Mammon, el lado oscuro de la cartera

Las tentaciones del endeudamiento, la insatisfacción constante, la preocupación y la avaricia son los síntomas de una batalla espiritual por el control de nuestro corazón y, por ende, de nuestras finanzas.

30 DE AGOSTO DE 2025 · 21:00

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Foto de Anne Nygård en Unsplash

Para comprender a fondo el discipulado cristiano y más concretamente en su faceta financiera, es crucial reconocer que, tal como lo describe Luke Skywalker en la trilogía original de Star Wars, existe un 'lado oscuro de la fuerza'. En nuestra realidad, esta fuerza encuentra una expresión poderosa en la influencia de Mammon. Más que una simple alusión al dinero, Mammon simboliza la cultura de la codicia y el materialismo, un desafío constante para quienes buscan seguir a Cristo en el siglo XXI.

Es fundamental entender que Mammon no se reduce a un ídolo creado por el hombre, sujeto a nuestra voluntad (Salmo 135:15-17). La Biblia nos presenta una realidad más profunda: Mammon es una fuerza espiritual que ejerce una influencia destructiva. Tal como se advierte en 1 Pedro 5:8, esta fuerza 'está alrededor de nosotros buscando a quien devorar', lo que subraya la naturaleza constante de la lucha espiritual contra la tentación de la riqueza y la codicia.

Dentro de la teología evangélica, se observa una notable divergencia en la percepción de la acción del diablo. Mientras ciertos sectores manifiestan una tendencia a atribuir cualquier adversidad en la vida del creyente a una intervención directa del adversario, otros, en contraste, exhiben una marcada reticencia a reconocer o abordar la realidad de su existencia e influencia, ya sea por temor o por una falta de comprensión teológica al respecto.

Pero la Biblia nos ofrece una perspectiva clarificadora. Pablo, en su carta a los Efesios, después de desarrollar temas como la unidad eclesial, la nueva existencia en Cristo, los imperativos de la conducta cristiana y la exaltación de la autoridad de Cristo, cierra su discurso con una invitación a los creyentes a tomar la armadura de Dios, señalando que 'no tenemos lucha contra sangre y carne...' (Efesios 6:10-18). Es en este escenario donde la figura de Mammon adquiere su pleno significado: una fuerza espiritual que busca desviar nuestra lealtad de Dios hacia el amor al dinero, una enseñanza que Jesús consolida en Mateo 6:24: Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

 

Fuerza espiritual

Jesús presenta a Mammon como una fuerza o 'señor' que busca la devoción humana en detrimento de la lealtad a Dios.

Es importante destacar que ni los judíos ni los gentiles de la época de Jesús reconocían una deidad con el nombre de Mamón. Lejos de utilizar el nombre de una deidad pagana tradicional (como César, Baal, Moloc, Apolo o Atenea), Jesús optó por advertir sobre Mamón, un competidor significativo para nuestra devoción a Dios. Jesús emplea este término para referirse a una fuerza que reclama un estatus divino, revelando así que el dinero ejerce un poder considerable. Este poder tiene la capacidad de engañarnos, induciéndonos a confiar en que la riqueza resolverá nuestros problemas. Sin embargo, paradójicamente, los problemas financieros no se solucionan con dinero; si bien este puede aliviar los síntomas temporalmente, no ofrece una solución definitiva. La raíz del problema es espiritual, ubicada en el corazón humano, y requiere una transformación de esa naturaleza. Mamón, por lo tanto, opera como una fuerza espiritual, a menudo de manera sutil, y la elección es ineludible: no se puede servir a ambos.

Mammon, el lado oscuro de la cartera

Esta realidad adquiere una dimensión artística reveladora en la pintura 'La Adoración a Mammon' de Evelyn De Morgan, 1909, figura destacada del movimiento prerrafaelita. La escena plasmada por De Morgan muestra a una mujer que, tras elegir abandonar a Dios y someterse a Mamón, se aferra con desesperación a la estatua que lo representa, buscando su rostro con ansia. La estatua, portadora de una bolsa de oro, se convierte en el foco de su deseo, superando el mero apego a la riqueza y transformándose en una verdadera idolatría hacia Mamón, un acto que la artista interpreta como una renuncia al amor de Dios y una auto imposición de la perdición.

