El tweet de Dios sobre la horma de nuestro zapato
Ya sea a través del amigo, que conscientemente nos aguza, o sea a través del prójimo, que inconscientemente lo hace, necesitamos dar con la horma de nuestro zapato.
15 DE FEBRERO DE 2024 · 09:08

La horma es el molde con que se fabrica el calzado y encontrar la horma de su zapato es una expresión que puede tener dos sentidos, uno agradable y otro desagradable, y así se puede decir que alguien ha encontrado la horma de su zapato porque ha dado con quien le es idóneo y adecuado, pero, en sentido contrario, porque ha dado con quien se opone a lo que pretende.
Naturalmente a todos nos gusta encontrar la horma de nuestro zapato en el primer sentido, porque de esa manera salimos reforzados y todo resulta fácil, pero nos es enojoso encontrarla en el segundo sentido, porque entonces hemos de soportar la inconveniencia de lo que es difícil de sobrellevar. Pero como tantas veces ocurre en la vida, lo fácil puede no ser precisamente lo mejor y, viceversa, lo difícil sí puede serlo.
Jacob, inducido y aleccionado por su madre, logró engañar a su padre ciego haciéndole creer que era su primogénito Esaú y, por tanto, quien tenía derecho a la bendición. Naturalmente, con esa acción no sólo engañó a su padre sino también a su propio hermano, quien hizo un juego de palabras con el nombre Jacob y el verbo suplantar. Y así fue como Jacob se salió con la suya valiéndose de la trampa.
Pero Jacob se encontró con la horma de su zapato poco después, cuando huyó a Aram, escapando de la ira de su hermano, y allí encontró a Labán, quien luego sería su suegro. Al principio todo parecía ir bien en las relaciones entre estos dos hombres, hasta que llegó el momento en que Jacob le pidió la mano de su hija Raquel, cosa a la que accedió a condición de que le sirviera durante siete años. Pero cuando se cumplió el plazo, al terminar la oscuridad de la noche de bodas, Jacob descubrió que su suegro le había engañado y le había entregado a su otra hija por mujer. Así que el engañador había sido engañado, teniendo que trabajar para Labán durante otros siete años para conseguir a Raquel. Seguramente, aunque no se dice explícitamente en el texto, aquella trampa tuvo que hacer pensar a Jacob, respecto a la que él tramó hacia su padre y su hermano.
Pero los desencuentros entre suegro y yerno no pararon ahí, porque después de que Jacob ya tenía lo que quería, a Raquel, la propuesta que recibió de su suegro para continuar a su servicio fue bajo unas condiciones totalmente desfavorables, porque Labán era un negociante con pocos escrúpulos, al mirar solamente por sus propios intereses. Fueron veinte años de accidentada convivencia, hasta el punto de que la misma se volvió insoportable. El instante que duró el engaño que tramó Jacob hacia su padre y su hermano, se continuados años de ardides y triquiñuelas por parte de su suegro hacía él. ¿Quién iba a decirle que un día se encontraría con la horma de su zapato, pero no solamente por un día? La valiosa lección que Jacob necesitaba aprender, le vino a través del más ingrato medio que pudiera imaginar.
Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘Hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo.’ (Proverbios 27:17). Afilar algo duro requiere algo duro y si es más duro lo que afila que lo afilado todavía mejor, pero en términos generales lo semejante requiere lo semejante, por eso en la antigüedad eran los herreros los encargados de realizar esa tarea, ya que al ser su trabajo con el hierro, sabían cómo emplearlo para afilar el hierro. Recuerdo cuando era niño la musiquilla tocada por el afilador ambulante, que pregonaba su paso por las calles de la población para quien quisiera sus servicios. Era la familiar melodía que lo anunciaba.
La comparación material del hierro sirve para ilustrar la verdad inmaterial de que todos necesitamos la horma de nuestro zapato, que nos va a servir para erradicar de nuestro carácter todo aquello que sobra y está de más, de ahí que el hombre afile o lime el rostro de su amigo. Naturalmente por rostro se entiende la personalidad, el carácter, de modo que experimente un cambio para bien. Parece que un amigo será alguien que nos tratará siempre blandamente y de acuerdo a nuestros deseos; pero el verdadero amigo nos enfrentará con nuestros errores cuando haga falta y nos ayudará a través de la corrección y la reprensión.
Pero la palabra que se ha traducido como amigo tiene un significado amplio, por lo que puede traducirse también como prójimo, como fue con el caso de Labán, quien no siendo amigo de Jacob, sí fue su prójimo, al que Dios usó, sin que él lo supiera, para desbastar las asperezas innatas que había en Jacob, aunque a éste le resultara doloroso el trato.
Ya sea a través del amigo, que conscientemente nos aguza, o sea a través del prójimo, que inconscientemente lo hace, necesitamos dar con la horma de nuestro zapato, si es que vamos a salir pulidos de las tachas y deficiencias que son parte nuestra.
Por un año más
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