Orientación, desorientación y nueva orientación: Walter Brueggemann y la predicación del Antiguo Testamento
Brueggemann fue autor de más de 100 obras publicadas, entre ellas Teología del Antiguo Testamento e Imaginación profética, obra que le convirtió en el teólogo del Antiguo Testamento más leído en los últimos 50 años.
09 DE JUNIO DE 2025 · 18:20

Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios. Eclesiastés 9:7
El pasado 5 de junio, el mundo académico del Antiguo Testamento recibió la noticia del fallecimiento de Walter Brueggemann (1933-2025). Brueggemann fue autor de más de 100 obras publicadas, en las cuales se encuentran artículos de investigación y una lista amplia de libros, entre los cuales destacan: El Mensaje de los Salmos, Teología del Antiguo Testamento e Imaginación profética. Esta última obra ha vendido más de un millón de ejemplares en todas sus ediciones y traducciones, lo cual lo convierte en el teólogo del Antiguo Testamento de más ventas en los últimos 50 años. Brueggemann no solo fue un escritor prolífico y exitoso, también fue una persona que sabía sintetizar y llegar al punto principal de lo que quería enseñar.
Brueggemann nació en una zona rural de Nebraska. Su padre fue pastor de una Iglesia Evangélica Reformada, motivo por el cual Brueggemann creció rodeado de una enseñanza pietista de tradición alemana desde muy pequeño. La década de 1930-1940 fue difícil en los Estados Unidos, años de incertidumbre política, de depresión económica y de desigualdades sociales. Después de graduarse de Elmhurst College, Brueggemann decide estudiar en Eden Theological Seminary con el propósito de dedicarse al ministerio pastoral. A pesar de terminar sus estudios y ordenarse como pastor, Brueggemann decide dedicarse a la enseñanza del Antiguo Testamento, motivo por el cual decide estudiar un doctorado en Union Theological Seminary. Es en esta institución en donde Brueggemann realizará su tesis doctoral bajo la supervisión de James Muilenburg (1896-1974), profesor que influiría en su vida y pensamiento del Antiguo Testamento. Muilenburg también fue una influencia importante en el escritor y pastor protestante, Frederick Buechner (1926-2022). Brueggemann y Buechner fueron grandes amigos, compartiendo y comparando sus escritos antes de ser publicados. Brueggemann llegó a decir lo siguiente acerca de su amigo, el cual fue nominado al premio Pulitzer: "Buechner usa palabras con tal poder transformador que cualquier comentario sobre ellas es como la luna reflejando pálidamente al sol".
Brueggemann fue un hombre de su tiempo. No solo le tocó vivir en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, sino que también le tocó ver a personas de su iglesia luchar en la guerra de Corea y la guerra de Vietnam, así como ver la lucha de los derechos civiles en Estados Unidos. Los tiempos, así como las causas que le tocó vivir causaron una honda impresión en él, lo cual motivó a que escribiera acerca de la justicia social en varias de sus obras. Hay varios textos en el Antiguo Testamento en los que se habla acerca de la viuda, el huérfano y el extranjero como las personas más vulnerables en la antigüedad (Éxodo 22:22; Deuteronomio 24:17; 27:19; Isaías 1:23; Jeremías 22:3; Zacarías 7:10; Malaquías 3:5); no solo el Antiguo Testamento menciona esto, sino que también el Nuevo Testamento lo remarca. Los apóstoles, Jacobo, Pedro y Juan piden a Pablo y Bernabé que no se olviden de los pobres (Gálatas 2:10). Santiago menciona que la religión pura y sin mácula es visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones (Santiago 1:27).
Brueggemann desarrolló su carrera académica en dos instituciones: Eden Theological Seminary, en donde enseñó durante los años de 1961 a 1986; así como en Columbia Theological Seminary, en donde enseñó de 1986 hasta su jubilación en 2003.
