El indomable Will Hunting y el reto de amar
Es muy fácil hablar de amor; todo el mundo lo hace. Otra cosa muy diferente es saber de qué se está hablando.
11 DE AGOSTO DE 2014 · 22:00

Escena de la película, con Robin Williams y Matt Damon.
Todos los que habéis visto la película "El indomable Will Hunting" (1997, Dirigida por Gus Van Sant) recordaréis uno de los momentos más impactantes, justo cuando el profesor interpretado por Robin Williams le dice a Will: “Si te pregunto por el amor, me citarás un soneto, pero nunca has mirado a una mujer y te has sentido vulnerable, ni te has visto reflejado en sus ojos. No has pensado que Dios ha puesto un ángel en la tierra para ti, para que te rescate de los pozos del infierno, ni qué se siente al ser su ángel, al darle tu amor y darlo para siempre y pasar por todas las cosas; por el cáncer. No sabes lo que es dormir en un hospital durante dos meses cogiendo su mano porque los médicos vieron en tus ojos que el horario de visitas no iba contigo. No sabes lo que significa perder a alguien, porque sólo lo sabrás cuando ames a alguien más que a ti mismo. Dudo que te hayas atrevido a amar de ese modo".
Muchos años antes, en la famosa "Love Story" (1970), basada en un guión del escritor Erich Segal, Oliver, uno de los protagonistas le pregunta a Jenni:
- "¿Cómo puedes hacer eso; conocerme a fondo y seguir queriéndome?". Jenni responde: “El amor es ciego”. Frase que desde entonces hemos escuchado infinidad de veces en contextos muy diferentes.
Si queremos hablar de amor, tenemos que ir a la fuente del amor. La Biblia dice que Dios es amor, esa es su esencia. En cierta manera, el amor de Dios como Padre, es ciego porque aunque puede ver todo lo que hay dentro de nosotros, nos sigue amando. Nosotros nos parecemos a Dios cuando aprendemos a amar de esa manera. Difícil, pero no imposible.
El verdadero amor lleva siempre consigo parte de sufrimiento y riesgo. Dios nos amó y se entregó por nosotros, y esa entrega llevó implícito el sufrimiento. Al Señor Jesús su amor por nosotros le costó ir voluntariamente a la muerte (¡y muerte de cruz!). Él se "arriesgó" por nosotros, y lo sigue haciendo cada día. El amor perfecto de Dios está revestido de sufrimiento, dolor y "ceguera" porque ninguno de nosotros tiene absolutamente nada que merezca la pena para Él.
Nuestro desafío hoy es amar y sufrir por aquellos a quienes amamos. El desafío es amar y entregarse. El amor sin entrega queda sólo en palabras bonitas. La entrega sin amor es sólo orgullo disimulado. El desafío para cada uno es amar a nuestra familia, a los amigos, a los que tenemos cerca. Y no sólo amarlos, sino entregarnos por ellos. El desafío es sufrir y arriesgarse por ellos; conocerlos más y seguir amándolos.
Y todavía podemos ir un paso más allá: El desafío que Dios pone delante de nosotros es amar a nuestros enemigos. Él lo hizo por nosotros, y tiene todo el derecho a pedir que nosotros hagamos lo mismo. No podemos ser los mejores "amigos" de quienes nos maldicen, pero sí podemos amarlos. Si podemos bendecirlos en el nombre del Señor. El desafío más grande para cada persona es entregar el corazón a su Creador, y permitir que Él lo llene de amor, de manera que deje de tener límites y se parezca cada día más al del Señor Jesús.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - El indomable Will Hunting y el reto de amar
RELACIONADOS
LO MÁS LEÍDO EN PD
1
Un proceso con propósito
2
Diecisiete iglesias evangélicas enfrentan amenaza de cierre en Barcelona
3
La película de animación “El Rey de Reyes” se estrenará en Semana Santa de 2025
4
“Francisco parecía estar muy cerca, pero en realidad estaba muy lejos del evangelio”
5
Los 10 versículos de la Biblia más populares