Un líder llamado Keir

Al parecer, los padres de Keir Starmer le pusieron el nombre de Keir Hardie, el cristiano radical cofundador del Partido Laborista. A diferencia de Hardie, el nuevo primer ministro del Reino Unido pertenece al 37% de los británicos que marcan la casilla “sin religión”.

15 DE JULIO DE 2024 · 12:07

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Imagen vía Weekly Word.

A contracorriente de las tendencias europeas hacia la extrema derecha, los británicos han dado una victoria aplastante al Partido Laborista, tradicionalmente de izquierdas. 

“KEIR WE GO” (Keir, allá vamos), anunciaba el Daily Mirror en letras mayúsculas junto a una foto de portada del líder laborista Sir Keir Starmer y su esposa Victoria. Los nuevos ocupantes del número 10 de Downing Street son la sexta ‘primera pareja’ desde el referéndum sobre el Brexit de 2016. 

¿De dónde viene el nombre ‘Keir’? Al parecer, los padres de Starmer -que nunca podrían haber soñado con la victoria que algún día tendría su hijo- le pusieron el nombre del héroe laborista Keir Hardie (1856-1915), un cristiano radical que fue co-fundador, primer líder y primer diputado del Partido Laborista.

Keir era el apellido de la madre de James Keir Hardie, una variación de Kerr. Al igual que su Señor y Salvador, Hardie fue concebido por una madre soltera llamada Mary, y tuvo un padrastro carpintero. Sin embargo, a diferencia de Hardie, Starmer pertenece al 37% de los británicos que marcan la casilla de “sin religión”. Sin duda, esto influirá en su mandato.

Por un lado, Starmer ha aplaudido el importante papel de las iglesias, mezquitas y otras organizaciones religiosas en colaboración con las administraciones locales como redes sociales de apoyo en respuesta, por ejemplo, a la Covid y a la crisis del coste de la vida. 

Starmer ha aplaudido el importante papel de las iglesias, mezquitas y otras organizaciones religiosas en colaboración con las administraciones locales.

Por otro lado, los laboristas han prometido prohibir las llamadas “terapias de conversión”, una cuestión que los conservadores archivaron por considerarla una “amenaza para la libertad religiosa”.

Según la Alianza Evangélica del Reino Unido (EAUK, por sus siglas en inglés), una prohibición amplia en este sentido “expondría a los líderes religiosos al riesgo de ser procesados cuando predican sobre textos bíblicos relacionados con el matrimonio y la sexualidad” y podría “criminalizar a un miembro de una iglesia que ora con otro miembro cuando éste pide una oración para resistir la tentación”.

Causas justas

Nacido y criado en Escocia, el joven Hardie (nombre de su padrastro) empezó a trabajar en las minas de carbón con solo diez años. Con solo catorce, se convirtió en presidente de un sindicato de mineros y pronto lideró huelgas de mineros. Tras ser incluido en una lista negra por los propietarios de las minas, Keir se convirtió en editor de un periódico para representar los derechos de los mineros. 

A los 23 años, ayudó a fundar el Partido Laborista Escocés, en 1888. Si los ricos y poderosos estaban representados en el parlamento por partidos políticos, se preguntaba, ¿por qué no iban a tener voz también los pobres y desvalidos?

La Biblia inspiró tanto la pasión de Hardie por la justicia para los trabajadores como sus críticas a la institucionalidad eclesial de su época.

Mientras tanto, su temprana conversión a través de un movimiento cristiano no conformista, la Unión Evangélica, le había impulsado en el ejercicio de predicador laico. Esto, a su vez, le capacitó para hablar eficazmente en público, promoviendo una amplia gama de causas justas que aliviaban el sufrimiento y la miseria de los pobres, entre ellas el Movimiento Antialcohólico.

Tanto en sus discursos como en sus predicaciones, Hardie citaba a menudo los Evangelios, Santiago y los profetas del Antiguo Testamento. La Biblia inspiró tanto su pasión por la justicia para los trabajadores como sus críticas a la institucionalidad eclesial de su época.

Siguiendo el ejemplo profético de Juan el Bautista, arremetió contra los piadosos hombres de negocios que olvidaban su religión durante la semana y contra los clérigos que no denunciaban la injusticia social. 

“Hacer, no creer: solo lo primero hace al cristiano”, predicaba Hardie. “Cristo nunca denunció al pobre, al débil, al pecador errante”, escribió más tarde en una publicación del Partido Laborista. Guardó las invectivas de su ira para el clero y los religiosos de su tiempo.

Sistemas injustos

Hardie se convirtió en una voz destacada del movimiento socialista cristiano, más fuerte a ambos lados del Atlántico entre 1870 y 1930. Aunque el socialismo - “la palabra con s” en algunos círculos cristianos- se ha equiparado a menudo con el comunismo, Hardie apoyó la economía socialista basándose en las enseñanzas de Jesús y la Biblia.

Mientras Marx hacía hincapié en el conflicto de clases, él y sus compañeros socialistas cristianos luchaban contra los sistemas injustos. “El socialismo, con su promesa de libertad, su mayor esperanza para la humanidad, su triunfo de la paz sobre la guerra, su unión de las razas de la tierra en una hermandad que todo lo abarca, debe, prevalecer”, predicaba.

Hardie murió en 1915, durante la Primera Guerra Mundial, nueve años antes de que el Partido Laborista obtuviera por primera vez una mayoría parlamentaria.

Tras obtener su escaño en el Parlamento en 1892, Hardie se ganó el desprecio de la prensa y de otros parlamentarios por llevar un sencillo traje de tweed, corbata roja y un sombrero al estilo de Sherlock Holmes, en lugar de la formal levita negra, el sombrero de copa de seda negro y el cuello de ala almidonado. 

Un breve vídeo en el sitio web de la Keir Hardie Society explica que Hardie murió en 1915, durante la Primera Guerra Mundial, nueve años antes de que el Partido Laborista obtuviera por primera vez una mayoría parlamentaria, y antes de ver hechas realidad muchas de las causas por las que luchó: el derecho al voto de la mujer, la propiedad pública de industrias clave, la caída del Imperio Británico, la creación del Servicio Nacional de Salud, un salario mínimo nacional, una jornada laboral de ocho horas, la creación del Estado del bienestar, la graduación del impuesto sobre la renta, la escolarización gratuita, la autonomía de Escocia, Gales e Irlanda del Norte, y las pensiones.

Que el nuevo Keir encuentre inspiración en la misma fuente que alimentó la pasión del antiguo Keir por la justicia para todos.

 

Jeff Fountain, director del Centro Schuman de Estudios Europeos

Este artículo se publicó por primera vez en el blog del autor, Weekly Word.

 

 

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