Brueggemann fue un hombre que amaba profundamente la Biblia Hebrea, así como el mensaje de los profetas del Antiguo Testamento. En su libro, Imaginación Profética, Brueggemann menciona como los profetas, llaman a imaginar un mundo diferente, mencionando la podredumbre dominante la cual se puede ver en la cultura de la época. Es por este motivo, que los profetas desarrollan un ministerio de imaginación, proponiendo alternativas para un futuro mejor. A los profetas se les puede ver como poetas-predicadores en un mundo aplanado por la prosa. Es esta poesía la que nos ayuda a ver como las Escrituras brillan, debido a que nos muestran que nuestras vidas están llenas de significado.
Las siguientes son algunas citas que pueden verse en algunas de sus obras:
La tarea del ministerio profético es nutrir, alimentar y evocar una conciencia y percepción alternativas a la conciencia y percepción de la cultura dominante que nos rodea.
La esperanza no necesita silenciar los rumores de la crisis para ser esperanza.
El día de descanso no es simplemente la pausa que refresca. Es la pausa que transforma.
El evangelio es ficción cuando es juzgado por el imperio, pero el imperio es ficción cuando es juzgado por el evangelio.
A los lugares profundos de nuestras vidas, solo se llega mediante historias, imágenes, metáforas y frases que cubren nuestro mundo de manera diferente, al margen de nuestro miedo y dolor.
La multitarea es el impulso de ser más de lo que somos, de controlar más de lo que hacemos, de ampliar nuestro poder y nuestra eficacia. Esta práctica produce un yo dividido, con la atención plena puesta en nada.
La ideología dominante de nuestra cultura se compromete con la continuidad, el éxito y la evitación del dolor, el sufrimiento y la pérdida. Esta cultura también se resiste a la auténtica novedad y a la auténtica sorpresa. Es curioso, pero cierto, que la sorpresa puede llegar a ser tan desagradable al igual que la pérdida. Nuestra cultura está organizada para evitar la experiencia de ambas.
En mi opinión, la iglesia en Estados Unidos debe afrontar ahora decisiones difíciles como las que no hemos enfrentado en mucho tiempo. De hecho, como individuos, e incluso como iglesia, nos hemos dejado llevar por el consumismo, nos hemos orientado a la autocomplacencia, la comodidad, la seguridad y la protección. Vivimos gracias a nuestra opulencia, y descubrimos que toda nuestra autocomplacencia nos sacia, pero no nos da felicidad ni seguridad.
Junto a La imaginación Profética, El Mensaje de los Salmos es uno de los libros más conocidos de Brueggemann. Es en este libro en donde podemos ver la clasificación que Brueggemann hace de los Salmos; esto es, Salmos de Orientación, Salmos de Desorientación y Salmos de Nueva Orientación.
Para Brueggemann, en los Salmos de Orientación podemos ver temporadas de bienestar en donde la vida es buena, hay gozo, deleite, coherencia. La bondad de Dios es evidente. Uno de los principales géneros dentro de esta categoría son los himnos, los cuales siguen una división en tres partes: 1) Los himnos llaman al pueblo a adorar a Dios. 2) Los himnos dan razones por las cuales la gente debe de adorar a Dios. 3) Los himnos terminan llamando al pueblo a adorar a Dios. Las razones por las cuales debemos de adorar a Dios son porque es creador, redentor y proveedor. Los siguientes Salmos son ejemplos de himnos: 8, 24, 29, 33, 47, 48 y 103.
En los Salmos de Desorientación podemos ver que la vida no va bien. ¿Se puede confiar en Dios? ¿Dónde está Dios cuando se sufre? Hay preguntas que surgen, sufrimientos, dolores en la vida, la vida es caótica. Uno de los géneros principales de este grupo de Salmos es el lamento, en el cual vemos quejas que expresan dolor, sufrimiento, desvío de pensamiento. En esta categoría, el salmista lucha con las pruebas y con los problemas de la vida, la cual ya no parece ser coherente, y esto nos lleva a frustraciones con Dios. La estructura de un lamento suele ser la siguiente: 1) Vemos la queja. 2) Vemos una petición para que Dios intervenga. 3) vemos un movimiento hacia la confianza en Dios y una alabanza a Él. Un ejemplo de esto último lo podemos ver en el Salmo 13.
