Carla Simón y el Oscar a lo vulnerable
La directora catalana representará a España en la próxima edición de los galardones más reconocidos del cine con su última película, Alcarràs.
15 DE SEPTIEMBRE DE 2022 · 18:00
Con Carla Simón, España apuesta por una representación para la próxima edición de los Oscar centrada en lo humano de la vida. La cineasta catalana presenta en sus producciones una antropología cercana y con un marcado poder de atracción en el espectador. De hecho, esa visión de lo humano es fácilmente asumible, permitiendo a cualquiera identificarse con al menos alguno de los personajes que crea o recrea en sus historias.
Es algo que Simón ya regaló con su primera película, Estiu 1993 (2017), aunque el marcado tono autobiográfico de su ópera prima limita la posibilidad de identificación del espectador con la pequeña Frida, la gran protagonista de la historia. A pesar de todo, sí se destaca lo humano como aquello que confiere el valor a la historia en sí, y es ahí donde uno se puede detener a analizar emociones, considerar reacciones y, sobre todo, pensar en las relaciones.
Ahora, con Alcarràs (2022), la película escogida para representar a España en los premios Oscar, Simón presenta una perspectiva más amplia de su particular antropología. Y tiene mérito, dado que lo hace con un reparto bastante más numeroso, formado sobre todo por actores no profesionales y escenificando una historia familiar nada sencilla.
Con un nombre que alude a un pequeño pueblo rural cerca de Lleida, es verdad que Alcarràs tiene que ver con el modelo de agricultura y los retos que afrontan las pequeñas familias de campesinos por subsistir. A nivel mediático, Simón ha recibido muchas preguntas sobre esta cuestión, y parte de la atención que ha despertado la película se ha centrado en esto. Sin embargo, la historia tiene que ver, sobre todo, con la vida en sí, lo humano y las relaciones. Es ahí donde la directora vuelve a erigirse como una de las voces con más autoridad en el cine de nuestro territorio.
Inocencia
Es llamativo que las figuras más destacadas en varias de las proyecciones de Simón sean niños. En Estiu 1993 es una niña, que representa a la propia directora en su infancia, marcada por la temprana pérdida de sus padres y criada con sus tíos en un pueblo de La Garrotxa. En Alcarràs, película que ya le ha valido el Oso de Oro en la 72ª edición del Festival Internacional de Cine de Berlín, aunque no es la única protagonista, sino que lo es el conjunto de la familia en su día a día, el personaje de la pequeña Iris también aporta una mirada desde la infancia al transcurso de la historia.
Con esta centralidad de las figuras infantiles, el cine de Simón adquiere un carácter de ternura y de inocencia que es ya una característica distinguible de su estilo. No cae en lo pueril o lo superficial, sino que su representación de la vida cobra todavía más fuerza al incluir la ‘pureza’ de la infancia, dejando de lado prejuicios y permitiéndole explorar las relaciones en profundidad.
Esto pone de manifiesto una vulnerabilidad particular. Como en su último cortometraje, Carta de mi madre para mi hijo (2022), también de carácter autobiográfico y en el que Simón representa una breve ficción en la cual se encuentra con la figura de su madre en el recuerdo, cuando ésta era pequeña y cuando fue joven, y la visita en la actualidad, antes del nacimiento de su hijo Manel.
De nuevo, es lo humano lo que parece interesada en transmitir la directora. Ni siquiera el hecho del recuerdo en sí es importante si se desvincula de lo humano. Como esta vida, que nos es dada para vivirla en el amor (1 Juan 3:14). De hecho, es eso lo que la dota de una perspectiva superior (la de la eternidad), la calidad del amor con que es vivida. Y para eso Dios se ha acercado primero, en una relación sin igual en la figura del Hijo, de Jesús.
Cine para inventar e inventarse
En Carta de mi madre para mi hijo, Simón escribe en clave personal a su madre: “Hago cine para inventarte, o lo hago para inventarme”. Pero, hasta ahora, sus historias tienen mucho más de humano que de ficción inventada. Su estilo sencillo y su realismo vulnerable, además del añadido de los matices autobiográficos, presentan una visión del cine particular, cuyo afán principal ya no es entretener sino explicar historias, e historias no simplemente verosímiles, sino con las que poder identificarse, relacionarse de alguna forma.
La Biblia nos habla de la historia de la salvación de Dios. En esa historia no hay improvisaciones, ni personajes inventados. Trata sobre lo humano, quizá la realidad más trágica de lo humano en el pecado, y de la implicación del propio Dios con esa situación hasta la misma encarnación de Jesús. No hay nada más vulnerable y más poderoso a la vez que la realidad misma del Hijo de Dios clavado en la cruz, al igual que su resurrección y su ascensión después. Es con Jesús, en ese momento de la cruz, con quien podemos sentirnos más plenamente identificados; no solo porque ocupase el lugar que nos correspondía a nosotros, sino porque es la manifestación más completa jamás conocida de lo humano.
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