Rosalía De Castro, mi Rosalía

Su poesía denota ansiedad, una inquietud angustiada ante extraños presentimientos que se perciben como propios en el más cercano entorno.

08 DE SEPTIEMBRE DE 2019 · 20:00

Dibujo de Rosalía de Castro. / Instituto Cervantes,
Dibujo de Rosalía de Castro. / Instituto Cervantes

“Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,

ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,

lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso

de mí murmuran y exclaman:

Ahí va la loca soñando

con la eterna primavera de la vida y de los campos,

y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,

y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.

 

Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,

mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,

con la eterna primavera de mi vida que se apaga

y la perenne frescura de los campos y las almas,

aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.

 

Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,

sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?”

Rosalía de Castro

 

 

“Busca y anhela el sosiego…

mas… ¿quién le sosegará?

Con lo que sueña despierto,

dormido vuelve a soñar.

Que hoy como ayer, y mañana

cual hoy, en su eterno afán,

de hallar el bien que ambiciona

cuando sólo encuentra el mal,

siempre a soñar condenado,

nunca puede sosegar.

Rosalía de Castro

Siempre me atrajo de un modo muy profundo, la obra y la vida de Rosalía de Castro. Una vida tremenda, triste, oscura y profunda; y una preciosa obra llena de incorrecciones en el gallego, llena de poesía con o sin ella... Su obra es el reflejo de una vida triste, y llena de melancolía, llena de ausencias y tristezas… Pero una predecesora; sino la primera, de la poesía y obra en lengua gallega, un gallego aun sin normativizar, pero llena de un encanto tremendamente especial; tan especial, que llena mi alma cada vez que me acerco a ella, siempre de puntillas con todo mi respeto y admiración.

Todavía recuerdo la primera vez que visite con plena consciencia y recuerdo la preciosa alameda de Iria Flavia, y la entrañable y maravillosa casa de Rosalía… Mi Rosalía… Alguien que resume en su obra y en su vida, todo el clamor del alma gallega, un alma llena de poesía, de sueños, de tristezas, “agarimos”, “soedades”, “tristuras”, “lembranzas”, “morriñas”….

Permitidme recoger una breve biografía de quien es para mi la poetisa y el alma gallega por excelencia; leyéndola, tal vez por milésima vez en mi vida, puedo comprenderla en toda la extensión de la que soy capaz, espero que también vosotros podáis hacerlo…

Rosalía de Castro…

(Santiago de Compostela, España, 1837 - Padrón, id., 1885) Escritora española en lenguas castellana y gallega. Perteneciente por línea materna a una familia noble, su adolescencia estuvo dominada por una profunda crisis debida al descubrimiento de su condición de hija ilegítima de un sacerdote, y por una delicada salud, que jamás mejoró.

Su primer libro, La flor, se publicó en Madrid en 1857 y recibió elogiosas críticas de Manuel Martínez Murguía, crítico destacado del Renacimiento gallego, con quien Rosalía de Castro contrajo matrimonio al año siguiente. Vivió en medio de constantes penurias económicas, dedicada a su hogar y a sus hijos; la muerte de su madre y la de uno de sus hijos fueron dos duros golpes para ella.

A esta amarga experiencia se refiere su primera obra de madurez, el libro de poemas A mi madre (1863), al cual siguieron los Cantares gallegos (1863), canto a su Galicia rural, lleno de añoranza y denuncia ante la explotación de los segadores por parte de Castilla. Con Cantares gallegos, escrito íntegramente en lengua gallega, dio comienzo el renacimiento poético en esa lengua, que pronto respaldarían Manuel Curros Enríquez y Eduardo Pondal.

Regresó después a la novela con Ruinas (1866), historia de tres mujeres ejemplares y desdichadas en el seno de un ambiente moderno que perciben como ajeno. Un año después se publicó su obra narrativa más conseguida, El caballero de las botas azules (1867), novela misteriosa y fantástica que conecta con lo mejor de su labor lírica.

En 1880 apareció su segundo libro en gallego, Follas novas, expresión angustiada e intimista sobre la muerte y la soledad del ser humano. Cierran su producción literaria la novela, “El primer loco” (1881) y el poemario en lengua castellana, “En las orillas del Sar” (1885); este último continúa la línea de meditación metafísica iniciada con “Follas novas”; si bien acentuando esta vez el sentimiento religioso.

La obra de Rosalía, que se mueve entre una preocupación de tipo social por las duras condiciones de los pescadores y los campesinos gallegos, y otra de carácter metafísico que la sitúa dentro de la literatura existencial; se ha equiparado a la de Gustavo Adolfo Bécquer, en tanto que representante tardía del Romanticismo español; si bien esta relación viene más por la comunidad de fuentes literarias que por una real afinidad de actitud literaria y vital. Bécquer y Rosalía son señalados por la crítica como los iniciadores de la poesía española contemporánea; los versos de Rosalía anticiparon algunos aspectos del modernismo de Rubén Darío, y su influencia se extendió, a través de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, a la generación del 27.

La poesía de Rosalía de Castro, en particular, denota ansiedad, una inquietud angustiada ante extraños presentimientos que se perciben como propios en el más cercano entorno. Asimismo, su dolorosa sensibilidad proyectó un conjunto de magníficas visiones del paisaje gallego en las que predomina una atmósfera gris de tristeza indefinible. Esa sensibilidad fue la que transportó una concepción de la naturaleza como la de una realidad animada, misteriosa, y cuyos signos más visibles hablan de una vida doliente.

Os invito a escuchar, realmente a ver también, un precioso vídeo… Es Amancio Prada, cantando un bellísimo poema de Rosalía de Castro... Mi Rosalía… Campanas de Bastabales

Estoy segura de que os ha encantado, a mi me ha hecho llorar, eso hace Rosalía… Mi Rosalía, cada vez que la escucho de algún modo; es la expresión más preciosa y profunda del pueblo gallego al que pertenezco por herencia de mi padre, y por haber nacido y vivido aquí toda mi vida.

Puedo comprender y disfrutar con toda mi alma la preciosa obra de Rosalía de Castro, mi Rosalía; pero cuando la analizo a la luz de la Palabra de mi Dios, lo que está en mi vida muy por encima de cualquier otra cosa, me invade una profunda tristeza… Rosalía, mi Rosalía... se queda ahí, y no puede llegar a salir de una nostalgia profunda, fruto del dolor de su propia vida, y del alma gallega que lleva dentro. Pero el Dios de mi vida, un Dios que está por encima de pueblos, naciones, circunstancias, dolores y pensamientos, hoy me recuerda, lo que en esta deliciosa canción cantaba Julio Melgar, un precioso hombre de Dios que pasó a su presencia, en lo mejor de su vida, familia, ministerio... A causa de un cáncer que no tuvo solución; aun así, canta lleno de seguridad, una y otra vez… “Ya no soy un esclavo del temor, yo soy hijo de Dios”, y esto es lo que hace la gran diferencia… La seguridad de ser sus hijos, lavados por su Sangre preciosa, nuestra seguridad de vida eterna, y hayan sido, sean, o puedan ser nuestras circunstancias, podemos descansar en sus preciosos brazos, los brazos amantes del Salvador.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Follas novas - Rosalía De Castro, mi Rosalía