En los Salmos de Nueva Orientación vemos como después de la desesperación, la crisis se ha superado, la dificultad ya no está, ahora te encuentras en otro punto de la vida, la cual vuelve a tener una nueva orientación. Ya no eres la misma persona que eras antes de la crisis. El sufrimiento hace a una persona amargada o hace a una persona hermosa. Ahora eres maduro, has crecido por medio de esta experiencia de crisis. Dios se ha mostrado fiel. Ahora empiezas a reflexionar. Un ejemplo de Salmo de Nueva Orientación es el Salmo 73, en donde a partir del v.17 cambia el lenguaje del Salmo, el cual termina con una Nueva Orientación, dando gracias a Dios por lo que ha hecho por el salmista (Salmo 73:23-26). En este grupo se encuentran los Salmos de acción de gracias, en los cuales se menciona una forma especifica en la cual Dios ha actuado por ti.
De acuerdo con Brueggemann, la Orientación, Desorientación y Nueva Orientación la podemos ver en el Nuevo Testamento. La cruz fue un momento de desorientación; sin embargo, la resurrección nos lleva a una nueva orientación. Los discípulos de Juan el Bautista le hacen una pregunta a Jesús en Mateo 11 acerca de si él es el Mesías (Mateo 11:3). Jesús responde con una nueva orientación, los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio (Mateo 11:5). En nuestra vida y en nuestra predicación podemos ver momentos de orientación, desorientación y nueva orientación.
Me gustaría terminar con algunas reflexiones acerca de la predicación y la enseñanza que nos ha dejado Brueggemann. A pesar de haber sido ordenado como pastor, Brueggemann nunca olvidó la importancia de la predicación en la vida de la iglesia. Para él, los sermones deben de tener persuasión; esto es, una persuasión que nos lleve a la acción, a salir de la iglesia diferentes a como entramos. Aquí vemos el elemento de la imaginación en la predicación, esto es; el predicador debe de proponer alternativas para una vida mejor, la cual se encuentra en confiar en lo que el Señor ha hecho y sigue haciendo por nosotros. Este tipo de predicación nos puede ayudar a crecer en santidad, así como ver la santidad en la iglesia en donde debería de ser palpable.
El sufrimiento tiene sentido, es un precioso tesoro que no se debe de evitar. Es por medio del sufrimiento que encontramos significado en nuestras vidas, sabiendo que Cristo no solo se encarnó para morir por nosotros, sino que también se encarnó para mostrar empatía hacia nosotros. Él sabe lo que somos, nos conoce bien.
La nostalgia es fundamental, todavía no hemos llegado a nuestro hogar. El hogar es aquello en donde todo es bueno, donde está Cristo, el lugar en donde anhelamos estar. La iglesia es un preámbulo de nuestro hogar, un lugar en donde todo es confesado y perdonado.
Todo comienza en Edén, todo termina en Edén. Jesús nos ofrece pan y vino, alimentos que él solo puede dar. La imagen en Eclesiastés es clara, el refrán se repite una y otra vez en relación con comer y beber (Eclesiastés 2:24; 3:12-13, 22; 5:18; 8:15; 9:7), lo cual nos lleva a una nueva orientación. Cuando estemos con Jesús, veremos una promesa hecha realidad (Mateo 25:21, 23), beberemos del fruto de la vid (Mateo 26:29). En los cielos nuevos y tierra nueva, comeremos nuestro pan con gozo y beberemos nuestro vino con alegre corazón, esto debido a que en Cristo encontramos una nueva orientación.
Arturo Terrazas es doctor en lingüística por la Universidad de Barcelona y profesor de Antiguo Testamento y decano académico en la Facultad de Teología IBSTE en Castelldefels.
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