Nacionalismo cristiano, tribalismo y ‘ubuntu’ en el cristianismo africano

Los cristianos de África todavía están tratando de entender lo que significa ser cristiano y africano al mismo tiempo.

  · Traducido por Rosa Gubianas

25 DE JULIO DE 2024 · 10:00

El edificio de una iglesia en Tanzania. / <a target="_blank" href="https://unsplash.com/@rofotoqoto">Rohan Reddy</a>, Unsplash.,
El edificio de una iglesia en Tanzania. / Rohan Reddy, Unsplash.

El auge del nacionalismo cristiano y su influencia en los cristianos africanos tiene implicaciones para nosotros aquí en Europa. Hay una migración continua de cristianos africanos a varios países europeos.

Será útil que los cristianos europeos comprendan lo que creen sus nuevos vecinos africanos.

Además, los enredos entre el cristianismo y el nacionalismo, tanto en Norteamérica como en África y aquí, en Europa, serán algo de lo que todos podremos aprender, especialmente si podemos aprender juntos, unos de otros.

El Estado-nación africano

No es exagerado afirmar que África, tal y como es hoy, es una creación de Europa.i Es una elaboración de las maniobras políticas de Europa, en gran medida las que han tenido lugar en los últimos 150 años, aunque llevan gestándose desde el siglo XIV.

Las fronteras que hoy dividen a casi todos los países africanos fueron negociadas arbitrariamente por catorce gobiernos europeos (más Estados Unidos) en Berlín, en 1884.

Ningún africano estaba presente en la sala. El Rey Leopoldo de Bélgica había trabajado con el Canciller alemán, Otto von Bismarck, para invitar a los líderes europeos a Berlín y establecer algunas reglas básicas para lo que de otro modo sería una caótica lucha por África.

El propio Leopoldo había puesto en marcha la contienda cuando se hizo con el Congo -un país casi ochenta veces más grande que Bélgica- como colonia personal en 1879. Sin las reglas básicas, un conflicto europeo por África era casi inevitable.

Los británicos, por ejemplo, advirtieron a Portugal a finales de la década de 1880 que se mantuviera alejado del sur de Malawi (la tierra donde David Livingstone ayudó a establecer la labor misionera británica) o se arriesgaba a una guerra.

En 1900, todos los países africanos, salvo Etiopía y Liberia, habían sido colonizados por siete potencias europeas: Reino Unido, Alemania, Francia, Portugal, España, Italia y Bélgica.

Las fronteras que hoy dividen a casi todos los países africanos fueron negociadas arbitrariamente por catorce gobiernos europeos (más los Estados Unidos) en Berlín en 1884.

Sin demora, surgieron las colonias-estado africanas. Fueron nombradas y, en última instancia, gobernadas desde Europa. Generalmente agrupaban a varias comunidades étnicas bajo una misma identidad nacional.

No sólo se implantaron sistemas y estructuras de gobierno extraños y ajenos, sino que se formaron nuevas fronteras nacionales.

Algunas de esas fronteras atravesaban una comunidad, dividiéndola en dos: una parte vivía en un país y la otra en otro.

Un yoruba puede ser ciudadano de Nigeria o de Benín. Una mujer ewe podía pertenecer a Costa de Oro (la actual Ghana) o a Togo. Un hombre lhomwe pertenecía a Nyasalandia (parte del actual Malawi) o a Mozambique. Todo dependía del lado de la frontera en el que vivieran.

La era de la colonización europea de África llegó a su fin en la década de 1960, cuando más de tres cuartas partes de las colonias obtuvieron su independencia, pero el caos de la desconfianza étnica ha continuado hasta hoy.

Cuando tuvieron la oportunidad de independizarse, la mayoría de los dirigentes africanos optaron por mantener sus fronteras coloniales.

En gran medida, esas fronteras siguen existiendo hoy en día. La propia Europa ha ido en la dirección opuesta al formar la Unión Europea y derribar las barreras comerciales para fortalecer su economía.

Los países africanos han permanecido separados y, en algunos casos, aislados. Viajar entre países africanos es más engorroso que entre Europa y África.

