Científico y creyente (3): ¿contradice la ciencia el libro de Génesis?

Si consideramos que el relato de Génesis es histórico, es inevitable el choque frontal con la cosmología, la geología, la biología, la paleontología, la glaciología y muchas otras disciplinas.

07 DE MARZO DE 2021 · 16:00

Foto de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/@mrtsimon?utm_source=unsplash&utm_medium=referral&utm_content=creditCopyText">Simon Marsault</a> en Unsplash CC.,
Foto de Simon Marsault en Unsplash CC.

En dos artículos recientes enumeré tres razones por las que la gente se sorprende de que un científico pueda ser creyente:

1. Los científicos son gente que solo cree lo que ve, en lo que puede tocarse. Por tanto, son personas que no pueden tener fe.

2. La ciencia explica muchas cosas. Así, pues, no hace falta Dios para explicarlas.

3. La ciencia contradice el libro de Génesis.

Tras hablar sobre la primera razón, y después sobre la segunda, finalmente llego a la tercera: ¿Contradice la ciencia el relato de Génesis? Si consideramos que el relato de Génesis es histórico, esto es, que los eventos descritos se desarrollaron tal como se narran y en el orden en el que son narrados, es inevitable el choque frontal con la cosmología, la geología, la biología, la paleontología, la glaciología y muchas otras disciplinas, que no son prerrogativa de ateos abominables (hay muchos creyentes trabando en ellas).

Veamos esto.

¿Es historia el relato de Génesis?

Me convertí en 1993, mientras preparaba mi tesis doctoral en física. Nunca ha sido un problema para mí la compatibilidad entre la ciencia y Génesis. ¿Por qué? Simplemente, porque desde el principio me pareció obvio que Génesis no era un libro de historia ni de ciencia. 

Nunca me pareció imprescindible o inevitable conferir existencia histórica, real, a la presencia de días y plantas antes de la creación del sol, a un árbol de la vida y otro del conocimiento del bien y del mal, a un humano que pone nombre a toda bestia, y a toda ave de los cielos y a todo ganado del campo en un solo día de 24 horas (Gen 2.20), a un Dios que pasea por su jardín al aire del día (Gen 3.8) y que habría hecho árboles deliciosos a la vista (Gen 2.9)… para ciegos, ya que los ojos de Adán y Eva no se abrirían hasta más tarde (Gen 3.7) si el texto tuviera que leerse al pie de la letra.

Para mí, hacer que esta historia se ciñera a los descubrimientos de la ciencia era como preguntarme por el código postal del buen samaritano. Lo importante no está ahí.

La Iglesia de la que era miembro no enseñaba esta lectura “literal” del texto bíblico y no fue hasta 15 años después, al menos, que supe, para mi sorpresa, que algunos cristianos consideraban los primeros capítulos de Génesis como pertenecientes al género histórico.

¿Mera influencia de la ciencia?

Algunos dirán que una lectura no histórica de Génesis está, en última instancia, dictada por la época. Se podría argumentar que si un lector del siglo XXI no lee Génesis literalmente es, precisamente, porque se le dijo desde muy joven que el mundo tiene miles de millones de años. En otras palabras, que el lector moderno ha sucumbido, conscientemente o no, a la influencia de la ciencia moderna.

No creo que el argumento sea válido, por la buena razón de que la lectura “no literal” no es en absoluto nueva.

Muchos escritores antiguos pensaban, por ejemplo, que no todos los días del Génesis fueron de 24 horas. Entre ellos se encuentran Justino Mártir (100-165), Ireneo de Lyon (130-202), Cipriano de Cartago (200-258) o Victorino de Pettau (250-304).[1]

¿Pensaban que el mundo tenía miles de millones de años? Probablemente no. Del mismo modo que no pensaban que la tierra gira alrededor del sol[2]. ¿Hubo otros autores que pensaban que los días del Génesis eran de 24 horas? Sí, por supuesto. Pero, como podemos ver, una lectura “literal” del Génesis no se impuso a todos, ni siquiera en los primeros siglos de nuestra era.

Conclusión

Así, pues, no creo que la ciencia y Génesis se opongan por la buena razón de que no creo que Génesis sea un libro de historia o de ciencia. Además, la insistencia en un Génesis histórico plantea otro problema: si el universo tiene unos 6000 años, como se puede deducir de una lectura “literal”, ¿cómo es que no lo parece en absoluto?[3] ¿Cómo es que su edad aparente se cuenta en miles de millones y no en miles de años? ¿Nos estaría engañando Dios?

Si ya he citado a cierto número de autores antiguos, es a otro a quien dejo la última palabra: Orígenes, padre de la Iglesia a horcajadas de los siglos II y III, ya escribía hace unos 1800 años,

¿Porque acaso el que posee entendimiento supondrá que el primer, segundo y tercer día, y la tarde y la mañana, existieron sin un sol, luna y estrellas? ¿Y que el primer día pasó, como si pudiera existir sin un cielo?

¿Y quién es tan tonto como para suponer que Dios, como si fuera un agricultor, plantó un paraíso en el Edén, hacia el este, y ubicó en él un árbol de vida, visible y palpable, de manera que uno al probar la fruta con sus dientes materiales obtuviera vida? ¿Y de nuevo, que uno fuera un participante del bien y del mal al masticar lo que es tomado del árbol?

Y si se dice de Dios que caminó en el paraíso a la noche, y que Adán se escondió bajo un árbol, supongo que nadie duda que estas cosas figuradamente indican ciertos misterios, que la historia tomó lugar en apariencia y no literalmente.

Orígenes, Sobre el Principio, libro IV, cap. 16

 

Notas

[1] Se puede encontrar una lista de citas de los Padres de la Iglesia sobre el tema aquí, o en David Bercot, A Dictionary of Early Christian Beliefs, Hendrickson 1998, p. 189.

[2] Hasta Copérnico, el geocentrismo era unánime, con la posible excepción de bichos raros como Nicolás Oresme en el siglo XIV. Dato aportado por mi amigo Pablo de Felipe que está terminando una tesis doctoral sobre un tema relacionado.

[3] Recordemos que a la vista de las observaciones, no hay debate sobre esto desde hace, al menos, 100 años.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tubo de ensayo - Científico y creyente (3): ¿contradice la ciencia el libro de Génesis?