El vuelo de la paloma

La vida y la obra de Columbano son un testimonio del poder de una vida completamente consagrada a Jesús con una clara misión centrada en Cristo.

26 DE MAYO DE 2021 · 11:45

Perspectiva de Bobbio. / <a target="_blank" href="https://commons.wikimedia.org/wiki/User:Awd">Alessandro Vecchi</a>, Wikipedia, CC 3.0,
Perspectiva de Bobbio. / Alessandro Vecchi, Wikipedia, CC 3.0

Había pasado un siglo desde que Patricio ganó Irlanda para Cristo. Y en este siglo todo había cambiado. El Imperio Romano ya no existía y Europa se estaba hundiendo en un caos absoluto por las grandes migraciones europeas, probablemente causadas por un enfriamiento del clima en el norte del continente. El sur del Imperio Romano fue invadido por godos y vándalos y más allá de los Alpes se impusieron las tribus germanas y los francos. En el año 450 anglos y sajones invaden Britannia. El único territorio europeo que se salva del caos es Irlanda. Patricio había establecido en la isla una iglesia fuerte y vibrante. Pero Irlanda quedaba ahora aislada y se convirtió en un refugio para muchos eruditos del continente en busca de un lugar seguro y tranquilo.

 

Cuando los monasterios eran centros evangelísticos

Aún no hay ciudades en la isla pero los monasterios se convierten en auténticos centros de erudición cristiana que no solamente enseñan la fe y educan al pueblo sino que de esta manera crean una nueva cultura fuertemente inspirada por el evangelio. Esto iba a formar la Europa de los próximos 1500 años.

Estos guardianes de la antorcha de la verdad no se encerraron en las paredes de sus monasterios. Estaban convencidos de que tenían la sagrada responsabilidad de proclamar el evangelio más allá de Irlanda. Y efectivamente, en poco tiempo se llevaría a cabo otra “invasión” pacífica: los monjes irlandeses querían ganar el centro de Europa para Cristo. Ningún esfuerzo sería demasiado grande para ellos. Cuanto más lejos, mejor.

En el año 563 Columba sale de Irlanda y llega a la costa oriental de Escocia. Muchos otros llegan a lo que hoy es Francia e Italia, incluso al norte de África y a Medio Oriente. Un compañero de Columba, Brandán, va en la dirección opuesta y llega a Islandia y con toda probabilidad incluso al norte del continente americano.

 

Una despedida amarga

Pero ninguno tuvo más influencia en Europa que Columbano1, que nace en el este de Irlanda y recibe una excelente formación en latín, geometría, retórica y Biblia. Su nombre, traducido del gaélico al latín, significa “paloma” y, de hecho, iba a volar muy lejos.

Al principio no se le había pasado por la cabeza hacerse monje y mucho menos proclamar el evangelio en tierras lejanas. Pero Dios tenía otros planes con este joven. Un día se encuentra con una mujer que le cuenta que le gustaría llevar el evangelio lejos. Pero añade triste: “Al ser mujer no puedo hacerlo.”

Esto impresiona tanto a Columbano que vuelve a casa con una decisión hecha: iba a hacer lo que esta mujer no podía. Está decidido a despedirse de su familia y de sus amigos. Pero su madre está horrorizada y le implora con lágrimas a pensárselo bien. Columbano le responde: “¿Nunca has escuchado que aquel que ama a padre y a madre más que a Jesús, no es digno de Él?”

En un acto de desesperación su madre se tumba en la puerta de la casa para impedir su salida. Pero Columbano pasa literalmente por encima de ella sin medir palabra. Es típico de su carácter brusco.

Columbano finalmente llega al recién fundado monasterio de Bangor, cerca de Belfast, en la costa este de Irlanda. Allí empieza a estudiar la Biblia a fondo, además de literatura clásica y los escritos de los padres de la Iglesia. El joven irlandés ama la poesía y la música, pero sobre todo la Biblia. Durante su tiempo en Bangor copia la Biblia varias veces. Este tesoro le iba a acompañar en su obra misionera.

 

El viaje al continente

Después de ser ordenado, sus superiores quieren que dirija el seminario del monasterio. Pero Columbano no se ha olvidado de lo que realmente quiere: predicar el evangelio a los que no lo conocen. Y quiere hacerlo en un país sumamente necesitado: Francia, que en su momento llegó a conocer el evangelio pero que ahora se encuentra en un estado de gran decadencia espiritual. Hasta ese momento, los misioneros irlandeses habían luchado contra el paganismo, pero en Europa se iban a enfrentar ahora a un reto completamente distinto: avivar la vida espiritual de cristianos nominales.

Galia bajo los francos había sido asolada por la guerra fratricida entre los descendientes del rey Clodoveo. Además, la religión adoptada por los francos, un catolicismo muy dependiente del papa romano, ofrecía muy poco margen para una transformación del corazón y de la vida. Por lo tanto, lo más importante que Columbano llevó al imperio de los francos fue la pureza de la verdadera fe bíblica, no sólo como un ideal intelectualmente estimulante, sino como un poder capaz de transformar la vida de la gente.

Ya se notaba el creciente poder papal con sus aspiraciones políticas en la zona. Pero Columbano y sus compañeros iban a impactar a los francos con el mensaje bíblico y con el ejemplo de sus propias vidas.

