La encarnación de Cristo

La Encarnación de Jesús en una mujer hebrea como la virgen María constituye la demostración más misteriosa de que Dios ha tomado la iniciativa y se ha acercado a la Humanidad.

21 DE DICIEMBRE DE 2024 · 23:00

Imagen de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/fotos/una-silla-de-mimbre-con-una-manta-Z2CXw400oBg#:~:text=Foto%20de-,Jon%20Carlson,-en%20Unsplash">Jon Carlson</a>, Unsplash.,
Imagen de Jon Carlson, Unsplash.

La doctrina de la Encarnación (la creencia cristiana de que Dios se hizo hombre en Jesús) es la piedra de tropiezo principal para el ser humano de todos los tiempos. 

Es algo “insoportable para la razón”, como dijera el matemático francés, Blaise Pascal, en el siglo XVII. Algo difícil de aceptar hoy, en una época fascinada por la demostración, por la comprobación, por el experimento científico.

Aunque, lo cierto es que nunca fue un mensaje fácil de acoger. El misterio teológico más difícil de aceptar no es el de la Trinidad, sino el de la Encarnación. La historia de 2000 años de HEREJÍAS demuestra lo difícil que es reconocer la presencia de Dios en el ser humano, la unidad indivisible de Dios y el hombre.

El origen divino de Jesús dio pie, ya en la antigüedad, a una CALUMNIA de parte de quienes lo negaban. Los primeros cristianos tuvieron que contestar la DIFAMACIÓN que sostenía que Jesús había nacido de fornicación

Probablemente el versículo de Juan 8:41 es una alusión a esta calumnia. Jesús dialoga con los judíos y les dice: Vosotros hacéis las obras de vuestro padre (el diablo). Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación (como tú); un padre tenemos, que es Dios.

Los judíos le echan en cara a Jesús su supuesto origen ILEGÍTIMO. Esta calumnia elaborada por los judíos fue recogida y  divulgada después en el mundo gentil por el filósofo griego Celso, en el siglo II d. C. En su obra, Discurso Verdadero contra los Cristianos, Celso escribió que María fue condenada por ADULTERIO ya que tuvo un hijo de un soldado romano llamado PANTERA.

El Talmud de Jerusalén y otros escritos judíos medievales reforzaron esta idea con objeto de SATIRIZAR las creencias cristianas y decir que Jesús no fue el Mesías.

La mitología en torno a este soldado Pantera fue creciendo, hasta que el siglo XIX (1859) se encontró en Alemania una tumba romana con una estela funeraria en la que aparecía el nombre de un soldado:  Tiberio Julio Abdes Pantera.

Esto fue suficiente para que los escépticos (anticristianos) acabaran de confeccionar el montaje de esta LEYENDA y se dedicaran a popularizarla. Pero ¿qué hay de cierto en todo esto?

Ya en el siglo II d. C., el exégeta cristiano Orígenes calificó de PURO INVENTO las ocurrencias del pagano Celso. Su leyenda de que una muchacha judía piadosa, como la virgen María, de una familia tradicional, se hubiera AMANCEBADO con un soldado de Roma, resultaba tan increíble que pronto se vio como una DIFAMACIÓN interesada de un PAGANO, que lo único que pretendía era restaurar la antigua religión de los DIOSES OLÍMPICOS, ante el imparable avance del cristianismo

De manera que esta leyenda fue DESESTIMADA a lo largo de la historia, no solo por su carácter marcadamente ANTICRISTIANO, sino sobre todo por la ausencia de pruebas o de referencias sólidas que aportaba Celso, quien se apoyaba siempre en fuentes INDIRECTAS. 

Sin embargo, pesar de todo esto (dejando aparte semejante ocurrencia interesada de Celso), la idea de Encarnación de Jesús continúa siendo algo extraordinario e incluso decisivo para la historia de la humanidad (sobre todo para la historia de Occidente).

La Encarnación es extraordinaria porque gracias a ella el cristianismo ha conseguido unir lo que siempre había estado separado.

Se ha conjugado lo FÍSICO con lo METAFÍSICO, lo MATERIAL con lo ESPIRITUAL, la INMANENCIA con la TRASCENDENCIA, lo humano con lo divino en una sola persona.  

De manera que el relato cristiano de la Encarnación supone un DESCUBRIMIENTO, una reconciliación de aquello que tantos filósofos de la antigüedad habían separado, sobre todo Platón, los gnósticos y hasta los místicos españoles del siglo XVI (como Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz).

La carne ya no es enemiga del Espíritu

Lo material estará íntimamente fusionado con lo espiritual, desde el mismo instante en que Dios se encarna en Jesucristo. A partir de ese momento, la idea de Encarnación pertenece a la historia y, de manera especial, a la historia cultural de la humanidad. El encuentro entre Dios y el cuerpo humano, entre el LOGOS y la CARNE, provocará una revolución cultural en el ámbito de lo religioso que transformará el mundo occidental. 

La creencia en un Dios-hombre (o en un hombre-Dios) va a cambiar para siempre las ideas que el ser humano tenía de la divinidad. El hombre ya no tiene que vivir sumido en el terror de los dioses, ni en los conjuros o prácticas mágicas.

