Economía divina: los ídolos

Una aproximación al concepto bíblico de economía doméstica frente a la práctica de muchos cristianos y las enseñanzas, indirectas o indirectas, de bastantes iglesias. Cómo el manejo del ideal conjuga las exigencias de la verdad bíblica con su puesta en práctica en el presente.

16 DE MARZO DE 2024 · 17:00

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Imagen de Alexander Grey en Unsplash.

¿Tiene que ver la fe cristiana con la economía de cada día, es decir con la gestión diaria y doméstica del dinero y del trabajo? Teóricamente todos los cristianos contestarían afirmativamente, aunque probablemente con muchos matices. En la práctica, las convicciones y la gestión económica de la mayoría de cristianos occidentales se parece mucho a la de sus conciudadanos no creyentes. Ahondando en la pregunta inicial, ¿en qué consiste, a nivel de la gestión del dinero, la diferencia entre un cristiano y un no creyente? ¿En que el primero afirma: “todo lo que tengo le pertenece a Dios” (por lo menos teóricamente) y que además ofrenda y dona con generosidad?

Esta serie de artículos argumenta que la Biblia presenta una diferencia radical en la manera de concebir y manejar los bienes materiales. Lo trataremos en tres entregas que he titulado: los ídolos, la verdad divina y la billetera de Dios.

 

Los ídolos

La economía es una área que se presta muy fácilmente a combinar la fe cristiana con los ídolos

Todas las sociedades, de todos los tiempos, son y han sido idólatras. Algunas de esas idolatrías son groseramente visibles y otras pasan desapercibidas. Por eso es fácil censurar las primeras y ni darse cuenta de las segundas, las “idolatrías camufladas”. La economía es una de las áreas que se presta muy fácilmente a combinar la fe cristiana con ídolos camuflados. Mencionaremos los tres ídolos principales, limitándonos al ámbito doméstico. Espero escribir de la macro economía en otra ocasión.

1. Tú y yo somos el primer ídolo. El sistema económico de este mundo nos he inculcado algo que parece evidente: “tu eres el proveedor de tu casa”. Parece tan obvio. Tu y yo somos los encargados de aportar el sustento de nuestra familia, ya seamos el único proveedor o proveedora de nuestra casa, ya sea que contribuyamos a la misma. “Si yo no lo hago, nadie lo hará. Es mi obligación”. Parece verdad, suena como razonable, es obvio… y sin embargo no es verdad (o solo es verdad en parte).

Esta idolatría tiene su origen en otra más profunda, más visceral: “Yo produzco para mis necesidades. Trabajo duro y proveo para lo que necesito. Yo soy autosuficiente”. Yo soy mi propio Dios.

2. El dinero, la posesión y el consumo, juntos, son el segundo ídolo. En realidad son una trilogía, un equipo, que operan juntos y se potencian uno a otro. En nuestra sociedad el dinero no solo es importante; es imprescindible. De nuevo, el sistema económico de nuestro mundo nos ha inculcado algo que parece inamovible: “necesitas ganar dinero, poseer cosas y consumir”. Aparentemente, no se puede vivir sin tener o ganar dinero, sin poseer algunas cuantas-muchas cosas, y sin gastar y consumir productos y bienes. “Tú vales lo que tienes” nos repite el sistema. Tu cuenta bancaria, tus posesiones y tu nivel de gasto te definen. Ellas tres marcan tu ritmo de vida, tu horario, tu calendario y un sinfín de relaciones humanas, de estatus y de poder. Pero son un ídolo, una bestia de tres cabezas, insaciable, que te convierte –sin que te des cuenta– en un ratón que corre sin fin, prisionero de una rueda que no lleva a ninguna parte.

El sistema te asegura que el sosiego y la seguridad se alcanzan con previsión, con ahorros y contratando pólizas de seguros

3. El tercer ídolo es un invento escurridizo. Es el mañana, o mejor dicho la previsión para mañana. Es inventado porque no existe tal y cómo te lo pintan. Otra vez, el sistema te asegura, como un dogma inamovible, que el sosiego y la seguridad se alcanzan con previsión, con ahorros y contratando pólizas de seguros. Solo puedes estar seguro y relajado cuando tu despensa está llena, cuando sabes que tienes lo suficiente para este mes (y probablemente para algunos más), cuando tienes ahorrado una cierta cantidad para imprevistos, y cuando sabes que el siguiente mes nuevamente recibirás dinero suficiente. Parece verdad, pero es una gran mentira. Nadie es dueño del mañana, nadie. Ni los pobres ni los ricos. El sistema te vende una seguridad que es ilusoria, porque nadie puede comprar ni controlar el mañana. Nos han fabricado un ídolo al que, tristemente, rendimos pleitesía.

Tres ídolos que parecen verdad, que se presentan como inamovibles y razonables. Tres ídolos que mueven al mundo, que no solo condicionan la vida de muchas personas sino que constituyen tu razón de vivir: proveer para ti y para los tuyos, ganar-poseer-consumir y prever para mañana.

¿Qué enseñó el Señor Jesucristo al respecto? De hecho, toda Biblia habla muchísimo del dinero y de la economía doméstica. El próximo artículo abordará la verdad divina y la perspectiva del ideal.

 

Christian Giordano (PhD), es misionólogo y ha dedicado más de 40 años al establecimiento de iglesias en España y el mundo musulmán donde fue director de proyectos de PM Internacional (1994-2004). Es miembro de la Comisión de Misiones de la Alianza Evangélica Mundial y enseña en varios seminarios. Está casado con Charo Pérez; tienen tres hijos y cinco nietos. Es español.

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