Ana Obregón: llamando las cosas por su nombre

No es un derecho ser padre o madre, es un deseo. La maternidad de alquiler está considerada violencia contra la mujer; y añado, abuso de menores.

30 DE MARZO DE 2023 · 08:00

Ana Obregón, con la portada de HOLA anunciando su maternidad subrogada,Ana Obregón, maternidad subrogada
Ana Obregón, con la portada de HOLA anunciando su maternidad subrogada

Maternidad subrogada, llamemos las cosas por su nombre: alquiler de mujeres para que gesten niños a cambio de dinero. Es decir, comprar bebés a la carta. 

A los 68 años, Ana Obregón viaja a EEUU para comprarse un bebé, una niña, para que "nunca más se sienta sola".

Sale del hospital en una silla de ruedas, pero ella no ha parido, ha sido otra mujer, con necesidad económica, la que sí se queda sola.

Un bebé, llevando 9 meses en su vientre, bebé al que nunca más volverá a ver.

Durante 9 meses está mujer ha sido esclava, propiedad de alguien, limitando sus movimientos, comida,   salud...vendiendo su ser, no sólo su vientre, para que otro compre su bebé.

Muchas de estas mujeres han deseado recuperar a sus hijos, pero ya es irreversible. 

Ese bebé nunca sabrá realmente su identidad, quién fue su mamá biológica...y quien fue su papá. Sólo sabrá que fue producto de una compraventa.

No es un derecho ser padre o madre, es un deseo. Legítimo, pero deseo. 

Y por cierto, hemos convertido en derecho también el aborto… Somos una sociedad bien provista de derechos pero sin asumir responsabilidades.

Y qué contradictorio, por un lado, unos 100.000 abortos al año, y por otro, comprando niños, unos 1.000 aproximadamente al año (es un dato estimado, ya que en España es ilegal y hay pocas evidencias).

Y además, miles de niños huérfanos esperando padres y madres que los adopten. El mundo del revés.

La maternidad de alquiler es caldo de cultivo perfecto para la trata de mujeres vulnerables, en pobreza, para la explotación y esclavitud de mujeres como incubadoras y para el tráfico de bebés, para cualquier fin, como podría ser tráfico de órganos y otras barbaridades. 

Las agencias intermediarias se llevan más de la mitad del importe.

En EEUU, donde acuden los más ricos, puede costar entre 150 y 200 mil euros. Porque al tener un convenio jurídico con España, la legalización del registro de ese bebé es más ágil y fácil.

Si vas a Ucrania, donde acuden los menos adinerados, la compra puede ser entre los 40 o 50 mil euros, pero la legalización del bebé es más compleja, lenta y supone un proceso de adopción. 

Y finalmente recordemos que la maternidad de alquiler está considerada como violencia contra la mujer y, añado, abuso de menores. Coincido plenamente con lo expuesto por la Alianza Evangélica Española al respecto.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Seneca Falls - Ana Obregón: llamando las cosas por su nombre