Dios ya no es un extraño, alejado o celoso, como el dios de Prometeo, (aquél mítico titán griego que robó el fuego de los dioses para dárselo a los hombres), sino que Dios ama al ser humano y se interesa particularmente por él.  

A Dios se le puede ya reconocer en el rostro de cada hombre y de cada mujer. Hay un maravilloso intercambio entre nosotros y Él.

La Encarnación de Jesús nos dice que Dios y el hombre son el uno para el otro. Es un ENCUENTRO que no nos desgarra, sino que nos ENRIQUECE infinitamente. 

La relación entre el cielo y la tierra ha dejado ya de ser terrorífica (como lo era en todas las religiones inventadas por los hombres) para convertirse en una relación de amor íntimo, de grandeza, de enriquecimiento personal.

El hombre se convierte así en la imagen de Dios

Por tanto, Occidente aparece, se quiera o no reconocer hoy, unido al dogma de la Encarnación de Cristo. 

Tal como decía Hegel (el famoso filósofo alemán del XVII) “la historia parece girar en torno al quicio (parte del marco de una puerta donde se insertan las bisagrasde la aparición de Cristo”.

Jesucristo se convierte así en el ESPEJO en el que el ser humano ha intentado mirarse y comprenderse

A partir de la Encarnación de Jesús, el hombre de Occidente ya no tiene por qué dirigirse a los dioses (como en Delfos, donde iban los griegos a consultar el oráculo de los dioses antes de tomar decisiones importantes),

-o incluso ante Jehovah en el Sinaí,

-ni solamente ante uno mismo (como enseñara Sócrates),

-o ante los demás (como decía Aristóteles),

-Sólo hay que dirigirse a Cristo, convertido en Dios y en hombre verdadero.

En el prólogo del evangelio de Juan, así como en el prólogo del libro del Génesis, el hombre es llamado a COMPRENDERSE como la imagen de aquél que es la imagen de Dios por excelencia. 

Lo que Cristo ha traído a la humanidad es la imagen de un Dios que abandona su rostro de poder y se hace cercano al hombre. 

¿Hubiera podido Jesús de Nazaret marcar de esta manera tan profunda la CONCIENCIA de los hombres, durante miles de años a lo largo de la Historia, si sólo hubiera sido un hombre, por muy extraordinario que fuera?

Esta es la pregunta que debe responderse cada cual 

Todos los escritores del NT, así como los miembros de las comunidades cristianas primitivas que leían sus escritos, creían realmente que Jesús era Dios manifestado en carne.

Toda la revelación que hemos heredado del AT acerca de lo que Dios es, así como todo el descubrimiento de lo que es el hombre, que debemos a Grecia, se encuentra REUNIDO en una sola idea, quizá loca pero también apasionante, la idea del hombre-Dios, la de la Encarnación de Jesús. 

San Juan escribirá en su evangelio (Jn. 1:1-3): En el principio era el Verbo (Logos, Palabra), y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Y en el v. 14: Y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad.

No se podía escribir una frase que ESCANDALIZARA más, tanto a los griegos (Celso) como a los mismos hebreos.

Para los GRIEGOS PAGANOS era un escándalo aceptar la plena humanidad del Hijo de Dios porque la CARNE era materia putrefacta, un lugar indigno para la divinidad.

Mientras que para los JUDÍOS era absurdo pensar que la Palabra definitiva de Dios se hubiera aparecido y materializado en la DEBILIDAD de aquel galileo llamado Jesús. 

El profeta Isaías había escrito siglos antes: toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo (...) Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre (Is. 40:6-8).

Según los hebreos, la Palabra de Dios se oponía a la carne porque la Palabra era eterna e inmutable, mientras la carne era finita y perecedera.

El evangelista Juan, el resto de los apóstoles y, en general, la iglesia primitiva,conocían bien todos estos prejuicios de las gentes de su época.

Y, a pesar de todo, declararon que “el Verbo se hizo carne”, que Dios se hizo hombre en la fragilidad e impotencia de aquel niño, el hijo de María. 

¡Hermanos, esto es lo que debemos hacer también nosotros hoy, en la NAVIDAD del 2024! ¡Proclamar a los cuatro vientos que Dios sigue vivo en Jesús! ¡Dios no ha muerto! ¡Su corazón sigue palpitando en los nuestros!

La Encarnación de Jesús en una mujer hebrea como la virgen María constituye la demostración más misteriosa (insoportable para la razón humana carnal) de que Dios ha tomado la iniciativa y se ha acercado a la Humanidad.

 

¡Protestante Digital te necesita!

Gracias a quienes aportan económicamente podemos hacer esta labor de comunicación desde una perspectiva evangélica a través de una plataforma gratuita, con el propósito de ser sal y luz en nuestra sociedad. Si quieres que Protestante Digital pueda continuar con esta labor, ¡anímate a ser parte! Te necesitamos. 

Encuentra más información en apoya.protestantedigital.com.

Si lo prefieres puedes donar por Transferencia Bancaria. Asunto “Donativo Protestante Digital” en la cuenta de la Alianza Evangélica Española (CaixaBank): ES37-2100-0853-5702-0025-3551

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - ConCiencia - La encarnación de Cristo