El poder de la oración

Es el momento de tomar la decisión más importante en nuestra vida: comprometernos a vivir cara a cara con Dios, desnudar nuestro corazón delante de Él en todo momento, y buscar su presencia cada día.

30 DE JULIO DE 2018 · 08:00

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La misión es una película británica dirigida por Roland Joffé en el año 1986, e interpretada por Robert De Niro y Jeremy Irons entre otros. Basada en una historia real, en el cartel que anunciaba la película aparece la frase: “En lo más profundo de la jungla en Sudamérica dos hombres llevaron la civilización a las tribus nativas. Ahora después de  muchos años en los que lucharon juntos, se encuentran en el mayor conflicto uno con el otro en la dramática lucha para que los nativos puedan ser independientes. Uno cree en el poder de la oración  El otro cree en el poder de la espada”.

El poder de la oración. Se han escritos miles de libros que nos han demostrado una y otra vez la certeza del cuidado de Dios y de su respuesta a los deseos de nuestro corazón. Hemos leído en centenares de ocasiones los versículos y las promesas de Dios en su Palabra, en el sentido de que Él nos escucha, nos habla e interviene en el universo como resultado de vivir confiando y descansando en Él pero… seguimos despreciando el hecho de pasar tiempo con quién más nos ama, con nuestro Padre Celestial. Seguimos demasiado ocupados en las tonterías del día a día como para decidir dejar de controlarlo todo y permitir que sea Dios el que dirija nuestra vida. Y así nos va. 

Ahora mismo es el momento de tomar la decisión más importante en nuestra vida: comprometernos a vivir cara a cara con Dios, desnudar nuestro corazón delante de Él en todo momento, y buscar su presencia cada día. ¡Decidir que la relación con nuestro Padre sea tan importante como respirar! Porque, entre otras cosas, cuando venimos delante de Dios, dejamos de pensar que podemos arreglarlo todo, para permitir que Él controle todas las circunstancias de la vida. Abandonamos la preocupación para llenarnos de paz. Descansamos en la creatividad de Dios para solucionar nuestros problemas. 

Cuando oramos reconocemos que Dios no sólo está más allá de nuestro entendimiento y no lo podemos controlar, sino que vive en dimensiones que ni siquiera podemos imaginar. Cuando nos acercamos a Dios, somos revestidos de su poder. Recuerda: el cristianismo desarmó por completo al imperio romano, “simplemente” orando y honrando a Dios en todo; sin necesidad de tomar una sola espada, a pesar de haber sido perseguidos y tener que entregar sus vidas en los circos romanos. Vencieron a los dioses que ellos adoraban, porque ¡Los dioses inventados por los hombres son absolutamente predecibles! Nuestro Creador es incontrolable e impredecible porque su imaginación sobrepasa cualquier límite ¡Podemos confiar en Él!

Tenemos que volver a depositar nuestra fe absoluta en el Señor. Hoy muchos cristianos creen en los medios económicos, en las grandes conferencias y los grandes planes, pero no estamos transformando el mundo, porque ya no oramos. Mientras tanto, Dios sigue esperándonos:  “El Señor está atento a lo que ocurre en todo el mundo, para dar fuerzas a los que confían sinceramente en El” (2ª Crónicas 16:9).

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