Yemisi Ogunleye, una fe natural
La forma alegre y valiente en la que la alemana ganadora del oro olímpico en lanzamiento de peso compartió su fe en público es una lección para todos los cristianos europeos.
Evangelical Focus · 21 DE AGOSTO DE 2024 · 17:41

Alemania tiene a una nueva estrella del atletismo, de 25 años, Yemisi Ogunleye, que más allá de su éxito en Paris 2024, ha atrapado a muchos por su carácter.
Antes que los jueces dieran por buenos los 20,00 metros de su marca, la atleta se llevó las manos a la cara intuyendo que su sexto y último intento iba a ser el que le diera el oro. Al confirmarse que era campeona olímpica, y ante un repleto Stade de France, se puso de rodillas dejando rienda suelta a la emoción. Se acercó a las gradas a abrazar a su madre y a su entrenador y recoger la bandera de su país.
Pero fue en la rueda de prensa, sentada junto a las otras medallistas, que Ogunleye habló de cómo su fe en Dios ha sido central en la evolución estratosférica de su carrera deportiva.
Los periodistas ya saben que la atleta canta en un coro góspel en su ciudad de residencia, Karlsruhe, y le preguntaron por la canción que le vino a la cabeza al verse campeona. Ella decidió cantarla allí mismo, ante todos los focos, como se puede ver en este vídeo:
Con una voz que no parece sólo amateur, Yemisi consiguió el silencio absoluto en la sala. Las medallistas de plata y bronce (M. Wesche y J. Song) escuchaban atentamente y la aplaudían con una amplia sonrisa al final.
El góspel dice:
La misericordia de Dios me guardó, para que no le dejara ir
Así que estoy aquí porque Dios me guardó,
Estoy vivo solo por su Gracia
Oh, Él me guardó, Dios me guardó,
Las misericordias de Dios me guardaron para no dejarme ir
Ogunleye, nacida en Alemania de padre nigeriano y madre alemana, ha explicado en el pasado los obstáculos que tuvo que superar como joven por mobbing y racismo a su alrededor.
Su testimonio ya nos llamó la atención en marzo cuando, tras quedar segunda en el Mundial de Atletismo de Glasgow, a tan sólo 3 centímetros de la victoria, le explicaba a la televisión alemana: “Leí en mi Biblia esta mañana y hay un versículo que me anima, que dice: ‘sé fuerte y valiente’. Eso estaba profundamente en mi corazón, y con este mensaje salí para dar todo en mi primer intento, sin miedo. Estoy increíblemente agradecida”.
El versículo de Josué 1:9 ha sido clave en momentos como las dos lesiones de rodilla que podrían haber truncado su evolución deportiva en los últimos años.
La fe cristiana, explica, le ha mostrado “que soy válida tal como soy, y amada tal como soy. Con una medalla o sin ella, tengo valor, no depende de si mi piel es clara u oscura”.
Una cristiana europea para el momento actual
Ogunleye es un ejemplo de una nueva generación de cristianos en Europa. En primer lugar, por el color de su piel. Tal como han explicado en este medio autores como Israel Olofinjana o Harvey Kwyani o Darrell Jackson, gran parte de la revitalización de la fe en el viejo continente tiene que ver con jóvenes líderes que tienen parte de sus raíces fuera del continente (en África o Latinoamérica, especialmente).
Tal como argumentan estos misionólogos, se está dando una interesante remezcla del cristianismo europeo, que vuelve a encontrar vitalidad en un evangelio con expresiones más valientes y auténticas de la fe en Jesús.
Ogunleye no es una evangelista profesional ni una líder eclesial, y sin embargo tiene una fe madura que comprende que la fe cristiana moldea su identidad personal y afecta a su profesión. Y más aún, sabe que el evangelio es suficientemente bello y bueno como para ser compartido sin temor.
Su vulnerabilidad a la hora de explicar sus luchas personales, unido a una humildad que parece auténtica (en contraste con los superegos que también se han visto en estos Juegos Olímpicos) son cualidades que interesan a las Generaciones Z y Alpha, jóvenes que se sienten inspirados por este tipo de personalidades.
Con su honestidad, naturalidad y valentía, Yemisi Ogunleye muestra (probablemente sin buscarlo) la mejor forma en la que creyentes de a pie en Europa pueden vivir y expresar su fe.
Su interpretación improvisada de “I almost let go” se ha hecho viral en redes en los últimos días, llegando hasta Kurt Carr, quien popularizó la canción en primer lugar. Su mensaje a Ogunleye ha sido: “Gracias por dejar brillar tu luz y mostrar al mundo tu amor por Dios”.
Quizás esa sea la clave para muchos cristianos en la actual Europa secular: dejar brillar de forma natural la luz de Dios, en una sociedad que escuchará con interés las personas que tengan una esperanza sólida y demostrable en la realidad práctica del día a día.
Joel Forster, director de Evangelical Focus
Por un año más
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