Sigo siendo mujer ¿y qué?

Hay situaciones y momentos, en los que entiendo que lo que me pide mi Señor es… ¡Estate quieta, y conoce la solución venida  de mi mano! Es entonces cuando repliego mis alas, paro mi vuelo, y espero en Su maravilloso actuar.

14 DE JULIO DE 2019 · 12:00

Rosa Parks en primer plano, con Martin Luther King al fondo, en 1955. / Wikimedia Commons,
Rosa Parks en primer plano, con Martin Luther King al fondo, en 1955. / Wikimedia Commons

“Quien no se mueve, no nota sus cadenas”. Rosa Luxemburgo.

“Sería bueno sentir menos curiosidad por las personas, y más por las ideas”. Madame Curie.

“La comprensión es una calle de doble sentido”. Eleanor Roosevelt.

Hace años escribí algo bajo el título, Soy mujer ¿y qué?; aquello salió del alma con mucha fuerza, y recorrió muchos lugares, incluso una querida amiga y compañera lo tomó para un programa suyo de radio.

Creo que mi postura a este respecto, incluyendo el contexto eclesial, es conocido por la mayoría; “La mujer y la liberación que trajo Jesús” y muchos otros escritos, mensajes y todo tipo de cosas han  sido compartidas en todo tipo de lugares. Aunque creo que en todos estos años, como es lógico, mi pensamiento original -que sigo manteniendo-  ha ido madurando, ha sido retomado,  y con muchos añadidos y connotaciones diferentes, que a lo largo de estos años, el Señor y mi vida siempre a su lado y ante su Palabra, me han hecho considerar prismas nuevos y diferentes. A pesar de todo,  mi posición podría resumirse con el texto bíblico “clarito como el agua”:

“Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo os habéis revestido. No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo, entonces sois descendencia de Abraham, herederos según la promesa”. Gálatas capítulo 3. Santa Biblia.

Como habéis podido observar, he tomado todo el contexto; de este modo, creo que la inclusión de la igualdad ante Dios de hombre y mujer, quedan plasmados en un precioso todo. Cristo vino a restaurar lo que se había roto con la caída, ¡Y ya!

No es mi intención hacer un estudio profundo de todo este tema, lo he hecho en otras ocasiones; lo más triste de todo esto, es que  en pleno siglo XXI, siguen existiendo unas discriminaciones, que Cristo vino a borrar; pero que siguen existiendo.

“¿Judíos y griegos?”.......... ¡Siguen existiendo!

“¿Esclavos y libres?”………. ¡Siguen existiendo!

¿Hombre y mujer?....... Pese a todo lo que está tremendamente distorsionado todo este tema en los últimos tiempos, ¡Siguen existiendo!.

No, no estoy abogando por nada extremo o fuera de lugar; pero creo sinceramente que la mujer sigue perdiendo, ¡Sigue perdiendo en todos los ámbitos en los que nos podamos imaginar! Y con la madurez en la vida y en Cristo que me han dado los años, hoy me nace del alma gritar….

 

¡SIGO SIENDO MUJER ¿Y QUÉ?

Me encanta y me parece buenísima, la frase con la que comienzo este artículo: “Quien no se mueve, no nota sus cadenas”.

Es en este sentido que quiero tomar a Rosa Parks como ejemplo de una mujer que marcaría historia; porque no quedó contenta, esperando a que alguien se moviera por ella, para conseguir ver cumplido, todo aquello con lo que soñaba;  se movió, se arriesgó, y hoy es recordada como una de las mujeres más especiales de la historia de la humanidad.

Rosa Parks fue una de las mujeres afroamericanas, que más destacó en la lucha por el reconocimiento de los derechos civiles y la igualdad ante la ley, de los ciudadanos estadounidenses de raza negra.

Su incursión de modo formal en el Movimiento, se produjo en 1950, y en ello tuvo muchísimo que ver el estado de cosas que vivía en aquel momento su raza, completamente discriminada, ultrajada, y segregada. A pesar de todo, el esfuerzo y trabajo de Rosa, la Asociación a la que pertenecía, y toda su vida y milagros, no fueron lo que la hicieron mundialmente famosa; fue algo que aconteció en un día normal y cotidiano de su vida, y que daría la vuelta al mundo llegando hasta nuestros días:

Rosa viajaba en un autobús, y cuando se negó a entregarle el asiento a un hombre de raza blanca, el conductor del bus, llamó a la policía, y nuestra protagonista terminó detenida por su negativa de cederle el asiento.

Este suceso vivido en carne propia y en primera persona, marcaría un hito en la historia de esta minoría, y finalmente terminaría por lograr que el gobierno norteamericano, aboliera algo tan sumamente ridículo como indignante.

Hasta sus últimos años, Rosa Parks, continuó completamente involucrada en la defensa de la raza negra, a la que pertenecía. En 1977 fundó un instituto, “Rosa and Raymond Parks Institute for Self Development”, el cual continua activo, y en el cual se ofrece, entre muchísimas otras actividades, algo como viajes en autobuses para adolescentes, en los cuales  se les relata a los que no han conocido aquel incidente, ni aquella historia de un pasado que no han vivido, oscuro y triste.

En 1999, siendo Presidente de los Estados Unidos Bill Clinton, él mismo le entregó la medalla de Oro del Congreso, por su aporte en la lucha por los derechas civiles. 

Rosa Parks, falleció el 24 de Octubre del año 2005, a los 92 años de edad.

He tomado la vida de esta inolvidable mujer, como ejemplo de una mujer que creyó, no se quedó quietecita precisamente, y logró una inmensidad.

Sé demasiado bien que, en mi vida como hija y sierva de Dios, hay situaciones y momentos, en los que entiendo que lo que me pide mi Señor es… ¡Estate quieta, y conoce la solución venida  de mi mano! Es entonces cuando repliego mis alas, paro mi vuelo, y espero en Su maravilloso actuar. Pero mientras haya aliento en mis pulmones, sangre corriendo por mis venas, y un llamado fuerte y precioso por servirle, en el modo y la manera que Él me indique, le seguiré hasta el final.

Sólo espero poder escuchar que alguien diga de mi…… “LLAMADA, ESCOGIDA, Y FIEL”

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