Llegó el fin de ETA
La organización terrorista ETA ha anunciado su disolución definitiva a través de un comunicado hecho público este 3 de mayo. “Estamos ante un hecho histórico” y “un paso importante hacia la reconstrucción de nuestra sociedad”, opinan pastores evangélicos de País Vasco.
ESPAÑA · 03 DE MAYO DE 2018 · 18:58
ETA ha puesto fin a su historia. A través de un comunicado, ha informado de su disolución definitiva y el cese de todas sus actividades, sin hacer mención a las víctimas, 853 muertos y 6.389 heridos, que ha dejado en su camino.
ETA dice que “ha tomado esta decisión histórica, para que el proceso en favor de la libertad y la paz continúe por otro camino”, lo que según la organización abre “una nueva fase histórica”.
La organización había anunciado el cese de la violencia en 2011. Ahora anuncia que “ha desmantelado totalmente el conjunto de sus estructuras” y da por concluida “toda su actividad política”.
En la declaración ETA carga nuevamente contra los estados (español y francés) y explica que con esta decisión “desea cerrar un ciclo en el conflicto que enfrenta a Euskal Herria con los estados, el caracterizado por la utilización de la violencia política”.
Según la organización ya disuelta, el reto presente será “construir un proceso como pueblo que tenga como ejes la acumulación de fuerzas, la activación popular y los acuerdos entre diferentes, tanto para abordar las consecuencias del conflicto como para abordar su raíz política e histórica”.
En su última declaración, ETA expresa su deseo de “materializar el derecho a decidir para lograr el reconocimiento nacional”, el cual “será clave”. “El independentismo de izquierdas trabajará para que ello conduzca a la constitución del Estado Vasco”, expresa el comunicado.
En el texto no se hace ninguna mención a las víctimas que ETA dejó a lo largo de sus años de actividad, ni tampoco hay ninguna petición de perdón o reconocimiento del daño realizado.
SESENTA AÑOS DE ACTIVIDAD MARCADOS POR LA VIOLENCIA
La banda terrorista ETA ha dejado en sus seis décadas de historia 853 muertos, 79 secuestrados (12 de ellos asesinados) y 6.389 heridos.
La actividad de ETA marcó en gran parte el escenario social y político en España, sobre todo en las dos últimas décadas del siglo XX. El terrorismo era entonces la mayor causa de preocupación en las encuestas nacionales. La efectiva actuación policial y judicial, así como el creciente rechazo social a su actividad violenta, fueron arrinconando a la banda, que se volvió cada vez menos operativa.
El anuncio de su disolución definitiva ha venido precedido de diversos anuncios de tregua y el de cese del uso de la violencia, en 2011.
UN HECHO HISTÓRICO
“Estamos ante un hecho histórico, muy importante para toda la sociedad vasca”, explica a Protestante Digital Unai Arretxe, pastor evangélico y vicepresidente del Consejo Evangélico de País Vasco. “El anuncio de la disolución de ETA ahora es algo sin precedentes aquí, y en esta ocasión parece que sí se trata de un cierre definitivo, algo que la generación de mis padres no sabían si llegarían a ver, y que estamos viviendo en estos días”.
Coincide Jaime Ardiaca, pastor de la Iglesia Evangélica de Amara, en San Sebastián. “Llega demasiado tarde y se queda demasiado corto en palabras, gestos y hechos”, reflexiona el pastor, reconociendo que a pesar de ello el anuncio es “algo positivo y necesario pues las palabras, los gestos y los hechos son los recursos con los que contamos para transmitir y decir lo que queremos”. Por ello es, en todo caso, “un paso importante hacia la reconstrucción de nuestra sociedad, tan marcada y dañada por el odio y la violencia acumulada durante tantos años”.
Para Xesús Manuel Suárez, presidente del grupo de Vida Pública de la Alianza Evangélica Española, “este anuncio de disolución es importante porque tiene un valor simbólico de fin de etapa; debe haber un momento concreto y un acto específico que marque un antes y un después”.
Está previsto que este acto público se lleve a cabo este viernes en Cambó (Francia) al mediodía, en un escenario en el que está previsto que participen representantes de algunos partidos políticos y observadores internacionales.
EL DOLOR DE LAS VÍCTIMAS
“Familias enteras han vivido en carne propia las consecuencias de la actividad terrorista”, explica Unai Arretxe. Hay que ser sensible a “los familiares de las víctimas, por un lado, que reclaman los más de 300 casos sin resolver por la justicia aún, y que por otro lado, recuerdan a tantas personas que murieron o fueron gravemente heridas por un atentado. También están los familiares de los presos de ETA, quienes reclaman el acercamiento de los presos, para poder tenerles más cerca”, dice el portavoz del Consejo Evangélico.
El pastor Jaime Ardiaca añade que se abre ahora otro proceso: “Si ya es difícil perdonar a quien ha causado tanto daño con la barbarie terrorista, es casi imposible curar las heridas tan abiertas como las que todavía quedan”.
