Amadeus y los mediocres
La película “Amadeus” fue una de las más galardonadas en la historia del cine, al conseguir ocho Oscars. El film estaba basado en la vida de Mozart, aunque uno de sus seguidores, llamado Salieri iba tomando protagonismo a lo largo de la película.
06 DE AGOSTO DE 2009 · 22:00

Salieri envidió a Mozart de tal manera que el objetivo en su vida llegó a ser destruir de cualquier manera al genial músico. Salieri pasó los últimos años de su vida en un sanatorio mental, repitiendo una y otra vez la frase: “Os absuelvo a todos los mediocres”.
Es muy fácil entrar en el reino de los mediocres: Sólo necesitamos preocuparnos de lo que otras personas hacen, vivir llenos de envidia y tener la sensación siempre de que lo que los demás hacen no tiene ninguna importancia.
Cuando nuestros objetivos son simplemente “destruir” o simplemente desacreditar a otros, estamos viviendo de lleno en el reino de los mediocres, de los olvidados, de los que no han hecho nada para cambiar el mundo.
Jamás encontrarás una estatua levantada a un charlatán, a alguien que siempre criticaba o señalaba a los demás. No hay un solo monumento levantado en honor a un envidioso. Nadie recuerda al que quiere vivir como un mediocre, siempre acusando, siempre intentando echar basura sobra la vida o el trabajo de aquel a quién envidia.
Recuerda siempre que la gente que nos envidia son los que aprenden nuestros defectos. Eso es lo que paga la envidia, las malas cosas de los demás; porque el envidioso es demasiado arrogante como para aprender las cosas buenas de quienes le gustaría ver fracasar.
En cierta manera, si estás haciendo las cosas bien y tu vida merece la pena, es imposible vivir sin que alguna persona intente “destruirte” por envidia.
Un proverbio oriental dice: “El clavo que sobresale siempre recibe un martillazo” Así que, aunque seamos gente absolutamente normal, si estamos intentando ayudar a los demás, tarde o temprano alguien va a querer darnos un pequeño “martillazo”. Siempre hay quién no puede soportar que otros hagan lo que ellos deberían estar haciendo.
Pero si queremos observar la otra cara de la moneda, también merece la pena pensar en cómo estamos viviendo, lo que hacemos, y cómo nos comportamos con aquellos que “están debajo de nosotros”.
El célebre pensador Plutarco dijo un día “Si queréis conocer a un hombre, revestidlo de un gran poder” Muchas personas se vuelven insoportables cuando llegan a lugares que no les corresponde, que no merecen, o que no saben “digerir”. En esos casos, son ellos mismos los que siguen en su mediocridad, porque en cuanto tienen una pequeña posibilidad de mandar sobre alguien, se vuelven arrogantes, orgullosos y (sí, déjame decirlo) también estúpidos. No han sabido salir de la mediocridad aunque lleguen a ser el presidente de un país.
Más vale vivir sin envidia y trabajar sin vanidad para no caer en el reino de los mediocres. Es muy difícil salir de ese lugar.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Amadeus y los mediocres
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