¿Rescatar un cadáver?

Cuando alguien fallece en estas circunstancias se comprende el deseo de recuperar el cuerpo para poder darle un entierro digno, pero la idea de rescate, aplicada a personas, la conecto con su recuperación para una vida libre, restaurada ya de un apresamiento o limitación previos. El creyente estaba muerto en delitos y pecados –dice Pablo–, pero Dios le dio vida juntamente con Cristo. ¡El resultado de su redención no es un cadáver! Un cadáver ya no tiene vida. Aunque ‘recuperado’, no ha quedado realmente liberado para seguir viviendo. De un cadáver, no se puede esperar nada; sólo se le puede enterrar. El que vive es quien puede disfrutar de la experiencia liberadora de la redención; de la nueva oportunidad de vivir… de otra manera. Este es el reto de todo cristiano redimido, pese a las dificultades que aún pueda tener. ¡Ánimo! Carlos