 

Incompatibilidad

La firme declaración de Jesús sobre la incompatibilidad del servicio a Dios y al dinero pone de manifiesto la tendencia persistente a tratar la fe y las finanzas como esferas separadas, aunque intrínsecamente vinculadas, donde las decisiones en una repercuten directamente en la otra.

El pintor neerlandés Hieronymus Bosch, El Bosco, capturó esta dicotomía en su obra 'La muerte y el avaro' (c. 1494), con el comentario: 'Intentó servir tanto a Dios como a Mamón'. El panel representa la agonía de un avaro y la inminencia de su juicio final, a través de una serie de oposiciones visuales entre el bien y el mal. Bosch contrapone elementos como una linterna infernal portada por un demonio sobre el lecho con el rayo de luz divina que emana de la cruz; la exhortación de un ángel a contemplar el crucifijo en la ventana con la tentación de un demonio que ofrece oro desde debajo de las cortinas; y la presencia amenazante de la muerte a la izquierda con la escena central de la hipocresía del avaro, quien, mientras guarda monedas en la caja fuerte con la ayuda de un demonio con rostro de rata, sostiene un rosario en su mano. La escena se completa con un demonio que emerge de un cofre con un documento sellado, posiblemente una indulgencia o evidencia de las transacciones financieras del avaro.

Samuel Taylor Coleridge, 1818, poeta, crítico y filósofo inglés, uno de los fundadores del romanticismo en Inglaterra, escribió: ¿Cuáles son las perspectivas reales del mundo? Solo sé que Mammon y Belial son los dioses de la época, y que ninguna de las dos uniones puede servir tanto a Dios como a Mammón. "

 

Dilema

El dilema entre Mamón o Dios es una elección que Jesús presenta claramente al discípulo en el manejo de sus finanzas. La respuesta a esta disyuntiva se encuentra en el llamado a priorizar la búsqueda del reino de Dios, con la promesa de que 'todas estas cosas os serán añadidas' (Mateo 6:33). La clave para experimentar la provisión divina no radica en amar al dinero (Eclesiastés 5:10), sino en la devoción al Dios que es el origen de toda riqueza.

Friedrich Nietzsche escribió en su libro “The Dawn of Day” que, con la ausencia de Dios creciendo en la cultura occidental, reemplazaríamos a Dios por el dinero:

¿Qué es lo que induce a un hombre a usar pesos falsos, a otro incendiar su casa después de haberla asegurada por más de su valor, mientras que tres cuartas partes de nuestras clases altas se entregan al fraude legalizado? No es una verdadera necesidad, ya que su condición de vida no es en absoluto precaria, pero es impulsados día y noche por una terrible impaciencia a ver acumularse su riqueza y por un anhelo y amor igualmente terrible por estos montones de oro. Lo que una vez se hizo “por el amor de Dios” ahora se hace por el amor al dinero, es decir, por el amor a lo que en el presente nos brinda la más alta sensación de poder y una buena conciencia.

 

Oposición a la Palabra

La Biblia advierte, en Marcos 4:18-19, sobre la capacidad de Mamón para obstruir la efectividad de la Palabra divina: 'Y otros son los que fueron sembrados entre espinos; éstos son los que oyen la palabra, pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran, y ahogan la palabra, y se hacen infructuosos'.

Jonathan Sacks, ex Rabino Jefe de Gran Bretaña, ilustró este principio en una presentación para el Institute of Economic Affairs en Londres, sobre el tema de 'Mercado y moralidad', compartiendo el relato de un exitoso pero desilusionado empresario que buscaba orientación rabínica. El rabino llevó al empresario a una ventana y le preguntó: 'Dígame, ¿qué ve?'. La respuesta fue: 'Veo un hermoso jardín, el sol brilla y hace buen día'. Al ser llevado a un espejo, la observación cambió a: 'Sólo me veo a mí mismo'. Sacks interpretó este fenómeno así: 'Eso es lo que ocurre cuando tu vista está cubierta de plata. En lugar de la realidad del mundo, sólo te ves a ti mismo. Eso es lo que hace el dinero. Aparece una niebla ante nuestros ojos y tu visión del mundo se distorsiona'.

Esta analogía revela la influencia de Mamón en la desviación del compromiso espiritual inicial, con individuos que priorizan los deseos económicos y se alejan de la relación con Dios. Mamón demuestra ser una fuerza persuasiva, que explota hábilmente las vulnerabilidades humanas para separarlas de la verdad y de la plenitud en la relación con Cristo.

