La narrativa bíblica, un mapa para responder con sentido a los desafíos bioéticos
En las Jornadas de Bioética se exploró la responsabilidad humana del cuidado de la creación, un asunto altamente politizado en el debate social, pero que “debe ir en paralelo” al cuidado del ser humano, mantuvo John Wyatt.
ALPEDRETE (MADRID) · 04 DE DICIEMBRE DE 2022 · 23:06
La jornada del domingo en las IV Jornadas de Bioética se adentró en un asunto cuya carga de preocupación social ha aumentado considerablemente en la última década. Y no se trata de una oscura conspiración, sino de la observación de la realidad y el estudio desde distintas ciencias que muestran las consecuencias de la acción humana en el perjuicio del medio ambiente.
El conferenciante invitado, el doctor inglés Wyatt, agradeció que los organizadores unieran en un mismo evento la conversación en torno al cuidado del ser humano con la responsabilidad de cuidar de nuestro planeta, que son temas muchas veces intoxicados por las tendencias políticas que llevan la voz cantante en cada uno de ellos.
Para Wyatt, ambos asuntos deben ser abordados por los cristianos, sobre todo porque le importan a Dios y así se entiende del estudio atento de la Biblia y el ejemplo de Jesús.
Cuatro filosofías dominantes
Wyatt invitó a considerar la narrativa bíblica como una guía para articular una respuesta que no se quede solo en lo intelectual, sino también vaya a lo práctico. Antes, reparó en los cuatro temas o filosofías que suelen dominar la respuesta ética en nuestro tiempo.
En primer lugar nos encontramos la autonomía del yo, definida por la frase “yo defino el significado y la dirección de mi vida”. Esta filosofía lleva a que cada persona se sienta dueña de su destino.
El segundo tema que marca a muchos es el relativismo, es decir, la filosofía del “yo decido lo que está bien o está mal”. El cristianismo acude a una fuente externa para definir el bien y el mal, pero muchos en nuestro mundo secularizado se ponen a sí mismos como la medida moral definitiva, lo que se traduce en una moral con demasiados grises.
En tercer lugar, Wyatt presentó como una fuerza ética el deseo de una vida sin fricciones, identificado por la frase “el sufrimiento y las dificultades son deshumanizantes y carecen de sentido”. Este tema se desarrolló en profundidad el segundo día de las jornadas, con la respuesta cristiana de entender la fragilidad como un camino a transitar en el que el sufrimiento sí encuentra sentido.
Por último, una de las filosofías más extendidas es la del tecno-optimismo, definido por la frase “sea cual sea el problema, la tecnología lo puede resolver y generar un mundo mejor”, una filosofía que impulsan las grandes fortunas y las empresas tecnológicas en nuestro mundo.
Pero ¿podemos resolver el problema climático?
Esta última filosofía es la que Wyatt considera más arraigada ante la crisis climática. A través de la bioingeniería, la búsqueda de energías alternativas y otros avances en el desarrollo, grandes empresas y autoridades pretenden resolver “el lío en el que nos hemos metido”.
A este lío se refirieron otros expertos en los seminarios desarrollados por la tarde. Miguel Wickham, divulgador y experto en cambio climático, apuntó algunas de las claves en una reciente entrevista en Protestante Digital. “La Palabra de Dios nos anima a reaccionar ante lo que podría ser un auténtico colapso”, expresó el conferenciante.
El físico y divulgador Antoine Bret presentó las cifras que muestran el daño ya irreversible y que, en las previsiones científicas más serias, el riesgo de colapso es real. “La mejor metáfora que he encontrado es plantearnos que debemos comportarnos bien en la cubierta del Titanic: sabemos que nos asomamos a tiempos complicados, pero eso no quiere decir que dejemos de hacer el bien”.
Pero ¿cuál es la motivación para hacer el bien, cuando otros no lo hacen o ya no parece haber solución? Antoine Bret explicó que, para él, Dios nos da la motivación para hacerlo por amor a Él. Y John Wyatt desarrolló este punto de forma más amplia examinando lo que llamó “la gran narrativa bíblica”.
Creación, redención y restauración como actos de amor
Ante el fatalismo o el tecno-optimismo, la alternativa cristiana es el compromiso con la creación. “La narrativa científica materialista considera que la creación es impersonal, un juego entre materia y energía. Pero en la narrativa bíblica, la creación es producto del amor rebosante de la Trinidad y es, por lo tanto, personal. Toda la creación es por el amor”, expuso Wyatt.
Ese amor se ve trastocado por el pecado, pero el llamado y la responsabilidad que se traza en las primeras páginas de la Biblia se mantiene: los seres humanos como “administradores, sembradores, cultivadores” de la naturaleza que nos rodea.
Wyatt fue recorriendo la historia de la Biblia siguiendo el hilo central, de un Dios que por su gloria ha creado al ser humano y al Universo, que el hombre está relacionado con la creación por ser creación del mismo material, que la redención nos muestra a Dios implicándose al máximo con su creación, y que la resurrección nos presenta el plan de restauración final al que se dirige el fin de la historia.
Así que, ¿cómo debemos vivir ante esta narrativa? ¿Cuál es nuestro rol en esta historia? “La primera respuesta es que debemos vivir vidas que honren a Dios entendiendo lo que la Biblia enseña. Dios se deleita en nosotros cuando nos deleitamos en su creación. ¿Qué hacemos al corazón de Dios cuando destruimos la naturaleza, abusamos del mundo que nos rodea?”, preguntaba el ponente.
En segundo lugar, “debemos arrepentirnos por no haber cumplido con el cuidado y la protección del mundo que Dios creó”. Finalmente, “debemos encontrar formas de conectar las preocupaciones bíblicas con una acción práctica y realista. Necesitamos recuperar la capacidad de asombro ante el mundo natural, que propicia y renueva nuestra adoración”.
Viejos y nuevos desafíos
Las Jornadas de Bioética han dedicado también un seminario específico al desafío transgénero. El doctor neozelandés -afincado en Reino Unido- Peter Saunders intervino a través de videollamada para ofrecer datos, estadísticas, profundizando en la forma en la que los cristianos podemos responder ante una tendencia que afecta de forma muy clara a nuestra sociedad en la actualidad.
Saunders diferenció claramente entre la disforia de género -un problema médico que necesita atención, ayuda y compasión- con la filosofía queer-trans que plantea que cada persona “sea lo que quiera ser” ignorando la biología. Ante ella, Saunders animó a los presentes a ser valientes, confrontar este asunto con la verdad en amor y buscar aliados para impedir el desarrollo de leyes que impulsen de forma acrítica esta tendencia.
La gran cantidad de materiales que se generan durante las Jornadas -exposiciones bíblicas, seminarios y plenarias- estarán disponibles en diversos formatos en las próximas semanas. Para el lunes, último día de las Jornadas, se prepararán las conclusiones, un documento breve que dará una respuesta específica a muchas de las cuestiones planteadas, y que espera servir como referencia para los evangélicos y para la sociedad en su conjunto.
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