Se movilizan grupos pro vida al frenarse la reforma de la ley del aborto

Uno de los proyectos de envergadura que afrontaba el Gobierno del Partido Popular en su legislatura era la reforma de la “ley del aborto”, algo que el Ministerio de Justicia impulsó con su “Anteproyecto de ley orgánica para la protección de la vida del concebido y los derechos de la mujer embaradaza”.

Sin embargo, tras los rumores desatados hace unos días, esta semana se ha confirmado que el Gobierno va a posponer la reforma. Un retraso que podría ser definitivo, de forma que la ley no llegaría a tramitarse en el Congreso antes de que termine la legislatura el próximo año.

PRIMERA MARCHA, ESTE DOMINGO

Varios grupos pro vida han decidido volver a las calles para reclamar la protección del no nacido. La plataforma Derecho a Vivir ha convocado la quinta Marcha por la Vida. “292.500 seres humanos han sido exterminados desde la llegada al poder del Partido Popular, y lo único que el Gobierno ha hecho en este tiempo es discutir, enredar, amagar y dar largas”, dice el grupo en su convocatoria, que también prepara un documento para entregar al presidente y otros miembros del Consejo de Ministros pidiendo que se derogue la actual ley, aprobada por el ejecutivo de Zapatero.

Unas 200 organizaciones han mostrado su apoyo a la marcha, que se desarrollará en Madrid este próximo domingo 21 de septiembre.

En febrero de 2014, tres entidades evangélicas - Unión Médica Evangélica, Enfermería Evangélica y la Alianza Evangélica Española - elaboraron un documento sobre el proyecto de ley, considerando la reforma “positiva” en líneas generales dada la mayor protección que la reforma traía hacia el concebido; aunque también pidiendo que se diese mayor protección social a las madres y se incidiera en una mejor educación sexual y prevención de embarazos no deseados.

Esta semana, Protestante Digital realizó una encuesta entre sus lectores sobre este asunto. A la pregunta “¿Qué se debe hacer con el texto de la ley del aborto?”, seis de cada diez votantes (59 %) consideraba que debía “seguir adelante y aprobar la Reforma”. Un 19 % expresaba que era mejor “dejar la ley como está actualmente”, mientras que un 22 % de los participantes optaba por una tercera vía, consistente en “cambiar el texto buscando más apoyos”.