"Redescubrir la palabra", de Máximo García Ruiz

Tras leer detalladamente el libro que estoy comentando, es mi opinión que a su autor le importa hasta límites máximos que los cristianos entiendan en totalidad y profundidad el mensaje de la Biblia.

21 DE OCTUBRE DE 2016 · 07:40

Máximo García,Máximo García
Máximo García

De Ralph W. Emerson, ensayista y poeta norteamericano del siglo XIX, dicen que dijo: “El espíritu humano saldría tal vez ganancioso si todos los escritores de segunda fila desaparecieran”.

Aún cuando su augurio se cumpliera algún día, siempre nos quedaría Máximo García, escritor de primerísima fila. Este hombre nos tiene acostumbrados, en sus 26 libros publicados, a un tipo de escritura adecuada, concretada con el mayor relieve y talento. Máximo, a lo que yo entiendo de letras, escribe desde una altura erudita que le prestigia, pero lo hace de forma que puede ser entendido por el caracol y la jirafa, según la conocida metáfora. Es decir, lo que este autor escribe lo entienden los de mentes privilegiadas y los de menos alcance intelectual.

Máximo García, que podría escribir del tema que se le antojara, que como ensayista está capacitado para abordar los mismos problemas sociales y filosóficos que preocuparon a hombres como Alberto Camús o Miguel de Unamuno, canaliza su vocación de escritor hacia la fe cristiana que abrazó a los 17 años. Sigue al pie de la letra el consejo del asturiano Armando Palacio Valdés: “El escritor debe tomar la pluma como un instrumento sagrado que Dios puso en sus manos para ennoblecer la vida”.

En este libro, tal como escribe en el prólogo el poeta Alfredo Pérez Alencart, Máximo pretende con su escritura “arribar al corazón de la Palabra”, ahora que la doctrina y la teología han tomado un rápido movimiento de aceleración.

No soy partidario de una crítica literaria que no presente a los lectores, cuando menos, un breve perfil biográfico del autor del libro que se comenta. Yo jamás olvido lo que estimo un deber.

Máximo García es ante todo y por encima de todo pastor de almas. Pastor encuadrado en la Unión Evangélica Bautista Española (UEBE), denominación a la que ensalza con frecuencia en sus escritos. Hace bien. Lealtad ideológica. La teología ha sido siempre su fuerte. La Universidad Bíblica Latinoamericana le otorgó una licenciatura en esta materia. La prestigiosa Universidad de Salamanca elevó el grado a doctor en Teología. Luego en este libro conoce bien el terreno que pisa. Como profesor, ha impartido clases de Sociología, Historia de las Religiones e Historia de los Bautistas en la Facultad Protestante de Teología de la UEBE. Fiel a sus posiciones ecuménicas moderadas –nada que ver con una apertura sincretista-, pertenece a la Asociación católica de Teólogos y Teólogas Juan XXIII.

¿Se enojará conmigo Samuel Escobar, amigo muy entrañable? ¿Me corregirá desde las alturas eternas José Grau, otro hombre a quien admiré y quise, teólogos ambos, si escribo aquí que Máximo García está considerado como el teólogo más profundo del protestantismo español? Pues dicho y sostenido queda. Digo más, Máximo figura en el Diccionario de Teólogos editado por Monte Carmelo, libro que recoge los datos biográficos de teólogos pertenecientes al siglo XX y reconocidos a nivel mundial.

A lo largo de mi vida como escritor (53 libros) y crítico literario, he tenido en cuenta la observación de mi adorado Don Quijote en el sentido de que las comparaciones son odiosas. Pues a pesar de saberlo, insisto en que los mejores tiempos del Consejo Evangélico de Madrid fueron aquellos en los que Máximo García ejerció primero como secretario ejecutivo y después como presidente del referido organismo.

“Redescubrir la Palabra” consta de siete capítulos. Los enumero aquí para que tengan una idea del libro aquellos que no puedan acceder al mismo.

Introducción general.

El mundo judío.

El mundo grecorromano.

Claves para entender la Biblia.

El misterio de los milagros.

Relectura bíblica.

¿Es la Biblia la Palabra de Dios?  

Este temario se desarrolla a lo largo de 219 páginas. Explicando los motivos que le llevaron a componer esta obra, Máximo puntualiza: “La Biblia es como esos acuíferos ocultos a varios metros bajo la superficie de la tierra que contienen una inmensa e imprescindible riqueza necesaria para sustentar la vida, pero que es preciso descubrir y sacar a flote a fin de extraer el agua del fondo en donde se encuentra almacenada, con el propósito de tener acceso al líquido elemento y aprovechar sus beneficios. Podemos transitar por encima de esos acuíferos y no ser consciente de que existen y, por esa razón, no beneficiarnos de su riqueza.  Algo semejante puede ocurrir, y ocurre con frecuencia, con la Biblia. De ahí la necesidad de realizar una relectura del texto, volver a pasar sobre su contenido para descubrir lo que hasta ese momento nos ha quedado en oculto”.

Tras leer detalladamente el libro que estoy comentando, es mi opinión que a su autor le importa hasta límites máximos que los cristianos entiendan en totalidad y profundidad el mensaje de la Biblia. Para lograrlo es preciso leerla y releerla, tema que desarrolla en el luminoso capítulo VI, al que pondrán algunos reparos las mentes de ideas tradicionalistas, incapaces de aceptar otras interpretaciones que no sean las heredadas de los abuelos.

Para Máximo, la invitación a la relectura de la Biblia no es nueva. Esa práctica tiene base firme tanto en los cuatro Evangelios como en las epístolas de Pablo.

La cultura moderna exige al cristiano un conocimiento lo más amplio posible del mensaje bíblico. La Biblia, leída en profundidad y correctamente interpretada, contiene la respuesta divina a la cultura esencialmente secular. Se trata de una contracultura que proporciona una visión de la sociedad, la política, la economía y de todas las áreas de acción y reflexión del hombre, pero desde la perspectiva de lo alto, del Divino, del Eterno. Los cristianos tibios de este conflictivo siglo XXI han abandonado la idea de ser contracultura, quiero decir, de dar respuesta y alternativa a la cultura imperante. Por desgracia para ellos, se han conformado con ser subcultura, una opción más en el mercado de las religiones.

He escrito este libro –dice el autor- “a fin de poder leer la Biblia desde una perspectiva libre de prejuicios, incorporando herramientas capaces de ayudar a descubrir el qué y el por qué de su contenido”.

Un libro que no debería faltar en los hogares de cristianos maduros en la fe y, menos aún, en la biblioteca del líder evangélico.

En palabras del autor del prólogo, Alfredo Pérez Alencart, se trata de “un libro imprescindible, de esos que –tras una atenta lectura- dejan huella indeleble no sólo en el espíritu, sino también en las entrañas, en el ser completo que somos”.

 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El punto en la palabra - "Redescubrir la palabra", de Máximo García Ruiz