Dice el loco en su corazón: 'No hay Dios'

Para muchos científicos el cristiano es un enfermo mental. Pero el Salmo 14 afirma que "dice el loco en su corazón que no hay Dios"

10 DE JULIO DE 2016 · 16:50

,

Es evidente que la Revelación bíblica se ocupa, y preocupa, por el estado de la salud mental de los seres humanos.

Ahora bien, no existe la posibilidad de determinar “que es un estado de salud mental normal”.

Para muchos científicos, el creyente (en el sentido cristiano) es un enfermo. Sigmund Freud consideraba que las personas creyentes eran enfermos neuróticos que proyectaban sus contenidos inconscientes reprimidos, mediante los meca-nismos de defensa (proyección y sublimación), para liberarse de la angustia que anidaba en los estratos más profundos de su corazón.

En principio pensó que todo el material reprimido era de carácter libidinoso (sexual) y que todos los condicionantes represivos, especialmente los de la cultura burguesa (puritanismo), actuaban sobre el super-yo de la persona creándole un gran sentimiento de culpa.

Este super-yo o conciencia ético-moral expulsaba del campo de la conciencia todo contenido que le creaba angustia y sentimientos de culpa, reprimiéndolo y relegándolo al fondo del ser: a la esfera del inconsciente individual.

La represión es un mecanismo de defensa, de la angustia, que ocurre sin que el ser humano tenga conciencia de lo que está sucediendo en lo más profundo de su ser; de esta manera se crea una especie de homeostasis psico-emocional, que aparentemente parece ser una solución a la seria problemática que la persona sufre, pero lo reprimido no está muerto y continua luchando por ascender al campo yoico y desestructurarlo.

Más adelante Freud admitió que la líbido albergaba más contenidos que aquellos que procedían de la esfera sexual.

La Biblia confirma que el inconsciente tiene y contiene la clave para entender la conducta humana, tanto la que consideramos normal como la patológica.

Dado que el o los componentes reprimidos intentan, para conseguir su realización, ascender al campo del YO, si no lo consiguen buscan emerger a la realidad anímica de la persona disfrazándose de tras-tornos de la personalidad, alteraciones neuróticas o psicóticas.

Si analizamos con más detenimiento el Salmo 14, es necesario preguntarse ¿quién es el que dice en su corazón no hay Dios? La respuesta es clara: “el necio”, o como traducía Juan Valdés “el loco”.

Ahora bien, para que una persona se trastorne mentalmente tiene que producirse un cambio en su YO, un cambio en la percepción de la realidad. Este cambio consiste en una nueva percepción de sí mismo y de su realidad entornante.

El primer síntoma de la enfermedad mental o de la alienación humana, surge, según el relato bíblico, cuando la primera pareja rompe su relación con Dios, y lo relata el capítulo tres de Génesis.

En él se nos revela que el HOMBRE ADAN (varón/varona, según el hebreo Ish y Ishshah, respectivamente) es en este tiempo y en este espacio donde experimentan por primera vez la angustia, y para poder superarla utilizan la huida como mecanismo de defensa.

Este mecanismo de defensa no resuelve, ni disuelve su angustia existencial; por el contrario, conduce al ser humano a una situación de frustración que convertirá su vida en una carga para sí mismo. Dios llama al Hombre y este intenta escon-derse de Dios, no confiesa abiertamente su transgresión y se aliena.

La carta a los Romanos nos arroja más luz sobre esta trascendental problemática. Falló el primer mecanismo de defensa (la huida de la realidad existencial y antropológica del hombre), y se pone en marcha otro más poderoso: la represión de la Imago Dei.

Así encontramos revelada esta realidad en Romanos 1:18: “Porque la ira de Dios se revela (término Apocalipsis) desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres (antropon) que detienen con injusticia la verdad”.

El verbo detener significa exactamente reprimir. Este término representa el mecanismo de defensa más poderoso que el ser humano utiliza para intentar liberarse de la angustia.

Todos los mecanismos de defensa, para liberarse de la angustia, y algunos más, ya han sido descritos por mí con anterioridad y están, firmemente, corroborados por los descubrimientos científicos de las escuelas que estudian el funcionamiento de la mente humana y los trastornos mentales que la misma puede sufrir.

Hemos visto que para algunos científicos importantes en el campo de las Ciencias del espíritu, las personas creyentes solo son enfermos psico-emocionales y su experiencia religiosa se reduce a utilizar algún o algunos mecanismos de defensa para superar su angustia.

En el próximo capítulo continuaremos con este interesante tema. (Continuará).

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cohelet - Dice el loco en su corazón: 'No hay Dios'