El Estado-nación cristiano africano

En 1991, cuando el predicador pentecostal Frederick Chiluba se convirtió en presidente de Zambia (tomando el relevo de otro cristiano, Kenneth Kaunda), declaró al país nación cristiana.

Zambia tenía que ser gobernada por principios piadosos porque “la justicia enaltece a una nación” (Pro. 14:34).ii

La mayoría de los líderes cristianos de África celebraron este acontecimiento. Malawi, Kenia y Zimbabue, países en los que alrededor del 80% de la población se identifica como cristiana, afirman ser naciones temerosas de Dios y se comportan como naciones cristianas.iii

En los últimos cinco años, los presidentes de los tres países han convocado y participado en el Día Nacional de Ayuno y Oración, organizado por líderes cristianos. Otros países con porcentajes cristianos más elevados simplemente esperan que sus ciudadanos se comporten cristianamente.

Por ejemplo, la fe cristiana desempeña un papel político fundamental en la República Democrática del Congo, donde más del noventa y cinco por ciento de sus cien millones de ciudadanos siguen el cristianismo.

En otros países como Nigeria y Tanzania, donde los cristianos y los musulmanes comparten la misma influencia, se ven obligados a coexistir -más en Tanzania que en Nigeria-, donde la política y la geografía afectan negativamente a sus relaciones.

Tribalismo y nacionalismo cristianos en África

Para ser justos, el África subsahariana se ha convertido al cristianismo en las décadas posteriores a los años cincuenta.

La explosión que ha provocado este repentino crecimiento del cristianismo en África sigue su curso a medida que personas de muchas tribus y naciones se convierten a Cristo.

A diferencia de lo que ocurre en Europa y Norteamérica, los cristianos africanos todavía están tratando de entender qué significa ser cristiano y africano al mismo tiempo, y por África se entiende sus comunidades étnicas. Por ejemplo, ¿qué significa ser cristiano yoruba o gikuyu?

La mayoría de las expresiones populares del cristianismo en África están moldeadas por las inquietudes de los cristianos occidentales a las que tienen acceso. Por ejemplo, la influencia del cristianismo estadounidense puede verse en la teología africana.

La explosión que ha provocado el repentino crecimiento del cristianismo en África sigue su curso a medida que personas de muchas tribus y naciones se convierten a Cristo.

Los discursos teológicos estadounidenses suelen encontrar terreno fértil en muchas escuelas y universidades cristianas africanas. Las bibliotecas y librerías cristianas del África subsahariana suelen tener más recursos estadounidenses que de cualquier otra parte del mundo, incluida África.

Aunque el aborto, el derecho a las armas, la sexualidad y la política no son temas de interés primordial en muchas partes de África, dominan algunos círculos teológicos. Por esta razón, el tema del nacionalismo ha surgido en el discurso cristiano africano.

Como consecuencia, puede llegar a perturbar todo lo bueno que se esté desarrollando en el continente.

Por desgracia para nosotros (como africanos), nuestra identidad cristiana está conformada, en gran medida, por nuestras identidades étnicas y nacionales. Nuestra eclesiología es testigo de ello.

A menudo, la identidad étnica del líder determina la pertenencia a la iglesia. Emmanuel Katongole se lamentaba en una ocasión: “La sangre del tribalismo, en sus múltiples formas, corre más profunda que las aguas del bautismo”.iv

En la diáspora africana, nuestras identidades tribales y étnicas africanas se hacen más visibles. Por supuesto, tenemos iglesias nigerianas, ghanesas, keniatas, zimbabuenses y similares.

Sin embargo, dentro de estas iglesias de configuración nacional, también encontramos denominaciones tribales. Rara vez encontramos iglesias africanas con una membresía mixta. El legado del Estado-nación colonial, junto con las divisiones y sospechas que sembró entre los africanos, continúa.

La teología Ubuntu como antídoto contra el nacionalismo

Las comunidades bantúes de África -un grupo étnico de más de setecientos millones de personas situado en África central y meridional, desde Camerún a Kenia y hasta Sudáfrica- tienen una concepción amplia de la humanidad, que reconoce y celebra la identidad tribal de una persona, pero también comprende simultáneamente la humanidad de todas las naciones.

