Trump saca a EEUU del acuerdo contra el cambio climático

“Hay múltiples indicios” de que las emisiones de gases contaminantes están aumentando la temperatura global, por lo que “debería ser obligatorio reducir las emisiones de CO2”, afirma Antonio Cruz.

Redacción PD

ESPAÑA · 02 DE JUNIO DE 2017 · 14:58

La cumbre de París, COP21, terminó con un acuerdo global de reducción de emisión de gases contaminantes.,
La cumbre de París, COP21, terminó con un acuerdo global de reducción de emisión de gases contaminantes.

Donald Trump ha decidido que Estados Unidos deje de apoyar el acuerdo mundial climático alcanzado en París en la Conferencia Mundial sobre el Clima (COP21) en el año 2015.

Según el presidente de los Estados Unidos, el acuerdo era “malo” para los intereses del país, sobre todo para el desarrollo de su economía y sus planes de crecimiento de empleo.

De esta forma, Estados Unidos se une a Nicaragua y Siria como los únicos tres países que no corroboran el acuerdo mundial climático que apoyan 190 países.

Según los informes internacionales, Estados Unidos es el segundo país que más contamina a causa de sus emisiones de gases. Estas debían reducirse entre un 26 y un 28 por ciento en los próximos años, según el acuerdo de París.

 

UNA CAUSA MUNDIAL

El problema del cambio climático acelerado a causa de la acción humana es uno de los puntos afirmados con mayor contundencia durante la conferencia de París. El fenómeno del calentamiento global está provocando al aumento del nivel del mar a causa del hielo que se va derritiendo en los polos, lo cual tiene enormes consecuencias en todo el funcionamiento del clima del planeta.

En este contexto, son los países con menos recursos los que muchas veces se ven más afectados por estas variaciones climáticas que pueden acaban afectando, por ejemplo, a su producción alimenticia.

“El planteamiento ecológico termina, tarde o temprano, por convertirse en un planteamiento social”, explica a Protestante Digital el doctor en biología Antonio Cruz. “Los problemas de la tierra son también los de los pobres y nadie pone ya en duda la creciente vulnerabilidad de tantos países pobres ante el cambio climático”.

Es cierto que en Estados Unidos hay un amplio porcentaje de negacionistas, es decir, aquellos que ponen en duda que sea la mano del hombre la que esté detrás de la causa del cambio climático. Pero “frente a la posibilidad de daños graves e irreversibles para el planeta, no debería ser necesario tener una certeza absoluta para tomar medidas. Yo creo que incluso aunque no pudiera probarse que la actividad humana está produciendo unos daños irreparables, sería obligatorio reducir las emisiones de CO2. Máxime cuando hay múltiples indicios de ello”, añade Antonio Cruz.

“Las acciones humanas -reflexiona Cruz- que tienen repercusión en la naturaleza deberían ser universalizables. Es decir, ¿qué ocurriría si toda la humanidad actuara de la misma manera y con la misma intensidad que EEUU o que nosotros mismos? Un ejemplo muy concreto: si todos los habitantes del planeta consumieran el mismo papel que un europeo o un norteamericano, sería necesario talar todos los bosques de la Tierra. Esto significa que debemos dejar de hacer todo aquello que no pueda hacerlo el resto de la gente”.

 

EL CUIDADO DE LA CREACIÓN, UN COMPROMISO CRISTIANO

Para Antonio Cruz, es necesario que los cristianos apliquemos nuestra fe a la forma de vivir y comportarnos. 

“Creemos que el ser humano es diferente al resto de la naturaleza y que es imagen de Dios en la Tierra. Sin embargo, ¿no deberíamos recuperar cierta sacralidad de la naturaleza? Esta concepción, que quizás sea más propia de otras religiosidades, no está alejada de la fe cristiana. Si Dios lo creó todo, su Espíritu impregna toda la realidad y por eso ésta merece respeto. En realidad, en el mundo natural no hay nada que sea auténticamente profano. Todo es de Dios”.

Desde este razonamiento cobra mayor importancia el concepto de mayordomía, o cuidado de la creación. “Quizás nuestra mayordomía consista hoy en un retorno a la simplicidad como forma de vida. Jesús vivió así, valorando siempre lo pequeño, lo débil y lo pobre. Debemos agradecer las posibilidades que nos ofrece la vida, sin apegarnos demasiado a lo que tenemos, ni entristecernos continuamente por aquello que no poseemos. Vivir así es vivir contra el consumismo de bienes innecesarios. Yo pienso que la sobriedad que se vive así, en plena consciencia y libertad, es plenamente liberadora”, afirma Cruz.

Finalmente, el biólogo cristiano anima a que todos “creamos en el valor de la biodiversidad. No sólo tenemos que reducir las emisiones contaminantes sino también preservar a las especies amenazadas por otras causas humanas. Durante los últimos años se está acelerando la disminución de las poblaciones animales y aumenta el número de especies en peligro de extinción. Además, preservar al máximo la biodiversidad puede ser un factor que nos ayude a sobrevivir en el futuro. No sólo se trata de animales o plantas, sino también de culturas porque la desaparición de cualquier cultura humana puede ser tanto o más grave que la de una especie animal o vegetal”.

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