En los pasillos del Palacio de Congresos, y en las calles de Granada, me he encontrado con una variedad increíble de personas de la comunidad evangélica global. Junto a los misioneros estaban pastores de iglesias que los envían, miembros de iglesias que promueven las misiones en su ámbito, directores y funcionarios de agencias misioneras tanto de las Américas como de Europa y Asia, profesores de Misionología, investigadores especializados en el tema de las misiones, además de hombres y mujeres jóvenes o aun mayores que están considerando el llamado al servicio a Dios en algún campo misionero.
Aunque el horario de reuniones fue intenso, permitió la realización de una variedad de encuentros particulares de grupos especializados, y momentos de comunión fraterna en el ámbito de un “Bazar iberoamericano”. Si tomo mi caso como índice, en apenas dos días pude ver a un número y una variedad de personas de veras excepcional. Así por ejemplo me encontré brevemente con el pastor Xoan Castro, promotor de misiones en España para la UEBE y con la misionera pastora Stella Maris Merlo que sirve en Andalucía. Una inolvidable comida me permitió reunirme con pastores de la Alianza Cristiana y Misionera que fueron mis alumnos en Lima en la década de 1980 y que hoy sirven al Señor en Londres, Miami, Paraguay y Perú. Mi esposa y yo desayunamos con Ann Borquist, ex – misionera en Filipinas, también alumna mía que hoy sirve con su esposo en Brasil, en la capacitación de misioneros brasileños a otras partes del mundo.
Otro día lo hicimos con Rose Mary Dowsett, escocesa, quien con su familia sirvió en Filipinas y ahora colabora con la comisión de misiones de la Alianza Evangélica Mundial, y se ha especializado en la espiritualidad de la misión. Otra comida, esta vez no planeada, nos permitió compartir la mesa con misioneros como Loida Tejera, de República Dominicana; y Luis Rangel de Bolivia. Para gran alegría comprobamos que todos ellos mientras estudiaban en la universidad habían sido militantes de los Grupos Bíblicos Universitarios de su país. También habían compartido esa militancia Wout Van Laar y otro colega suyo quienes dirigen organizaciones misioneras en Holanda, y con quienes tuvimos una productiva cena.
Otros encuentros fueron parte de una agenda como el café que tomé con Douglas Birdsall, con quien colaboro en la organización del movimiento Lausana III, que se realizará en el 2010, en celebración del centenario de la famosa conferencia misionera de Edimburgo en 1910. También conversé con Guillermo Powell, un argentino nieto de misioneros que trabaja con Logos, conocida organización dedicada a producir software para formación cristiana y que ha incluído mi libro
Tiempo de misión junto con otras cuarenta obras en su
Biblioteca Digital de la Misión (
www.logos.com). Con varios colegas españoles y extranjeros que cooperan en el proyecto de una Escuela Superior de Misionología Transcultural vinculada a CEIBI de Canarias y al IBSTE de Castelldefells tuvimos también una breve sesión de trabajo.
El Congreso tuvo una definida impronta latinoamericana, tanto en su liderazgo, en los oradores, coordinadores de grupos de trabajo y misioneros que compartieron su obra, como en la música y el ambiente en general. Del total de casi dos millones de dólares que costó el encuentro, según David Ruiz, presidente saliente de COMIBAM, un 80 % fue cubierto desde América Latina. Sin embargo, el programa incluyó también saludos de Mariano Blázquez, a nombre de la FEREDE, y de las autoridades de la ciudad de Granada. David Ruiz, guatemalteco, quien ha guiado como Presidente a COMIBAM en un período de crecimiento desde 1997, abrió las plenarias vespertinas con un mensaje sobre “Misiones al pie de la cruz”, destacando que el sufrimiento es parte del llamado en la misión cristiana. Un énfasis parecido caracterizó las siguientes plenarias a cargo del pastor egipcio Hermano Yousef, los pastores C. Sekar y K. Rajendran de la India y el pastor Bob Fu de la China.
El programa de este Tercer Congreso muestra ya un cierto grado de madurez en el movimiento misionero latinoamericano vinculado con COMIBAM. Por un lado hubo informes y momentos inspiradores, lo mismo que consultas temáticas sobre asuntos tan diversos como por ejemplo estructuras de envío, cuidado integral de misioneros, formas de alcanzar a diferentes etnias, lingüística y traducción de la Biblia. Pero un componente importante del programa fue lo que podemos llamar “reflexión crítica sobre la práctica”, la cual ocupó buena parte de las cuatro mañanas. Desde varios meses previos al Congreso se realizó una investigación basada en una encuesta de 110 preguntas a la cual respondieron 428 misioneros y misioneras. Se seleccionaron cuatro estudios de caso sobre cuatro temas: el llamado a la misión, la capacitación de misioneros, el envío de los misioneros y el trabajo de campo.
