Parlamento & Fe: transformación social y mujer
‘Hombre y mujer diferentes, pero iguales en dignidad y derechos, es un diseño divino que incluye la misión común como propósito de Dios’
27 DE MAYO DE 2024 · 12:00
Realizamos un resumen del contenido de la ponencia “La Mujer y la transformación social” a cargo de Susana Macías, con Asun Quintana y Marina Furlani como panelistas; realizada durante la Convención europea de Parlamento & Fe en Madrid.
Realmente fue de un contenido que impactó a los presentes, que comenzó con la exposición de Susana Macías que desarrolló la importancia de la mujer a lo largo de la Biblia, primero en el pueblo de Israel, y luego en la vida y mensaje de Jesús y en la iglesia primitiva. Una base para que luego se desarrollase a través de la influencia de la iglesia en mujeres creyentes que impactaron la sociedad de su tiempo.
La primera respuesta estuvo a cargo de Marina Furlani, que expuso sus conclusiones de su labor en Argentina con una asociación que ayuda a mujeres embarazadas en situaciones de riesgo, especialmente con riesgo de recurrir al aborto como salida.
Para ella, el camino debe ser influir en positivo y no ir hacia la confrontación. La empatía, la comprensión y el diálogo deben presidir. En vez de llamar “asesinas” a quienes abortan es preciso entender que la mayoría de mujeres contemplan el aborto en medio de situaciones personales muy difíciles.
Por eso, el abordaje no debe ser el enfrentamiento sino la visión y la ayuda integral. Acompañamiento, línea gratuita telefónica de ayuda, apoyo económico y afectivo.
Finalmente, Asun Quintana partió de Génesis 1:26-27 para defender la igualdad de hombre y mujer (“diferentes pero iguales en dignidad y derechos”). “Por supuesto con dos sexos, varón y mujer, complementarios”.
Un diseño divino que incluye la misión común como propósito de Dios, donde en Génesis 3:16 se menciona el dominio del hombre sobre la mujer, no como voluntad de Dios, sino una consecuencia del pecado. El machismo, el dominio del hombre sobre la mujer forma parte de la “estructura de pecado”.
Y los efectos de esta estructura de pecado es lo que está reinando en la sociedad, con unas cifras de desigualdad trágicas para la mujer en analfabetismo, escolarización, carga en el hogar, empleos precarios, impedimentos en la escala social, tráfico y trata, violencia contra la mujer.
Ante esto, la única respuesta y solución es dar su lugar a la mujer, en la sociedad y en la iglesia. No porque se trate de un deseo de poder, sino de servir en plenitud. Y el ejemplo es Jesús, que restauró esas estructuras pecaminosas en su relación con la mujer, redimiéndola y rescatándola con sus hechos: la samaritana, la enferma del flujo de sangre, la encorvada, con Marta y María, con María Magdalena.
Y aunque ha sido un proceso largo, la Reforma protestante trajo la visión del sacerdocio universal de hombres y mujeres. Esto impulsó a la mujer, como podemos ver en un país de raíces protestantes como Estados Unidos, donde surgió la primera declaración feminista en una capilla metodista del barrio de Seneca Falls en Nueva York. Mujeres creyentes que promovieron el sufragismo, lucharon contra la esclavitud y la prostitución, contra el alcoholismo; facilitando crear las primeras universidades para mujeres y con ello las primeras universitarias.
Hoy en día es preciso llevar estos principios a las iglesias, como fermento para toda la sociedad. Aportando que no se trata de una confrontación entre hombres y mujeres, ni de cuotas de poder. La visión es trabajar juntos en colaboración, no usurpando la mujer el lugar del hombre sino coliderando la misión, como era el propósito de Dios “en el principio”, antes de la caída.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Seneca Falls - Parlamento & Fe: transformación social y mujer