Israel, Jesús y el feminismo
Jesús es en quien me he inspirado cuando me han faltado referentes en todas mis luchas y desiertos personales.
20 DE DICIEMBRE DE 2021 · 17:00
Jesús fue el primer precursor del feminismo, entendiendo el feminismo como el valor supremo de la IGUALDAD. Jesús tuvo la habilidad de vivir como judío, estar sometido a las tradiciones judías pero a la vez, con su conducta rompió esas tradiciones retrógradas. Acordémonos de la estoica frase “quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Rompió con la Ley de Moisés con una sabiduría que sólo podía emanar de Dios mismo. Hizo un ejercicio de comparación entre los hombres y las mujeres, eliminando el elemento machista de género, y centrándose sólo en el deber de cumplimiento de la ley, en el sentido de no pecar. En las tradiciones ancestrales el adulterio pesaba más sobre la mujer que sobre el hombre. Él hizo de aquella causa una cuestión extrapolable al hombre también, trasmutó el supuesto adulterio hacia el ser buen cristiano, es decir ¿quién estaba libre de pecado? Nadie, por eso nadie la acusó. Sólo podía acusarla Jesús, y Él no lo hizo.
Jesús rompió tradiciones y conceptos que estaban grabados a fuego en la mentalidad judía y sus tradiciones más ancestrales patriarcales. Recordemos también el milagro de la mujer y el flujo de sangre. El concepto del Antiguo Testamento sobre la regla dejaba ver claramente el concepto de impureza que se tenía de la mujer durante esos días. La 'regla' se menciona más de una decena de veces, y ni una buena: "En ti se ha descubierto la desnudez del padre, en ti han humillado a la que estaba impura por su menstruación", y dice Levítico 20:18. “Si alguno se acuesta con mujer menstruosa y descubre su desnudez, ha descubierto su flujo, y ella ha puesto al descubierto el flujo de su sangre; por tanto, ambos serán cortados de entre su pueblo”, o Levítico 12:2: “Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando una mujer dé a luz y tenga varón, quedará impura por siete días; como en los días de su menstruación, será impura y un larguísimo”.
A lo largo de mis investigaciones, he encontrado mitos y leyendas urbanas de todo tipo, a cada cual más inaudita. Cosechas que se echan a perder si las trata una mujer que está pasando el periodo, vino que se agria, comida que se envenena o, muy extendida en la España rural, la prohibición de ducharse o siquiera mojarse por miedo a volverse loca o sufrir una muerte fulminante… La regla también era objeto de discriminación en el entorno rural, por ejemplo, al impedir a las mujeres participar en las matanzas durante esos días. Incluso a día de hoy, en algunos pueblos de Nepal se sigue desterrando a las mujeres a cabañas a las afueras del pueblo por miedo a que les ataquen animales, con el riesgo de que sean asaltadas, secuestradas o asesinadas.
La regla está basada fundamentalmente en la sangre, y en todas las culturas tiene significados ambivalentes: se asocia tanto con la abundancia de vida como con la muerte. Y, además, la sangre menstrual tiene unas connotaciones únicas: se derrama independientemente de la voluntad de la mujer, se expulsa por los genitales… Eso unido a la subordinación de la mujer, genera prejuicios de debilidad, suciedad e impureza.
Imaginad la discriminación que sufría aquella mujer que padecía de continuos flujos de sangre desde hacía 12 años, tratada con desprecio, inmunda, sucia, pecadora… A parte de sentirse débil por su supuesta anemia, cansancio crónico, depresión…Ella se saltó todas las normas y convencionalismo sociales y culturales y tocó el borde del vestido de Jesús. Renunció a su destino de excluida socialmente por la ley judía y sus férreas tradiciones, ella a sabiendas de que no debía tocar a nadie, tocó el borde del vestido de Jesús. Y se produjo el milagro, fue sanada.
Una vez más Jesús demuestra su actitud transgresora, amorosa ante los excluidos de la sociedad, de una sociedad basada en unas normas de conducta y unas costumbres jerárquicas que sólo buscaban encontrar culpables, enfermos, pecadores.
Jesús vino a romper con la ley y a establecer un nuevo pacto, Jesús rompió con todo el sistema patriarcal del Antiguo Testamento, pero para ver esto, hay que dejar de mirar desde la perspectiva androcéntrica-patriarcal. Hay que estudiar en profundidad desde la hermenéutica. Es tarea de la hermenéutica bíblica acercarse lo más posible a las circunstancias que rodean los hechos narrados. La Biblia es la Palabra de Dios por cuanto es inspiración divina, pero no podemos olvidar que está escrita en palabras de hombres pertenecientes a una cultura, a un lugar geográfico específico, a una época cronológica determinada etc. Es nuestra tarea hacer uso de las distintas herramientas que tenemos para acercarnos al pasaje de la manera más objetiva posible.
Jesús es el modelo a seguir. El hablaba con pecadores, con recaudadores de impuestos, con prostitutas, con los perdidos y excluidos sociales. Jesús rompió con las jerarquías, con las tradiciones patriarcales, con la discriminación por motivos racistas, xenófobos, de género, de clases sociales etc. Jesús es en quien me he inspirado cuando me han faltado referentes en todas mis luchas y desiertos personales.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Seneca Falls - Israel, Jesús y el feminismo