Johan Wolfgang van Goethe, fue un poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán en 1818 escribió FAUSTO sobre el trabajo de Mammon. Fausto hace un trato con él: el demonio hará todo lo que Fausto quiera mientras esté en la tierra, y a cambio Fausto servirá al demonio en la otra vida.

“Maldito sean Mammon y sus tesoros que nos hacen acometer empresas temerarias y que nos embriagan después ofreciéndonos la copa de ilícitos placeres”

 

Venciendo a Mammon

Como se ha señalado, Jesús ofrece la clave para vencer a Mamón en Mateo 6:33: buscar el reino de Dios como prioridad en la vida del discípulo financiero. La búsqueda del reino de Dios a través de su Palabra proporciona las claves y la guía para vivir una vida financiera plena y con propósito, objetivo central de esta serie sobre Discipulado Financiero.

La autenticidad del dinero se revela al exponerlo a la luz; de manera análoga, cuando nuestros valores financieros son examinados a la luz de la Palabra de Dios, las falsas influencias de las riquezas se identifican y se contrarrestan eficazmente. En este sentido, el dinero es el lenguaje del mundo, y la Palabra de Dios es la traducción que nos conduce a la verdadera libertad financiera. Un detective de Scotland Yard, jefe de la brigada de fraude, ilustró este principio al responder a la pregunta de cómo distinguir el dinero real del falso: 'No paso mucho tiempo mirando billetes falsos', explicó, 'sino que me concentro en los auténticos. Así, los falsos se hacen evidentes'.

Por lo tanto, el dinero nunca debe ser un objetivo o un fin en sí mismo. Concentrarse en la acumulación de riqueza sin un propósito claro implica servir a Mamón. El dinero debe ser un medio para alcanzar metas, no un fin. Además, nunca debe ser la principal prioridad; las personas deben prevalecer sobre el dinero, utilizándolo para propósitos relacionales, para liberar el potencial que Dios les ha dado. Finalmente, el dinero no debe esclavizarnos, lo cual se logra evitando las deudas y cultivando el contentamiento y la gratitud, como advierte Proverbios 22:27: 'porque, si no tienes con qué pagar, te quitarán hasta la cama en que duermes', y Hebreos 13:5: 'Manténganse libres del amor al dinero y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré»

Existen síntomas que pueden alertarnos sobre una posible esclavitud a Mamón: preocupación y ansiedad, desorden financiero y mala gestión, déficit financiero estructural, mentalidad de limitación económica, compra impulsiva, tacañería o falta de generosidad, codicia y avaricia, descontento, sobreendeudamiento y sobreestimación del poder del dinero."

 

Mammon es derrotado

En definitiva, Jesús triunfó sobre Mamón y todas las fuerzas opuestas, como se declara en Colosenses 2:15: 'Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en él'.

En la cruz, la victoria de Cristo abarcó las diversas esferas del poder:

el poder político (representado en su entrega a Pilato),

el poder religioso (a través de la acusación de los fariseos),

el poder militar (en los malos tratos infligidos por los soldados romanos) y

el poder económico (simbolizado por su traición y venta por parte de Judas).

Por consiguiente, la muerte de Jesús nos asegura una completa libertad, incluyendo la libertad económica. Como afirma 1 Corintios 6:20: 'Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios'.

 

Reflexión Final

Hemos desvelado el rostro de Mammon, no como una mera metáfora del dinero, sino como una fuerza espiritual astuta que compite ferozmente por nuestra devoción. Desde la sutil seducción en nuestras carteras hasta la distorsión de nuestra visión del mundo, Mammon busca desviar nuestra lealtad del Dios viviente hacia el brillo engañoso de las riquezas.

Las tentaciones del endeudamiento, la insatisfacción constante, la preocupación y la avaricia son los síntomas de una batalla espiritual por el control de nuestro corazón y, por ende, de nuestras finanzas. Mammon promete seguridad, pero entrega cadenas; promete felicidad, pero deja un vacío; promete poder, pero nos convierte en sus esclavos.

Que tu cartera no sea una fortaleza para Mammon, sino un reflejo del corazón de un siervo de Dios, libre, generoso y en paz.

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