Los cocodrilos del Nilo en Israel

Se sabe que este enorme reptil habitó las tierras bíblicas porque se han encontrado restos óseos en cavidades del monte Carmelo.

18 DE ABRIL DE 2019 · 19:40

Los dientes del cocodrilo no sirven para masticar, ya que no poseen molares, sino únicamente para agarrar a las presas y girar sobre el eje de su cuerpo hasta conseguir arrancar trozos de carne.,
Los dientes del cocodrilo no sirven para masticar, ya que no poseen molares, sino únicamente para agarrar a las presas y girar sobre el eje de su cuerpo hasta conseguir arrancar trozos de carne.

Y tendréis por inmundos a estos animales que se mueven sobre la tierra: la comadreja, el ratón, la rana según su especie, el erizo, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el camaleón. (Lv. 11:29-30). 

El término hebreo, tannin, que aparece en la lista de animales impuros de Levítico 11, se tradujo en las versiones hispanas por “cocodrilo”.

En el libro de Ezequiel, se hace alusión también a Egipto comparándolo con un monstruoso cocodrilo gigante (Ez. 29:3-4).

Algunos autores creen que el enorme leviatán mencionado en el AT (Job 3:8; 41:1; Sal. 74:14; 104:26; Is. 27:1) podría ser asimismo una analogía del cocodrilo. Aunque, desde luego, las descripciones bíblicas que se hacen de tal ser no encajen perfectamente con dicho reptil.

Los hombres y mujeres de la Biblia estuvieron familiarizados con el cocodrilo del Nilo (Crocodylus niloticus), no sólo por su abundante presencia en Egipto sino también en Israel.

En efecto, se sabe que este enorme reptil habitó las tierras bíblicas porque se han encontrado restos óseos en cavidades del monte Carmelo.

 

Los cocodrilos, cuando permanecen mucho rato al sol, abren la boca para aumentar la transpiración y contrarrestar así el exceso de calor corporal. /  Ana Romero).

Cerca de Cesarea del Mar existe un arroyo que desemboca en el Mediterráneo y que lleva el nombre de “arroyo de cocodrilos” o Nájal Taniním ( נחל תנינים), en el que existieron estos animales hasta principios del siglo XX.

La última vez que se observó un cocodrilo en este lugar fue en el año 1912 y sus restos se conservan en la colección zoológica del sacerdote católico, conocido vulgarmente como el “padre Schmitz”, al norte de la puerta de Damasco, en la ciudad vieja de Jerusalén.[1] Por lo que, efectivamente, en tiempos bíblicos, había cocodrilos nilóticos en Tierra Santa.

En el Egipto antiguo, se consideraban animales sagrados capaces de predecir el futuro de los mortales e incluso había lugares especiales para su veneración en ciudades como Kom Ombo, Tebas y otras.

Era frecuente que los faraones tuviesen ejemplares en cautividad, confinados en lugares adecuados de sus palacios, ya que se les consideraba como divinidades que formaban parte del elenco mitológico egipcio.

Cuando estos animales morían, se les momificaba como a los propios faraones. A uno de tales dioses, Sobek, se le representaba como un hombre con cabeza de cocodrilo, asociándolo a la fertilidad, la protección y el poder del faraón.

El cocodrilo del Nilo no es exclusivo de este río sino que se encuentra también en los ríos y lagos del África tropical, así como en la isla de Madagascar. Es un reptil saurópsido de la familia Crocodylidae, que puede llegar a medir hasta 6 metros de largo y pesar cerca de 900 kilos.

 

A los cocodrilos del Nilo se les podía ver antiguamente descansando al sol en playas arenosas, a la orilla del río. / Ana Romero.

Su reputación de devorador de personas es, en cierto modo, merecida ya que se calcula que cada año mueren alrededor de 200 seres humanos devoradas por tales reptiles.[2]

No suelen distinguir entre una gacela que bebe a la orilla del río y una persona que lava la ropa. No obstante, su dieta natural está formada sobre todo por peces, cebras, ñus, pequeños hipopótamos, aves, carroña y otros cocodrilos más pequeños.

Son capaces de comer la mitad de su peso corporal de una sola vez. A diferencia del resto de los reptiles, que abandonan el nido después de la puesta, los cocodrilos son progenitores muy atentos y delicados.

Protegen ferozmente los nidos y, después de la eclosión, ayudan a las crías introduciéndolas en su boca y transportándolas al agua.

Su técnica de caza consiste en ocultarse bajo el agua próximos a la orilla y esperar pacientemente a que los animales se acerquen a beber. En un instante, saltan sobre la presa y la arrastran al agua para ahogarla.

Los numerosos dientes que poseen no les sirven para masticar sino para atenazar fuertemente. Entonces, giran sucesivamente sobre su propio cuerpo hasta arrancar un buen trozo de carne. A este comportamiento se le llama vulgarmente el “giro de la muerte”.

En el antiguo Egipto se relacionó también a los cocodrilos con el dios del mal, Seth. De ahí que todavía hoy algunos pueblos de la región, como los pescadores nubios, coloquen cocodrilos disecados en la entrada de sus casas con la intención supersticiosa de prevenir el mal.

 

El autor junto a un cocodrilo del Nilo disecado y colocado en la entrada de un hotel turístico de Abu Simbel (Egipto. / Ana Viciana.

El texto de Levítico 11: 27-30 dice: Y de todos los animales que andan en cuatro patas, tendréis por inmundo a cualquiera que ande sobre sus garras; y todo el que tocare sus cadáveres será inmundo hasta la noche.Y el que llevare sus cadáveres, lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; los tendréis por inmundos. Y tendréis por inmundos a estos animales que se mueven sobre la tierra: la comadreja, el ratón, la rana según su especie, el erizo, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el camaleón.

Este texto se refiere a los cocodrilos y los incluye en la lista de animales impuros que los hebreos no podían consumir. Tal como se ha señalado, algunos de estos animales eran divinizados por las culturas periféricas al pueblo hebreo y dicho rechazo seguramente tenía también motivaciones religiosas.

No obstante, además de esto, hoy sabemos que eran importantes los motivos puramente sanitarios. En aquella época no se podía saber por qué era peligroso comer la carne de los reptiles, sin embargo actualmente conocemos bien su posible toxicidad.

El consumo de la carne de los reptiles -como cocodrilos, tortugas, lagartos o serpientes- puede causar diversas enfermedades y problemas de salud (triquinosis, pentastomiasis, gnatostomiasis, esparganosis, etc.) por la presencia de bacterias patógenas en ella, especialmente de los géneros Salmonella, Shigella, Yersinia, Campylobacter, Clostridium y Staphylococcus.

De ahí que las autoridades sanitarias recomienden hoy congelar la carne de estos animales antes del consumo humano y no comerla nunca cruda, con el fin de evitar los posibles riesgos para la salud.

Las Sagradas Escrituras reflejan una sabiduría que supera con creces los conocimientos humanos de la época. Un cocodrilo puede llegar a pesar, como se ha indicado, unos 900 kilos, sin embargo su cerebro no es más grande que el dedo pulgar de un hombre.

A pesar de esto, son animales bien adaptados a su ambiente que jamás han estado en peligro de extinción.

[1] http://eteacherhebrew.com/es/articles/nájal-tanin%C3%ADm-arroyo-de-cocodrilos

[2] https://www.nationalgeographic.es/animales/cocodrilo-del-nilo

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Zoé - Los cocodrilos del Nilo en Israel