HACIA UNA RECONCILIACIÓN EFECTIVA
Pero a pesar de la dificultad el proceso de reconciliación debe abordarse. Ese camino “no ha hecho más que empezar”, opina el pastor Unai Arretxe.
“Con todo lo que ha sucedido y con tanto dolor acumulado, la reconciliación efectiva tardará mucho en llegar”, expresa Jaime Ardiaca, que se muestra algo escéptico. “Para muchos la herida sigue abierta, y hace falta más que tiempo para cerrarla”, opina el pastor Arretxe. “El problema del terrorismo no puede entenderse aislado de las personas, es mucho más que un anuncio de un cese, detrás hay hombres y mujeres, niños, personas que no pueden considerarse daños colaterales, pues son mucho más que eso”, explica el vicepresidente del Consejo Evangélico.
“Me parece que muchos de estos pasos lo tendrán que dar las nuevas generaciones que irán dejando atrás todo lo que ha pasado en estos años”, una labor que corresponde “a toda la sociedad y en todas direcciones posibles. La actitud, el proceso, el tratamiento y el tiempo son elementos que van a determinar el resultado final que todos queremos, que es la reconciliación”, añade una línea similar Jaime Ardiaca.
En ese camino, apunta Xesús Manuel Suárez, “es inútil presentar este final como un aplastamiento del contrario; puede valer para sacar réditos políticos en España, pero eso no cura, sino enquista las graves heridas que perdurarán por décadas en la sociedad vasca”.
Para Suárez “al gobierno español y a una parte de la clase política -y quizás de la población- española no le preocupa la reconciliación, y, por tanto, no da pasos en esa dirección. Y eso hace daño a la sociedad vasca, pero especialmente a las víctimas, porque el resentimiento y la venganza no satisfecha no curan” sino que “lo que cura es el otorgamiento del perdón”.
El año pasado la Alianza Evangélica celebró en Bilbao una serie de conferencias sobre el tema de la reconciliación, donde se presentó una propuesta evangélica, una hoja de ruta, hacia una reconciliación, en la que el protagonismo lo tenga la sociedad civil. “Se debe iniciar el largo proceso de la reconciliación, tomando la iniciativa sin exigir reciprocidad; la confesión de culpa y arrepentimiento no puede ser impuesta por los otros. Parafraseando a Bosch, Euskadi ahora necesita profetas que lloren, porque sobran críticos que acusen”, expresa Suárez.
EVANGÉLICOS Y RECONCILIACIÓN
Para el pastor Jaime Ardiaca, la aportación al proceso de reconciliación de los evangélicos ahora “puede ser mucho más de lo que pensamos”. “No solo tenemos un mensaje de paz, sino también gestos y acciones que deben acompañar este mensaje que alcanza no solo al Pueblo de Dios sino a todos los demás pueblos. Esta es una oportunidad que tenemos al poner en práctica los valores trascendentales del evangelio, marcados por la justicia, la misericordia, el amor y el perdón, entre otros”.
Xesús Manuel Suárez apunta a que la reacción ante este anuncio puede marcar la diferencia. “Tenemos que renunciar al discurso mundano de épica revanchista y sentarnos con las personas a reconstruir relaciones”.
En una línea más activa, Xesús Manuel Suárez considera que “los evangélicos podemos convocar a los distintos sectores de la sociedad a sentarse y empezar por escucharse unos a otros; podemos ofrecer la mesa en la que todos se puedan encontrar” y “aportar las bases morales imprescindibles para ese proceso, y no por nuestra superioridad moral, sino porque nosotros sabemos lo que es ser perdonados sin merecerlo, ser reconciliados con Dios y no por iniciativa propia”.
El también pastor Unai Arretxe coincide con la importancia de aplicar la teología del perdón, un perdón que “se concede, se regala, y Jesús nos enseñó a perdonar de esta manera. Como cristianos evangélicos, también somos personas, vivimos aquí, y en mayor o menor medida estamos condicionados porque este es nuestro contexto, pero creo que todos celebramos el anuncio de la disolución de ETA porque se abre un camino nuevo hacia la paz”.
Arretxe apunta además a la necesidad de estar presentes en la vida diaria y cotidiana para hacer la diferencia: “La reconciliación verdadera no saldrá en los medios, se verá en las calles, en las escuelas, en las familias, en los discursos de odio o de perdón... El terrorismo termina, la paz comienza. ETA desaparece, la reconciliación comienza ahora. Es necesario desechar el odio, y escoger el perdón, un perdón que trae libertad”.
Puedes consultar las respuestas íntegras de nuestros entrevistados:
Unai Arretxe: PDF
Jaime Ardiaca: PDF
Xesús Manuel Suárez: PDF
También puedes descargar el comunicado de ETA anunciando su disolución: PDF
Puedes encontrar más recursos sobre el tema de la reconciliación tratados en la conferencia Idea, celebrada en Bilbao en febrero de 2017: IDEA2017.
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