Comendador Escrivá (siglos XV y XVI)

La historia habla de él como un valiente guerrero. La fama posterior del Comendador Escrivá se debe a uno de sus poemas sobre la muerte.

01 DE ABRIL DE 2022 · 09:50

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Foto de Jr Korpa, Unsplash.

Son pocos y confusos los datos que tenemos de este Comendador. Su fecha de nacimiento ha sido situada entre los años 1494 y 1495 en la provincia de Valencia. En su documentado libro Historia de la Literatura Catalana, Martí de Riquer distingue la figura histórica del poeta Joan Ram Escrivá, activo solamente en catalán, de la que corresponde a la del Comendador Escrivá, que escribe en castellano. Según otros historiadores, el verdadero nombre de nuestro Comendador sería ‘mossén’ Pedro Luys Escrivá, nacido en Xátiva, “cavallero del hábito de San Juan”.

La historia habla de él como un valiente guerrero. En 1521 lo encontramos defendiendo el castillo de Corbera en nombre del Duque de Gandía. Ese mismo año lo vemos peleando en Gandía con las fuerzas de Diego Hurtado de Mendoza.

Al Comendador Escrivá no se le conocen actividades religiosas destacadas. Fue embajador del rey Fernando el Católico ante el Vaticano. Además de caballero del hábito de San Juan se cuenta que recibió el hábito de Santiago de manos del propio Papa.

Unos historiadores de su vida afirman que murió con 87 años. Otros calculan 76.

La fama posterior del Comendador Escrivá se debe a uno de sus poemas sobre la muerte. Aún cuando en esta sección escribo sobre Dios en la poesía religiosa, ofrezco aquí dicho poema, porque Dios es también autor de la muerte, según se lee en el capítulo nueve de la epístola a los Hebreos.

Ven, muerte tan escondida

Ven, muerte tan escondida,

que no te sienta conmigo,

porque el gozo de contigo

no me torne a dar la vida.

 

Ven como rayo que hiere,

que hasta que ha herido

no se siente su ruïdo,

por mejor herir do quiere:

así sea tu venida,

si no, desde aquí me obligo

que el gozo que habré contigo

me dará de nuevo vida.

 

Vos me matáis de tal suerte

y con pena tan gloriosa,

que no sé más dulce cosa

que los trances de mi muerte.

 

E de ella soy tan ufano,

tan penado e tan contento,

que no trocaré un tormento

por mil bienes de otra mano.

Y, pues que quiso mi suerte

darme pena tan gloriosa,

no quiero más dulce cosa

que los trances de mi muerte.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Dios en la poesía religiosa española - Comendador Escrivá (siglos XV y XVI)