Tiempo de vigilancia

La democracia no puede darse por sentada. La vigilancia es esencial para resistir al interés propio desenfrenado y promover la dignidad humana de todos y los derechos humanos para todos.

29 DE NOVIEMBRE DE 2023 · 16:23

Retrato en dibujo de Geert Wilders. / <a target="_blank" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Geert_Wilders#/media/File:Geert_Wilders_(2004).jpg">K. Wennekendonk - Het Utrechts Archief</a>, Wikimedia Commons.,
Retrato en dibujo de Geert Wilders. / K. Wennekendonk - Het Utrechts Archief, Wikimedia Commons.

Lo bueno de la democracia es que todo el mundo tiene voto. El problema de la democracia es que los previsores y los miopes obtienen los mismos votos. 

El pasado jueves por la mañana nos despertamos en Holanda con la impactante noticia de que las elecciones nacionales habían sido ganadas abrumadoramente por el rubio político populista de extrema derecha Geert Wilders.

Muchos desearíamos que hubiera sido simplemente un mal sueño. Pero la realidad es que el mandato para intentar formar el próximo gobierno holandés se ha otorgado a un hombre que quiere dar marcha atrás en el tiempo para restablecer los controles fronterizos nacionales, abandonar la UE, deshacerse del euro, recuperar el florín, ignorar la acción climática, volver a la competición nacionalista, prohibir el Corán y las mezquitas, enviar a todos los inmigrantes -desde Marruecos hasta Ucrania- de vuelta a sus orígenes, y robar a Ucrania el apoyo esencial. 

Estos no son los valores que promovemos a través del Centro Schuman.

Un escalofrío de miedo ha recorrido las comunidades de inmigrantes, los corazones de los ucranianos que luchan por su supervivencia y su futuro, los círculos de atención a la creación y entre los convencidos de que la responsabilidad mutua y la cooperación entre las naciones europeas es esencial para buscar el bien común de todos. 

Los líderes de otros partidos han sentido la necesidad de asegurar a las minorías vulnerables que todos seguían incluidos en la sociedad holandesa y que la prioridad ahora era la defensa de la democracia y el Estado de Derecho.

Las felicitaciones inundaron la sede de Wilders procedentes de partidos de extrema derecha de toda Europa, como Viktor Orban en Hungría, la AfD en Alemania, el FPÖ en Austria, Le Pen en Francia, el partido Vlaams Belang en Bélgica, el partido Vox de España y el Partido de La Liga antiinmigración de Italia.

Pesadilla

Los propagandistas rusos también se apresuraron a vitorear su victoria en las redes sociales. Sus mensajes recordaban su polémica visita de 2018 a Moscú, donde se reunió con funcionarios sancionados por la UE.

En la televisión rusa, Wilders ha elogiado a Putin como un líder que defendió “al pueblo ruso” y que, por lo tanto, era “más favorable” que los líderes de la UE.

El jueves, estos rusos volvieron a publicar un tuit antiguo con una foto de Wilders luciendo un pin de la amistad que une las banderas rusa y holandesa, en el que se le cita escribiendo: “Lo llevo con orgullo”.

Si Wilders se convierte en primer ministro, creará un escenario de pesadilla para los funcionarios de la UE, para desafiar la acción climática, la reforma de la UE y las armas para Ucrania.

Si Wilders se convierte en primer ministro, creará un escenario de pesadilla para los funcionarios de la UE, formando equipo con otros ultraderechistas como Orban de Hungría, Georgia Meloni, jefe del gobierno más derechista de Italia desde la Segunda Guerra Mundial, y el populista pro-Kremlin Robert Fico de Eslovaquia, para desafiar la acción climática, la reforma de la UE y las armas para Ucrania.

No es la primera vez que me avergüenzo del resultado de una votación neerlandesa. Hace siete años escribí una carta abierta a mis amigos ucranianos que empezaba así: “Con tristeza y vergüenza os pido disculpas por la bofetada que recibisteis de muchos votantes holandeses en nuestro referéndum de la semana pasada”.

Entonces, dos tercios de los que se molestaron en votar se opusieron a un tratado Ucrania-Unión Europea sobre lazos políticos y económicos más estrechos, a pesar de la invasión de Crimea y de la muerte de 196 pasajeros holandeses a bordo del Malaysian Airlines MH17, ¡víctimas de un misil BUK ruso!

Hace diez años, escribí una carta abierta a Wilders después de que publicara un artículo en el Wall Street Journal en el que afirmaba que un renacimiento del patriotismo nacional aportaría soluciones a los múltiples problemas de Europa; y que el nacionalismo patriótico nunca había causado guerras, una suposición manifiestamente falsa.

Sin embargo, por muy malas que nos parezcan estas noticias a muchos de nosotros, la democracia sigue siendo el mejor de todos los malos sistemas políticos disponibles, parafraseando a Churchill.

Buenas noticias

La buena noticia es que las elecciones holandesas difieren de sus equivalentes estadounidenses y británicas, donde los populistas rubios han conseguido hacerse con la mayoría de los votantes en los últimos años, con el consiguiente caos político.

En Holanda, esta semana, tres de cada cuatro votantes no se decantaron por Wilders. El sistema de representación proporcional de la política holandesa hace que ningún partido consiga nunca la mayoría.

Wilders ha obtenido 37 escaños de los 76 necesarios. Hay que formar coaliciones, lo que puede llevar muchos meses y muchos compromisos.

El último gobierno holandés tardó diez meses en formarse. La tradición neerlandesa espera que las opiniones de la oposición se tomen en serio.

El último gobierno holandés tardó diez meses en formarse. En los sistemas en los que el ganador se lo lleva todo, la oposición puede simplemente anularse. La tradición neerlandesa espera que las opiniones de la oposición se tomen en serio. No hay garantías de que Wilders se convierta en el próximo primer ministro holandés.

Pocos otros partidos desean aliarse a sus políticas antiislámicas e inconstitucionales que niegan las libertades de expresión y religión. Es posible que en algún momento se pida a partidos más centristas que formen una coalición alternativa.

La democracia no puede darse por sentada. La vigilancia es esencial para, por un lado, resistir al interés propio desenfrenado y al individualismo excesivo y, por otro, promover la dignidad humana de todos y los derechos humanos para todos.

Ahora es el momento de estar alerta.


 

Jeff Fountain, director del Centro Schuman de Estudios Europeos

Este artículo se publicó por primera vez en el blog del autor, Weekly Word.

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