 

En la jungla europea

Pero aún quedarían años muy duros por delante. En el año 590, cuando los reinos visigodos de la península acaban de dejar el arrianismo para convertirse al catolicismo, Columbano sale con 12 compañeros y llega al imperio de los francos. En los bosques casi impenetrables, cerca del río Rin, funda un monasterio al estilo de los de su tierra sobre los fundamentos de un castillo destruido. Amenazado por animales salvajes, el pequeño grupo pasa por unas necesidades extremas. Por falta de comida se alimentan de hierba y de la corteza de los árboles.

Su salvación llega finalmente en la persona de un campesino de la zona que les facilita pan y cereales. No pueden pagarle su generosidad. Pero le agradecen su gesto de otra manera. La esposa del hombre está gravemente enferma. Columbano y sus compañeros se acercan a su lecho oran por ella. La mujer se recupera. No es el único milagro que Dios hace a través este pequeño grupo de misioneros y, poco a poco, se ganan el respeto y el apoyo de los lugareños.

La voz corre y cada vez llegan más personas con la intención de conocer al Dios de Columbano. Así va creciendo el monasterio y en poco tiempo viven 220 personas allí, todos con la intención de glorificar a Dios con sus vidas. El monasterio principal se ubica en Luxeuil y existe hasta el día de hoy.

 

El enfrentamiento con la Iglesia

Los monjes cultivan la tierra y transforman en un pequeño paraíso lo que antes era una jungla. Pero no solamente esto: sus monasterios se convierten en centros de ciencia, educación y cultura. Una buena parte del clero francés recibirá en los próximos siglos una educación científica, teológica y misionera en los centros de los misioneros irlandeses.

Pero después de 20 años termina el tiempo de Columbano. Teuderico, el rey de Borgoña, quiere visitar el monasterio y de paso pide a Columbano una bendición para sus dos hijos. Pero Columbano se niega. No está dispuesto a recibir a un rey que vive en adulterio ni accede a su petición. A pesar de la negativa de Columbano, Teuderico está impresionado por la autoridad del monje irlandés. Sin embargo, la reina Brunhilda, abuelo de Teuderico, teme perder su influencia sobre su nieto y hace todo lo posible para incitar a Teuderico contra Columbano. Y no es su única enemiga. Los obispos franceses que tienen más interés en ir de caza que cuidar de sus diócesis ven en el avivamiento espiritual de Luxeuil una amenaza de sus privilegios.

En el año 602, la Iglesia romana, observando con ojos críticos la gran influencia del cristianismo celta, convoca a Columbano para que comparezca ante un sínodo de los obispos de Galia. De nuevo, Columbano se niega a cumplir la orden, enviando en su lugar una carta en la que les ruega que le dejen en paz y no interrumpan el trabajo que él y sus compañeros están llevando a cabo. Y ocurre lo inevitable: Columbano es expulsado del país.

 

Nuevos horizontes

Pasando por Auxerre, Orleans, Tours y Nantes Columbano se prepara para volver a Irlanda. Pero su barco encalla en un banco de arena poco después de salir. Para él es una señal del cielo y toma la decisión de quedarse. Pero no puede volver a Borgoña. Pasando por París quiere llegar a Italia pero esto significa cruzar por el territorio de los alemanes. Él y el grupo que le acompaña suben en un barco por el río Rín, llegan a Basilea y desde allí a la zona del lago de Constanza. Uno de los que le acompaña se llama Gallo. Es un celta que también habla alemán y es una gran ayuda para ganar la confianza de las violentas tribus que viven en la zona. Todo el territorio entre el río Rin y los Alpes es territorio mayoritariamente pagano. Pero entre la población celto-romana hay algunos creyentes.

Jonás, el biógrafo de Columbano, nos relata numerosas ocasiones donde este expulsa demonios y sana personas enfermas. Esto poco a poco le gana el respeto de la población pagana.

Columbano pasa por las cortes de varios reyes de las fragmentadas tribus germánicas, dejando tras de sí un rastro de centros de formación misionera por todo el sur de Alemania, Austria y Suiza. Finalmente llega al norte de Italia y el rey lombardo Agilulfo le regala el monasterio en ruinas de Bobbio como centro para establecer su obra en Italia. Aquí, el anciano maestro, que ya había pasado de los 70 años, procede a construir una nueva escuela de formación cristiana. Pero después de un año fallece en tierras italianas.

La vida y la obra de Columbano son un testimonio del poder de una vida completamente consagrada a Jesús con una clara misión centrada en Cristo. Columbano sabía lo que quería. Y no sólo respondió a esa llamada, sino que invirtió toda su vida en ella. Esa voluntad firme le llevó a perseverar frente a las dificultades, a entregarse de lleno a su trabajo y a tener un impacto tan profundo en la vida de tantas personas.

Si hablamos hoy de las raíces cristianas de Europa no podemos pasar por alto al hombre que puso el fundamento de un continente que en su momento se ganó para el evangelio.

La paloma de Irlanda había volado muy lejos.

 

Notas

1 El nombre es similar a Columba, pero se trata de dos personas distintas.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Teología - El vuelo de la paloma