“Cuanto más se caliente la tierra, más energía habrá y mas fenómenos atmosféricos extremos”

Mientras más de un tercio del territorio español vive en emergencia por escasez de agua, el debate político y social sobre qué medidas aplicar para mejorar el uso de este recurso básico se encalla en el partidismo y los intereses económicos.

Jonatán Soriano

BARCELONA · 26 DE MAYO DE 2023 · 10:00

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El 36% de la geografía española se encuentra en situación de emergencia por la sequía. / Micaela Parente, Unsplash.

A las imágenes de las lluvias torrenciales de estos días en el sureste de España se le contraponen las de pantanos como el de Sau, en la comarca catalana de Osona, que se encuentra al 7% de su capacidad. Y es que, desde hace semanas, la situación de sequía se ha agravado, sobre todo en el noreste del territorio español, pero también en espacios protegidos como el Parque Nacional de Doñana, en Huelva.

Según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), más del 36% de la geografía española se encuentra en situación de emergencia y un 19,6% en alerta o excepcionalidad por la sequía. Un escenario que se debe a la falta de precipitaciones. Y es que en España han llovido 346 litros por m² desde el 1 de octubre de 2022 hasta el 2 de mayo de 2023. O lo que es lo mismo, un 26% menos que los 469 litros por m² teniendo en cuenta los datos del periodo 1991-2020, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

En su conjunto, la reserva hídrica de España se encuentra a la mitad (50,1%), mientras el debate político y social sobre qué medidas aplicar para mejorar el uso de este recurso básico se encalla en el partidismo y los intereses económicos.

Para Miguel Wickham, geógrafo y profesor de secundaria, la discusión debe ser más amplia porque la sequía “tiene su impacto en todas las áreas de la vida, incluyendo la salud individual.”

“Cuanto más se caliente la tierra, más energía habrá y mas fenómenos atmosféricos extremos”

La iglesia de Sant Romà, otras veces parcialmente cubierta de agua, en un pantano de Sau que se encuentra al 7% de su capacidad. / Joan GGK, Wikimedia Commons.

Pregunta: El nuevo episodio de sequía ha adquirido mucha resonancia mediática. ¿Hasta qué punto nos encontramos en una situación sin precedentes?

Respuesta: Llevamos acumulando varios años de reducción de lluvias y sus consecuentes periodos de sequía más frecuentes en España, y en este último año muy poca lluvia en el otoño e invierno. En este mes de abril, normalmente lluvioso, no se ha cumplido el refrán de ‘en abril, aguas mil’. Muchas zonas no han recibido ni una gota de lluvia. 

Las temperaturas, como estamos viendo, están muy por encima de la media para estos meses de primavera, y este invierno ha sido templado, con temperaturas bastantes más altas de lo normal, y muy poca nieve en las montañas. Nos preguntamos qué ha sido de la primavera.

El impacto se nota especialmente en las cuencas del sur y el este de España, con Cataluña, que tiene una demanda doméstica, agrícola e industrial grande, con un enorme déficit. El agua allí proviene mayormente del Pirineo, y sin apenas nieve este invierno, y muy poca lluvia, los ríos están muy bajos y los embalses en estado crítico. Las cuencas del sur y sus embalses también tienen un déficit grande de, en algunos casos, mas del 30%. 

 

P: ¿Hasta qué punto podemos relacionar la actual sequía con el proceso del cambio climático?

R: Las sequías en el Mediterráneo son frecuentes y periódicas, (además de fenómenos globales periódicos como ‘El Niño’), pero hace mas de 30 años que los climatólogos, con cada vez mejores modelos informáticos de clima (ver los informes del IPCC), están avisando de que el calentamiento del planeta actual produce alteraciones en el clima y fenómenos atmosféricos extremos, como la sequías, las ‘Danas’ (o gotas frías), tormentas intensas en el litoral Mediterráneo, tornados, etc. 

Cuanto más se caliente la tierra, mas energía habrá y mas fenómenos atmosféricos extremos y alteración de las estaciones. El futuro se prevé de más calor, con ‘olas’ de calor más frecuentes, mas sequías, mas incendios forestales, (donde se conjugan otras causas importantes como el abandono del campo), y más lluvias torrenciales impredecibles en lugar, cantidad y tiempo. Esto tiene su impacto en todas las áreas de la vida, incluyendo la salud individual. 

 

P: El debate gira alrededor de qué políticas aplicar para afrontar la realidad de la sequía (menos consumo de regadío, turismo, etc.) ¿Qué medidas oportunas crees que ayudarían a regular el gasto de agua?

R: Los casos de Doñana en Andalucía hoy, y otra vez como en 2010 en las Tablas de Daimiel, con miles de pozos ilegales drenando los acuíferos, rodeados de campos de regadío, muchos de los cuales suministrados por pozos ilegales, muestra la ausencia de políticas pactadas entre los diferentes usos: agua para la agricultura, especialmente el regadío; agua para mantener zonas especialmente ricas en fauna y flora; y agua para el uso doméstico e industrial. Hace falta planificación bien informada y ordenada, y un uso más racional de este recurso de parte de todos. 

