El aire que respiramos, de Glen Scrivener

Un fragmento de “El aire que respiramos. Cómo llegamos todos a creer en la libertad, la misericordia, el progreso y la igualdad”, de Glen Scrivener. (Andamio Editorial, 2023). Puede saber más sobre el libro aquí.

Un pez de colores más mayor pasa nadando

junto a un par de mocosos.

“¿Qué tal está el agua, muchachos?”, les pregunta.

“¿Agua?”, preguntan ellos. “¿Qué es agua?”.

Los peces de colores no ven el agua. Los peces de colores ven lo que está en el agua, ven lo que el agua refracta, pero asumo (sí, asumo porque no he realizado las investigaciones necesarias) que los peces de colores no ven el agua en sí. Y, sin embargo, ahí está. Es el entorno en el que viven. Universal, pero invisible. Da lugar a todo lo que hacen y todo lo que ven. Pero no lo ven.

Este es el argumento de este libro: si eres occidental (hayas pisado una iglesia o no, hayas echado un vistazo a una Biblia o no, ya sea que te consideres ateo, pagano o un caballero jedi) eres un pez de colores y el cristianismo es el agua en la que nadas.

O, dicho con otras palabras, el cristianismo es el aire que respiramos. Es nuestra atmósfera. Es nuestro entorno, que no vemos y que está por todas partes. Y, igual que haría un maestro espiritual (si soy sincero, soy un clérigo anglicano, así que encaja bien), voy a pedirte que te concentres en tu respiración. Esta es una técnica común en muchas de las grandes tradiciones religiosas.

El líder religioso no te invita a que empieces a respirar. Es algo que dominas: 20 000 respiraciones al día, ¡respiras de manera innata! Sin embargo, percibir nuestra respiración nos ayuda a centrarnos. ¿Lo estás haciendo ahora? De repente, te relajas. Te das cuenta de tu dependencia. Tienes el cuerpo de una criatura con necesidades, ritmos y una dimensión física. Eres consciente de la conexión que tienes con el mundo a tu alrededor y de tu lugar dentro de él.

Este libro es como esa práctica. Pero, en lugar de oxígeno, estoy hablando de creencias e intuiciones. Lo que quiero que hagas es que percibas tu dependencia del ambiente que te rodea y tu lugar en el mundo de las ideas. Tienes la oportunidad de parar y prestar atención al ambiente tan cristiano en el que vives.

“¿Cristiano?”, te preguntarás. “No estoy seguro de que mi mundo sea particularmente cristiano”. Este libro, en gran medida, trata de defender esto. Puedes juzgar hasta qué punto tiene éxito, pero esta es mi tesis: dependemos de valores y objetivos (y de las maneras de pensar sobre estos valores y objetivos) a los que la revolución de Jesús (también conocida como “cristianismo”) ha dado forma de manera profunda y distintiva. Estos valores están tan extendidos que los consideramos universales, obvios y naturales: el aire que respiramos.