La mañana transcurría escuchando el testimonio de un misionero o misionera sobre el tema del día, seguido de una revisión de los resultados de la encuesta, y luego un panel en el cual se examinaba el tema con misioneros, directivos de agencias que envían, y creyentes de iglesias donde dichos misioneros trabajan. Escuchamos a Antonio Peralta, uruguayo que trabaja en el Magreb, expresando su profunda preocupación por tendencias como el sionismo evangélico o el activismo narcisista que afectan a las iglesias hoy. El segundo día Humberto Coello, mexicano y misionero en Turquía dirigió un mensaje a las iglesias sobre el tema “Las buenas intenciones no son suficientes”. La tercera mañana Najuaá Diba, misionera brasileña en Kosovo y luego en Albania compartió experiencias prácticas y dramáticas de su experiencia de siembra y cuidado de iglesias en Albania. El último día Carlos Zapata, argentino que trabaja en Asia Central, se refirió a las necesidades y desafíos. Estas sesiones fueron un tiempo de reflexión crítica pasando revista tanto a los aciertos como a los errores, y planteando las necesidades urgentes. Los paneles que dialogaron y reflexionaron fueron dirigidos por veteranos y misionólogos como Rudy Girón, Guillermo Taylor, Bertil Ekstrom, y el autor de estas líneas.
Meses atrás, al ser invitado a dirigir uno de los paneles expresé al Director David Ruiz mi preocupación por la falta de información y difusión del Congreso entre las iglesias de España. Lamentablemente el problema no se corrigió y la asistencia de españoles fue muy limitada. Entidades representativas del Protestantismo español como la Alianza Evangélica Española e instituciones que naturalmente estarían interesadas en el tema como los Grupos Bíblicos Universitarios o el Seminario Teológico de la UEBE no fueron invitados ni recibieron información adecuada. Un congreso de esta magnitud y con un programa tan bien diseñado hubiera sido una bendición para los cientos de españoles que se interesan en la misión cristiana hoy, que la estudian y que participan en el envío de misioneros españoles a otras partes del mundo, incluída América Latina. Hubiera sido también una experiencia de contacto con evangélicos latinoamericanos diferentes en algunos aspectos a los que generalmente llegan como inmigrantes.
Como misionero entre universitarios durante veintiséis años, y luego como profesor de Misionología durante otros veinte, he seguido con atención el desarrollo del movimiento COMIBAM que vio la luz durante un congreso misionero que se realizó en Brasil en 1987. La iniciativa para este congreso fue un esfuerzo por agrupar y coordinar varias agencias evangélicas que habían empezado a enviar misioneros latinoamericanos. Se estimaba que en 1980 había unas 92 organizaciones evangélicas enviando un total de 1,120 latinoamericanos como misioneros a otras partes del mundo. El énfasis de este movimiento se ha concentrado en la misión transcultural, especialmente en las áreas del planeta donde la presencia cristiana es mínima o inexistente tal como el mundo musulmán. En el segundo Congreso de COMIBAM realizado en Acapulco en 1997, se pudo apreciar el progreso de la obra misionera evangélica desde América Latina. Para ese año las cifras indicaban que había 3,921 misioneros latinoamericanos en otras partes del mundo, enviados por 284 organizaciones. En este Tercer Congreso se afirmó que hay casi 9,000 misioneros latinoamericanos en el campo enviados por más de 400 agencias(1) Estas cifras compiladas por estudiosos del tema son por lo general cálculos conservadores y no incluyen agencias denominacionales o numerosos movimientos espontáneos que es difícil registrar. Tampoco incluyen a los emigrantes que desarrollan obra misionera en otras partes en forma voluntaria y sin relación con agencias establecidas. Las cifras, sin embargo son evidencia de un dinamismo misionero en ritmo de crecimiento.(2)
Originalmente COMIBAM estuvo vinculado a lo que en mis escritos he descrito como “misionología gerencial” de origen estadounidense, y de ella adoptó categorías y conceptos misionológicos como "pueblos no alcanzados", "ventana 10-40" y "adopte un pueblo".
Los años y la experiencia llevaron a ampliar la visión de modo que muchos de los testimonios escuchados en este Tercer Congreso han hecho también referencia a la misionología integral que se viene desarrollando desde 1970 en América Latina. Los libros que COMIBAM publicó para este congreso incluyen la reflexión misionológica de David Ruiz
La transformación de la iglesia, la teología evangélica de Justo L. González con
Mapas para la historia futura de la Iglesia (por arreglo especial con Editorial Kairos), el recuento de experiencias
Testimonios de misioneros iberoamericanos y un manual práctico traducido del inglés,
El cuidado integral del misionero que incluye perspectivas y prácticas alrededor del mundo.
Este Congreso ha sido una experiencia enriquecedora y nos ha provisto una visión de esperanza al mostrar el vigor del impulso misionero que parte de las filas evangélicas en América Latina. El tono celebrativo pero no triunfalista resultó un tónico reconfortante. El argentino Carlos Scott es el nuevo Presidente de COMIBAM. Su mensaje final destacó los riesgos y desafíos a que se enfrenta la obra misionera : “Necesitamos – dijo – tener una real comprensión de la unidad del pueblo de Dios, una mayor participación en el movimiento misionero mundial, haciéndonos partícipes de la iglesia universal, compartiendo los desafíos globales en una acción integral del evangelio, una sincera búsqueda de modelos cooperativos y entender las misiones como un proceso y no como un proyecto.”
La madurez expresada en la disposición a la autocrítica y el realismo prometen la continuidad y el crecimiento en profundidad de un movimiento símbolo de nuestro tiempo, en el cual el vigor de la profesión y militancia cristianas se ha movido hacia el hemisferio sur. Damos gracias a Dios por COMIBAM y yo particularmente espero que el movimiento pague su deuda que le ha quedado pendiente para con el Protestantismo español.
(1) Ted Limpic Catálogo de organizaciones misioneras iberoamericanas Miami: Comibam-Unilit, 1997; p.191.
(2) Los datos más recientes se pueden encontrar en (www.comibam.org)