Vivimos en un país donde tres factores inciden en los problemas actuales y futuros: el coste del agua al consumidor no es real; la administración de los recursos hídricos a nivel nacional, que debería ser por cuencas y coordinada entre comunidades autónomas, es desordenada y cortoplacista, y hay una falta de educación en cuanto a su consumo. 

Un problema principal es la competencia política entre las administraciones, que impide acuerdos sensatos a medio y largo plazo, ya que la prioridad parece ser siempre mantener o conquistar el poder en las próximas elecciones. No hay planificación efectiva a largo plazo. Algunas medidas serían: 

- Una política y campaña estatal bien coordinada del uso razonable y ahorro del agua doméstica, con pactos y acuerdos entre las diferentes instituciones para la administración de este valioso recurso; 

- Estudios sobre nuevas tecnologías en el uso sostenible del agua en la agricultura, cambiando del modelo de regadío por inundación, usando, por ejemplo, el conocimiento de los técnicos israelíes para maximizar el uso del agua en tierras semiáridas; 

- Investigación en nuevos productos que consumen menos agua. 

- Inversiones en la red de los conductos de agua potable (se pierde más de un 20% de agua por filtraciones, por ejemplo en la comunidad Valenciana). 

 

P: ¿Qué pueden aportar las iglesias y los cristianos tanto al debate como a la práctica? 

R: En resumen, pienso que lo siguiente:

- Demostrar, por el uso sostenible del agua en las comunidades y en las familias, que el agua es un don de Dios y que hay que usarlo razonablemente. Si la leche saliera del grifo, ¿la trataríamos igual?

- Influir en los políticos para que tomen conciencia de ello. 

- Informar a la congregación y la sociedad de la importancia del agua y en países donde escasea. 

 

P: ¿Cómo podemos regular nuestro consumo de agua?

R: ¿Y yo, qué puedo hacer? Al igual que el problema ecológico en general, parece que a nivel individual lo que uno pueda hacer no afecta nada. Pero somos llamados a ser responsables a nivel personal y como pueblo de Dios (Génesis 1:28 y 2:15), principalmente porque la creación es de Dios y él la ama, y además nos pide ser buenos administradores, reflejando su carácter de misericordia, justicia y amor. 

Algunas sugerencias: 

- Cerrar bien el grifo después de usarlo; mantener el grifo cerrado mientras te cepillas los dientes o te enjabonas en la ducha; utiliza la lavadora con la carga completa de ropa; no dejes las mangueras abiertas en el jardín; mantener limpia el agua de piscinas durante el año, para evitar llenarla en verano. Podríamos añadir cosas más ‘impopulares’, pero en auge, como reutilizar el agua de la ducha para el inodoro. ¿Cómo usamos en agua en nuestra iglesia?

Y la Biblia nos da la clave de la causa real de todo desequilibrio, todo daño. El Edén fue un lugar de encuentro del hombre con su creador; pero el hombre le dio la espalda. Es interesante cómo el tabernáculo, un lugar de encuentro con Dios en el desierto, fue decorado con imágenes que recordaban al pueblo de Israel el Edén. Y las comunidades cristianas deberían también intentar ser lugares atractivos de encuentro del pueblo de Dios con la sociedad que les rodea, tanto en su aspecto físico como en su amor y servicio. El movimiento de iglesias verdes o ‘ecochurches’ refleja esa búsqueda de reflejar el carácter del Creador en toda la vida de la comunidad. 

¿Puedo preguntarme si mi hogar y mi comunidad, mi iglesia es un lugar de encuentro, atractivo, que refleja el carácter del Creador, su creatividad, su paz, su bondad, su misericordia, y su amor? 

Cuando la relación del hombre, tanto a nivel individual como colectivo, con el Creador se rompe, el resultado afecta toda la creación, y lo vemos en el ciclo del agua. El pueblo de Israel fue advertido de que la lluvia viene de Dios y la desobediencia tendría efectos en la naturaleza, como la provisión de la lluvia, esencial para su sustento (dos de muchos textos, Deuteronomio 28:12 y 23). Me pregunto si los cambios en el clima, y las sequías actuales podrían también ser un resultado de que el hombre está viviendo a espaldas a Dios. 

La Biblia presenta a Jesús como el que restaura todas las cosas rotas, incluyendo las relaciones entre los hombres y la relación con la naturaleza, y la naturaleza dañada misma, como vemos en su encuentro con la mujer Samaritana en Juan 4:1-42. Es Dios mismo el que viene al hombre y le ofrece, como a ella, agua que jamás escaseará. 

Cualquiera que beba de esta agua volverá a tener sed, mas el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás; esa agua será en él una fuente de agua que fluya para vida eterna” (Juan 4:13). 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Ciencia - “Cuanto más se caliente la tierra, más energía habrá y mas fenómenos atmosféricos extremos”

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