Afirman que todos los seres humanos, como una sola raza, pertenecen a la misma y, como tales, crecen y decrecen juntos.

Entre los bantúes (y yo soy uno de ellos), la palabra ubuntu (que se traduce como personhood en inglés, y se podría traducir como “personalidad” o “ser persona” en español) sugiere que solo se puede ser plenamente humano en comunión con los demás. En pocas palabras, dice “yo soy porque nosotros somos, y nosotros somos porque yo soy”.

Sus fundamentos teológicos describen a un Dios que es en realidad el Dios de toda la humanidad, que determina las trayectorias de toda la vida humana y que ha hecho que los seres humanos se necesiten unos a otros para prosperar.

De hecho, Dios nos ha hecho de tal manera que necesitamos a otras naciones para prosperar si queremos que toda la humanidad, incluidas nuestras propias naciones, vivan la vida en plenitud. La diferencia y la alteridad son esenciales para la prosperidad humana.v

La palabra ubuntu (que en inglés se traduce como personhood) sugiere que sólo se puede ser plenamente humano en comunión con los demás.

Esta concepción de Dios es lo suficientemente amplia como para incluir a todas las naciones, tribus y lenguas. En Él, todos los seres humanos viven, se mueven y son (Hechos 17:28). Un Dios así también es generoso, pues da a toda la humanidad recursos suficientes para prosperar.

Entre los cristianos existe una humanidad compartida en el cuerpo de Cristo que incluye a sus seguidores de todas las naciones del mundo. Pablo nos recuerda que el ojo no puede decir a la mano: “No te necesito” (1 Cor. 12:21).

Con una teología así, los seguidores de Cristo están llamados a ser hospitalarios y generosos con los demás, incluidos los que no son cristianos. En África, el nacionalismo cristiano no será más que otra mala teología exportada para destruir a una comunidad que apenas está encontrando su identidad poscolonial.

Aquí, en Europa, en el contexto de la Unión Europea (más Reino Unido y Suiza), existe una cierta comprensión de lo que significa ser humano en comunión.

Sin embargo, también hay una “alteridad” de algunos europeos y un deseo definido entre muchos de mantener a los no europeos como humanos de segunda clase.

Por ejemplo, los inmigrantes de algunas partes del mundo son más bienvenidos en unos países que en otros. La teología Ubuntu exigiría tratar a todos los seres humanos como iguales, vengan de donde vengan.

Una concepción así de la vida cristiana no deja lugar para el nacionalismo excluyente.


Harvey Kwiyani es Director General de Global Connections y coeditor de Vista.

Este artículo se publicó por primera vez en la web de Vista Journal y se ha traducido y reproducido con permiso.
 

Notas

i Para más información sobre cómo sucedió esto, véase Thomas Pakenham, The Scramble for Africa [La disputa por Africa] 1876-1912. (Nueva York: Random House, 1991).

ii Naar M'fundisi-Holloway, Pentecostal and Charismatic Spiritualities and Civic Engagement in Zambia [Espiritualidades pentecostales y carismáticas y compromiso cívico en Zambia] (Cham: Palgrave Macmillan, 2018), 122.

iii Las naciones temerosas de Dios podrían temer a cualquier Dios o a una combinación de dioses. No hacen ninguna promesa real de seguir al Dios cristiano. Las naciones cristianas se guían por principios cristianos.

iv Emmanuel Katongole y Jonathan Wilson-Hartgrove, Mirror to the Church: Resurrecting Faith after Genocide in Rwanda. [Espejo de la Iglesia: resucitar la fe después del genocidio en Ruanda]. (Grand Rapids, MI.: Zondervan, 2009), p. 45). 

v Véase Mwenda Ntarangwi, Jesus and Ubuntu: Explorando el impacto social del cristianismo en África. Trenton, N.J.: Africa World Press, 2011. Un recurso más accesible para los lectores occidentales sobre ubuntu es Michael Battle, Ubuntu: I in You and You in Me (Yo en ti y tú en mí). Nueva York: Seabury Books, 2009.

 

 

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