La ciencia y la necesidad de Dios

La creencia de que la ciencia contradice al teísmo o a la fe cristiana no es cierta y responde más bien a ignorancia o a intereses ideológicos.

17 DE NOVIEMBRE DE 2019 · 09:00

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La mayoría de los científicos que integraron la Revolución científica del siglo XVII, en la que se creó el modelo moderno de la ciencia occidental, fueron personas que creían en un Dios creador. Científicos como Copérnico, Galileo, Kepler, Newton, Torricelli y pensadores como Descartes, Leibniz o Pascal. Todos estaban convencidos de que estudiar la naturaleza era como escudriñar la “otra” revelación de Dios.

Sin embargo, el racionalismo, el naturalismo y el darwinismo que vinieron después motivaron que las personas empezaran a dudar de la realidad de Dios y a creer que la ciencia hacía innecesaria su existencia. Durante mucho tiempo se creyó que la ciencia era enemiga de la fe. Incluso todavía hoy algunas personas piensan que existe un conflicto entre lo que la ciencia descubre y lo que dice la Biblia.

Es verdad que puede haber discrepancias, en cuanto a la interpretación de los hechos científicos, pero no en cuanto a los hechos mismos. Pueden existir diferencias entre cosmovisiones (por ejemplo, entre evolucionismo naturalista o materialista, evolucionismo teísta o creacionismo teísta, tanto de la Tierra joven como de la Vieja). Sin embargo, la creencia de que la ciencia contradice al teísmo o a la fe cristiana no es cierta y responde más bien a ignorancia o a intereses ideológicos, porque lo cierto es que los últimos descubrimientos científicos apoyan la creencia en un Diseñador del universo. Tanto es así, que hasta algunos pensadores ateos famosos se han visto obligados a cambiar su cosmovisión y aceptar la existencia de un Dios creador. Tal como ocurrió, por ejemplo, con el famoso filósofo inglés, Anthony Flew.

¿Cuáles serían actualmente los principales temas científicos que apuntan hacia la necesidad de una Mente inteligente en el universo y que, por tanto, deberían ser los preferidos por los apologistas cristianos? Los principales descubrimientos científicos que nos interesan, y sobre los que más deberíamos hacer énfasis hoy desde el punto de vista apologético, se dan sobre todo en dos campos: el de la cosmología (con sus correspondientes disciplinas, tales como la astronomía, la astrofísica, la física, las matemáticas, etc.) y de la biología (con la bioquímica, citología, genética, zoología, botánica, etc.).

Si no existiera un Creador, ¿por qué debería existir el universo? ¿Por qué hay algo en vez de nada? ¿Acaso puede salir algo de la nada absoluta? La existencia de un universo físico complejo, como el que conocemos, es algo demasiado grande para ser explicado sólo por la ciencia. La ciencia puede descifrar cómo funciona el cosmos, incluso qué características debió tener en los primeros instantes de su existencia, pero nunca podrá explicar qué había antes o cómo comenzó a existir a partir de la nada absoluta.

El filósofo canadiense, John Leslie, ha mostrado que ninguno de los modelos cosmológicos que están de moda hoy día excluye la necesidad de un Creador.[1] Otro filósofo inglés, Richard Swinburne, actualiza el clásico argumento cosmológico sobre la existencia de Dios, mediante estas palabras: “Es bastante probable que, si hay un Dios, otorgue sentido a un universo como el nuestro, complejo y finito. Es muy improbable que un universo exista sin causa alguna, pero es bastante más probable que Dios exista sin causa alguna. Por tanto, el argumento que se remonta desde la existencia del universo a la existencia de Dios es un buen argumento inductivo”.[2]

 

Notas

[1] Leslie, J. 2001, Infinite Minds: A Philosophical Cosmology, Claredon Press, Oxford.

[2] Flew, A. 2013, Dios existe, Trotta, Madrid, p. 124.

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