Y si quieren más de lo mismo, los países de trasfondo comunista e islámico radicales suspenden en libertad religiosa. Otra forma de unir poder de religión y política de forma que el ser humano viva en una jaula virtual en la que puede mover (hasta ciertos límites) el cuerpo, pero no el alma y el espíritu. No vamos a seguir. Basta esta muestra de una sola semana. Y no entramos en cuestiones domésticas, para no herir sensibilidades, que están a flor de piel. Y tras todo esto ¿Es la misión única y exclusiva de los cristianos anunciar el Evangelio? ¿No les parecería muy pobre, en un mundo de poder corrupto, quedarse en bellos mensajes espirituales mientras a nuestro lado la opresión, la injusticia y la corrupción reinan? ¿No harían nada en medio de las situaciones mencionadas, por muy disfrazadas que aparezcan, o sea fácil cerrar los ojos o mirar para otro lado? Por otro lado, ¿necesitamos o no necesitamos que exista ese equilibrio de poderes en todos los ámbitos de convivencia, sin que existan poderes absolutos? Y nos referimos a la familia, la parroquia, la Iglesia, la prensa, los partidos políticos, los lobbys, los Gobiernos... La tendencia del poder es aplastar o comprar todos los “poderes” para que el único real sea el suyo. Frente a la opresión y la corrupción del poder, un único antídoto: libertad.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Editorial - El poder corrompe