Cría cuervos

Son unas de las aves más inteligentes que existen y hasta son capaces de usar herramientas rudimentarias para lograr su alimento o jugar con la nieve.

12 DE MAYO DE 2019 · 08:00

La grajilla occidental (Corvus monedula), presente en Tierra Santa, presenta la parte trasera de la cabeza de color grisáceo y suele posarse sobre acantilados, árboles, monumentos y edificios viejos.,
La grajilla occidental (Corvus monedula), presente en Tierra Santa, presenta la parte trasera de la cabeza de color grisáceo y suele posarse sobre acantilados, árboles, monumentos y edificios viejos.

Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan;

 que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta.

¿No valéis vosotros mucho más que las aves?

(Lc. 12:24)

 La Biblia se refiere a los cuervos con la palabra hebrea, oreb, עֹרֵב, que proviene de la raíz, arab, ערב, cuyo significado es “oscurecerse”. Evidentemente se resalta el color negro de estas aves. Después del Diluvio, Noé soltó un cuervo (Gn. 8:7) que “salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra”. En la antigüedad, era frecuente el uso de aves para orientar a los navegantes y los cuervos tenían buena reputación en este sentido ya que se dirigían siempre a tierra, guiando así las embarcaciones a buen puerto. En diversas ocasiones se señala que Dios cuida de estas aves (Job 38:41; Sal. 147:9; Lc. 12:24), aunque sean especies impuras (Dt. 14:14). Sus costumbres carroñeras quedan bien patentes en el libro de Proverbios (30:17) donde se les mencionan sacándoles los ojos a los malos hijos. También se resaltan sus hábitos solitarios y la desolación de los lugares que habitan (Is. 34:11). Sin embargo, a pesar de su mala reputación, los cuervos fueron usados por Dios para alimentar al profeta Elías (1 R. 17:4-6) puesto que el Creador puede valerse de las causas segundas.

Los cuervos a que se refiere la Biblia constituyen un conjunto de especies del orden Passeriformes pertenecientes a la familia Corvidae. Las Sagradas Escrituras engloban bajo el término “cuervos” a diversas especies, todas presentes en Tierra Santa (Lv. 11:15; Dt. 14:14). Tales como la grajilla occidental (Corvus monedula), que presenta la parte trasera de la cabeza de color grisáceo y suele posarse sobre acantilados, árboles y edificios viejos; la corneja cenicienta (Corvus cornix), que presenta la cabeza, las alas y la cola negras mientras el resto del cuerpo es gris y abunda en las ciudades de Israel, donde se dedica a consumir casi todos los desechos orgánicos y desperdicios que encuentra; el cuervo grande (Corvus corax), que es el mayor córvido del mundo, completamente negro y con una envergadura alar de hasta un metro y medio y, en fin, otras especies como Corvus rhipidurus y Corvus ruficolis propias del mar Muerto y el desierto del Neguev respectivamente. 

 

Corneja cenicienta (Corvus cornix) sobre una palmera situada en las ruinas romanas de Cesarea del Mar (Israel).

En Israel existen unas ocho especies de cuervos que constituyen las aves más abundantes del país. Son carroñeros activos como los buitres, milanos, perros, chacales o hienas. Tales hábitos han contribuido a la mala fama que tienen en la Biblia como animales que buscan alimento en los estercoleros, que están siempre vagabundeando a la espera de alguna oportunidad, que son capaces de atacar a otros animales heridos o débiles y de habitar también en los desiertos o lugares desolados, etc. Cuando no disponen de carroña, pueden también entrar en los campos de cultivo y comerse los granos que el agricultor acaba de sembrar. De ahí el nombre que le dieron los griegos al cuervo, como “recolector de semillas” (spermologos), que más tarde se convertiría en sinónimo de “zarrapastroso”. Algunos autores creen que este último calificativo es el que, en realidad, aplicaron al apóstol Pablo sus escépticos oyentes griegos del areópago ateniense y que, por un error de traducción, se habría transcrito como “palabrero” o “sembrador de palabras” en nuestras versiones bíblicas (Hch. 17:18).[1] No obstante, como pasa con tantas hipótesis, podría haber sido así pero es imposible demostrarlo. 

 

Ejemplar disecado de cuervo grande (Corvus corax), perteneciente a la colección de aves del Museo de Zoología de Barcelona. Se trata del mayor de los córvidos con una longitud de 54 a 67 cm, una envergadura de 1,2 a 1,5 m y un peso comprendido entre 0,8 y 1,5 kg.

Los cuervos son unas de las aves más inteligentes que existen y hasta son capaces de usar herramientas rudimentarias para lograr su alimento o jugar con la nieve. Suelen emparejarse de por vida y constituyen pequeñas bandadas que se agrupan para buscar alimento y comer casi de todo. Tienen una longevidad que oscila entre los 10 y los 15 años. Sus nidos son enormes y están formados por gruesos palos, lana, hierbas y brezo que colocan sobre árboles altos o bajo saledizos de los acantilados. Suelen poner de 2 a 6 huevos azulados y moteados.

 

Pareja de cuervos (Corvus rhipidurus), residentes habituales de las costas del mar Muerto, sobrevolando el oasis de Ein Guedin (Israel).

En el siglo XVII, el ministro de la iglesia en Escocia, Alexander Pitcairne, comentado los versículos 14 y 15 del salmo 145, escribió estas palabras:

Los ojos de todos esperan en ti. ¿Acaso la propia naturaleza no nos enseña a orar? Preguntad a los irracionales, a los brutos, los cuervos, lobos, como se preguntaban Job: “¿Quién prepara al cuervo su alimento, cuando sus polluelos claman a Dios, y andan errantes por falta de comida?” y el propio salmista en numerosas ocasiones: “El da a la bestia su mantenimiento, y a los hijos de los cuervos que claman”. Eso no quiere decir que estas criaturas irracionales actúen como si conocieran a Dios y le adoren, pero sí que la naturaleza les ha enseñado mucho de este deber; dentro de sus limitadas capacidades tienen un cierto sentido de sus carencias y deseos, sienten la necesidad de ayuda, gimen y lloran; y el Señor presta atención a esta voz y dice: «Esta pobre criatura está clamando a mí, y yo le compadezco». Siendo, pues, que las bestias claman a Dios a su manera, ¿serás tú capaz de permanecer en silencio? El Señor te ha elevado por encima de estas criaturas inferiores y te ha capacitado para actos racionales: para adorarle y mantener una comunión más cercana y elevada con él. ¿No vas a corresponderle? ¿No vas a servirle? A ti te ha dado un corazón y un alma espiritual, en tanto que a ellos únicamente impulsos de los sentidos y deseos naturales; ¿vas a consentir que ellos clamen a Dios a su manera con lo poco que les ha concedido, y no lo harás tú con lo que mucho que te ha dado?[2]

 

Notas

[1] https://ec.aciprensa.com/wiki/Animales_en_la_Biblia

[2] Alexander Pitcairne, 1664, “The Spiritual Sacrifice; or a Treatise concerning the Saints Communion with God in Prayer”, en Spurgeon, C. H., 2015, El tesoro de David, Clie, p. 2297.

 

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