Ante la situación en Siria, mates

Un proyecto gestado en Argentina con el nombre del popular brevaje trabaja en Siria para ayudar a la iglesia cristiana.

Verónica Rossato , Redacción PD

DAMASCO · 25 DE OCTUBRE DE 2019 · 08:15

Vista de Zabadani, la ciudad donde comenzó el proyecto de MATES. ,
Vista de Zabadani, la ciudad donde comenzó el proyecto de MATES.

El mate, infusión hecha con hojas de yerba mate (Ilex paraguariensis), planta originaria de las cuencas de los ríos Paraná, Paraguay y el curso superior del Uruguay, es consumido en América desde la época precolombina por algunas etnias de origen tupí-guaraní y, en menor medida, por otras etnias que realizaban comercio con ellos. Fue adoptado rápidamente por los colonizadores españoles y quedó como parte del acervo cultural en Argentina, Uruguay y Paraguay, así como en Chile y zonas del Sur de Brasil y de Bolivia.

Argentina produce y exporta yerba mate a varios países, entre ellos Chile, Estados Unidos, España, Brasil y Uruguay, pero, curiosamente, su principal comprador es Siria, país donde incluso en lugares públicos es posible ver personas con un vasito en la mano, sorbiendo la infusión caliente con una bombilla.

La introducción del mate en Siria se habría iniciado con la gran inmigración de ese país hacia Argentina entre los años 1850 y 1860. Los inmigrantes se acostumbraron a tomar mate y cuando muchos de ellos regresaron a su tierra, llevaron consigo esta costumbre. Luego compartieron la infusión con sus parientes y amigos y, con el paso del tiempo, los sirios se convirtieron en consumidores habituales.

 

El coordinador del proyecto, Adrián Azzati, en Siria.

PROYECTO MATES

Precisamente “Mates” se llama un proyecto gestado en Argentina para ayudar a la iglesia cristiana en Siria y fue denominado así para resaltar la costumbre compartida por ambos pueblos. En forma de acróstico, la palabra significa Mostrar Amor Trabajando En Siria. 

“Cuando visitamos Siria nos llamó la atención que el mate sea una bebida típica, cultural y social, como lo es en muchos países latinoamericanos. Sorprende que, a pesar de ser diferentes en muchas cosas, compartamos algo tan básico y distintivo a la vez”, comenta Adrián Azzati, coordinador del proyecto.  “Aprovechando esta bebida común -continúa- hemos dado nombre al proyecto de restauración de vidas que lo han perdido todo”. 

Azzati, argentino residente en España desde hace una década, no cree necesario hablar sobre el conflicto en Siria, pero sí destaca un aspecto: “Los cristianos constituyen el grupo que más ha sufrido los horrores de la guerra como víctimas del odio de los fundamentalistas musulmanes”. Teniendo en cuenta esto, el objetivo del proyecto es apoyar a esa minoría para que recomiencen sus vidas y recuperen la esperanza. “Queremos mostrarles a nuestros hermanos sirios que no están solos y ayudarlos para que no se vayan del país, que no huyan y malvivan en campos de refugiados esparcidos por el mundo, sino que puedan reconstruir sus vidas en Siria”, enfatiza Adrián Azzati. Como ejemplo menciona el caso de Habib, un cristiano de la localidad de Zabadani, obligado a huir cuando su vivienda fue “confiscada” por los terroristas. Luego, cuando el ejército recuperó la ciudad, regresó para recomenzar su vida en una casa con las paredes destrozadas por los impactos de balas. En esta vivienda y otras dos se han instalado tanques y bombas para agua la semana pasada.

 

Azzati y Habib celebran la instalacion de una bomba de agua.

LA PUERTA ABIERTA

La Puerta Abierta, en la ciudad de Buenos Aires, es la iglesia donde se gestó “Mates”. Su pastor, Juan Pablo Bongarrá, es conocido a nivel nacional como comunicador, ya que conduce programas de radio y televisión (Canal Luz). Azzati, Bongarrá y un empresario de la congregación viajaron a Siria hace un año y decidieron dar inicio al proyecto en una ciudad distante a cuarenta y cinco minutos de Damasco. “No podemos detener la guerra y la destrucción, pero podemos impulsar la paz y la reconstrucción”, dice la presentación distribuida para invitar a apoyar el emprendimiento.

“Entendemos que el proyecto Mates es una oportunidad única que Dios ha puesto en nuestras manos para participar en la reconstrucción de Siria”, sostiene Azzati. Explica también que todo el trabajo se hará en colaboración con la iglesia cristiana local, con el objetivo de “fortalecer su presencia, lograr un mayor impacto en la comunidad y extender el Reino de Dios en ese país”.

El hecho de que Argentina no haya retirado su embajada de Siria, contribuye a que los argentinos sean bien recibidos tanto por las autoridades como por la población. “Nos ven bien”, resume Azzati, quien viaja desde España acreditado como pastor evangélico. 

 

Pastor Juan Pablo Bongarrá Iglesia La Puerta Abierta.

IGLESIA SIRIA

Un factor que favorece el desarrollo de “Mates” es que las iglesias protestantes de Siria están conectadas entre sí. Durante la última visita realizada, Azzati pudo reunirse con pastores de varias denominaciones, bautistas, anglicanos, luteranos. “Esta unidad es importante porque podemos trabajar con todos”, recalca. 

A pesar de los buenos contactos y la facilidad para entrar en Siria, aún no es posible desarrollar el proyecto en todas sus fases porque quedan amplios territorios que son “tierra de nadie”. La primera etapa, de reconstrucción de viviendas, ya ha comenzado con la aportación de materiales, en tanto que la comunidad provee la mano de obra. 

 

La casa de Habib, rehabilitada.

La segunda etapa será la entrada de profesionales para crear centros de capacitación e impulsar el desarrollo de microemprendimientos. Como primer paso está prevista la reparación o construcción de pozos de agua que sirvan para la producción ganadera y agrícola en regiones rurales.

También se está trabajando para el establecimiento de un centro de ayuda psicológica por traumas de guerra, con la participación de psicólogos sirios cristianos.

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