Raíces antropológicas de la bioética (VI)

El conductismo es un sistema de investigación que considera la conducta (behaviour en inglés, de ahí que también se hable de “behaviorismo”) como el único objeto de la psicología, mientras que la conciencia y sus procesos quedan excluidos de su ámbito de estudio. Frente a una antigua ciencia del alma o de la conciencia, a principios del siglo XX, el conductismo opondrá una radical ciencia de la conduct"/>

Antropología conductista

Raíces antropológicas de la bioética (VI)

El conductismo es un sistema de investigación que considera la conducta (behaviour en inglés, de ahí que también se hable de “behaviorismo”) como el único objeto de la psicología, mientras que la conciencia y sus procesos quedan excluidos de su ámbito de estudio. Frente a una antigua ciencia del alma o de la conciencia, a principios del siglo XX, el conductismo opondrá una radical ciencia de la conduct

25 DE JULIO DE 2009 · 22:00

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Se asume que en el hombre no habría una realidad llamada “mente”, ni tampoco procesos mentales que pudieran ser investigados, sino únicamente un mecanismo de estímulo-respuesta. Sólo serían susceptibles de análisis y estudio psicológico aquellas actitudes de réplica de los seres vivos a determinados incentivos provocados por el medio ambiente. Lo importante serían los datos fisiológicos, la formación de los actos reflejos, pero sin tener en cuenta aquello que ocurre dentro del individuo entre el estímulo y la respuesta. Tales cambios de conducta, o aprendizajes, se investigaban primero en animales para aplicarlos después al ser humano. Se pasaba, de manera indiferenciada, de la conducta animal a la humana mediante el principal instrumento conductista: la estadística. Detrás de todo este sistema estaba también la creencia biologista que equiparaba el hombre al animal.
 
Uno de los divulgadores del conductismo, Skinner, afirmó que lo mejor sería olvidar la antigua creencia de que el hombre es un ser libre y responsable ya que la antropología conductista habría comprobado que la conducta humana está determinada por el ambiente y que modificando éste podría cambiarse aquella a voluntad (B. F. Skinner, Más allá de la libertad y la dignidad, Fontanella, Barcelona, 1977, p. 32). Se llegó incluso a proponer que, por tanto, lo mejor sería que expertos en tecnología de la conducta y en ingeniería social decidieran lo que era mejor para la sociedad y qué comportamiento debía tener ésta en cada ocasión. Tales ideas hacían surgir términos contrapuestos como los de “dictadura” y “libertad”. No obstante, la utopía skinneriana pretendió soslayarlos aduciendo que se trataba sólo de falsos problemas de origen lingüístico. Durante la primera mitad del presente siglo el conductismo imperó en el mundo entero, sin embargo nunca mantuvo completamente sus pretensiones. A partir de los años cincuenta se inició el declive del conductismo y empezó a fortalecerse la idea de que no es posible reducir la mente a la conducta. Los estados mentales se conciben hoy como realidades que pueden tener incluso efectos físicos. De manera que la problemática mente-cerebro, que esconde en el fondo el antiguo problema de la relación alma-cuerpo, vuelve a la palestra de las discusiones filosóficas y científicas actuales.
Artículos anteriores de esta serie:
 1¿Qué es el hombre? 
 2Antropología existencialista 
 3Antropología estructural 
 4Antropología neomarxista 
 5Antropología biologista 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - ConCiencia - Antropología conductista