Polvo en el viento
Dios hace que todo cambie, su simple presencia lo transforma todo de tal manera que hasta las frustraciones parecen tener sentido.
25 DE NOVIEMBRE DE 2024 · 09:28

A finales de los años setenta el grupo Kansas se hizo famoso en todo el mundo con una canción deliciosa titulada Dust in the Wind. Compuesta por Livgren, uno de los componentes del grupo, expresa la idea de que todo lo que ocurre en la vida es sólo “polvo en el viento”. El compositor explicó que en cierto modo estaba basada en la idea de que somos polvo y volvemos al polvo, narrando la misma sensación que tiene el escritor del Eclesiastés al decir que nuestra vida es un “correr detrás del viento”. El grupo tenía además otros dos músicos muy conocidos: los hermanos Dino y John Elephante, creyentes los dos. John se consagró más tarde como uno de los mejores productores y músicos de música pop evangélica en los años ochenta y noventa. Estos son alguno de los versos de la canción:
“Cierro los ojos solo por un momento
Y el momento pasa.
Todos mis sueños
pasan por delante de mis ojos,
Polvo en el viento, todo es polvo en el viento.
La misma vieja canción es solo una gota de agua
En un mar sin fin.
Todo lo que hacemos se desmorona,
Aunque no queramos verlo.
No te resistas, nada es para siempre
Todo tu dinero no podrá comprar otro minuto”.
Si en nuestra vida buscamos satisfacción momentánea, podemos encontrarla en cualquier lugar; pero si lo que necesitamos es que nuestros deseos de eternidad tengan un sentido, necesitamos mirar a Dios. Él hace que todo cambie, su simple presencia lo transforma todo de tal manera que hasta las frustraciones parecen tener sentido. Si no lo crees, escucha lo que Él está dispuesto a hacer con cada uno de nosotros… y ¡Créelo!
“Si te das a ti mismo en servicio del hambriento, si ayudas al afligido en su necesidad, tu luz brillará en la oscuridad, tus sombras se convertirán en luz de mediodía. Yo te guiaré continuamente, te daré comida abundante en el desierto, daré fuerza a tu cuerpo y serás como un jardín bien regado, como un manantial al que no le falta agua”( Isaías 58:10-11).
Cuando vivimos así, no sólo hacemos que el mundo sea mejor porque ayudamos a los demás, sino que nosotros mismos encontramos nuestro lugar. Lo que hacemos deja de ser polvo que se lleva el viento: Dios nos ha convertido en herederos de la eternidad. Cuando ayudamos a otros, no sólo vivimos nosotros, sino que “algo” de nosotros mismos permanece para siempre en la vida de quienes amamos. Cuando nos damos a nosotros mismos aprendemos a vivir como Dios vive.
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Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Polvo en el viento