“Los cristianos necesitamos arriesgar y hacer propuestas disruptivas”

Tres mundos, tres etapas y tres idiomas atraviesan ‘Mbassita’, el nuevo trabajo del rapero Mbassa, con quien conversamos sobre música, cultura, arte y fe.

22 DE FEBRERO DE 2024 · 17:00

Mbassa, rapero afincado en Madrid./ <a target="_blank" href="https://www.instagram.com/mbassaworldwide/">Mbassa Instagram</a>,
Mbassa, rapero afincado en Madrid./ Mbassa Instagram

Las voces de tercera cultura son una realidad cada vez más presente en el ámbito evangélico, donde la acogida de la inmigración ha sido uno de los ministerios sociales más notables en las últimas décadas.

La música refleja bien esta realidad que va saliendo más a la luz, como ocurre con Iván Mbassa, rapero afincado en Madrid que acaba de lanzar su segundo álbum de estudio, con un título autorreferencial, ‘Mbassita’ que ya muestra por dónde van los tiros.

Para Mbassa, hacer rap es “un desahogo”. Las canciones fluyen dese un pasado de ilusión, se encuentran en un presente de lucha y dibujan un futuro de esperanza. Tres elementos que tejen la biografía de Mbassa, como tres son también sus influencias: la africana subsahariana de su familia, la española de su hogar de acogida, y la afroamericana de la cultura rap que le conquistó desde niño.

Mbassa se presenta como “un senior con la sonrisa de un alevín” y cree que en sus letras se pueden identificar no solo sus luchas, sino las de su generación, y mostrar la esperanza que él ha encontrado en Jesús. Aspira además a ser una voz inspiradora para otros, sobre todo para los jóvenes para quienes desea ser una especie de “hermano mayor”, a la vez que reconoce que “los necesito: si no fuera por la gente joven, yo no estaría aquí”.

Pregunta. ¿Desde cuándo llevas haciendo rap?

Respuesta. Llevo siendo aficionado a la música rap desde niño. Pero fue a los 15 o 16 años, que junto a unos compañeros de instituto, comencé a rapear. Fui probando en micros libres en fiestas y veía la reacción de la gente, cómo me decían que mi voz tenía algo.

Así fue como comencé con mis primeras letras, pero en aquel momento era algo que sobre todo me suponía un desahogo para expresar mis frustraciones.

Luego las cosas avanzaron, y no fue hasta hace unos siete años cuando se abrió una puerta. Fui a una escuela de misiones de JCUM y allí tenía muchas oportunidades para rapear y hacer evangelismo. Una de las directoras me animó a tomarlo en serio. Desde enconces me he implicado más y he ido entendiendo mejor cómo hacerlo. Me han ayudado mucho los chicos de Praxiz, que son como unos mentores para mí.

“Los cristianos necesitamos arriesgar y hacer propuestas disruptivas”

Portada de Mbassita (2024), el nuevo álbum de Mbassa.

P. Preséntanos Mbassita. ¿Qué querías contar?

R. Este trabajo une tres mundos propios. Tengo mucho apego a la adolescencia, que es cuando descubrí el rap, lo afroamericano y me enamoré de esa cultura. En este proyecto conecto con esa pasión, cuando todo me fascinaba, pero unido a la experiencia que tengo ahora de la vida. La ilusión del pasado con la realidad presente, que es que eres un adulto, que quizá no puedes vivir de la música. Es como si al pasar los 30 todo se te volviera en contra. Por eso se junta la ilusión con la desilusión, pero también está presente la esperanza de un futuro. Así que aparecen tres realidades: la pasión de la adolescencia, la frustración del presente y la esperanza del futuro.

 

“Tener influencia de diversas culturas es una bendición”

P. ¿Cómo se vive esa mezcla de realidades y culturas?

R. Es algo curioso. Somos hijos de inmigrantes africanos, subsaharianos, que tienes la cultura africana en tu casa, luego está la realidad del instituto y tus compañeros viviendo otra vida y otra cultura. Como hijo de inmigrante africano, lidiamos con otras cosas. Ves que tus compañeros tienen familias funcionales, un pueblo al que ir en un fin de semana… Por otra parte, los referentes que tienes como adolescente no son africanos, sino afroamericanos: de ahí todo ese impacto de la cultura del rap y el hip hop. Así que también son tres mundos en los que he crecido. Somos una tercera cultura: africanos, españoles, pero tampoco nos sentimos así, y a la vez amamos la cultura americana. Estas tres influencias marcan mi identidad. En la adolescencia es una lucha, pero a medida que creces te das cuenta que es una bendición.

Cuando empecé a seguir a Jesús era abrir incluso más el abanico. Yo conocí a Jesús en una iglesia brasileña, y ahí se me abría otro mundo de culturas y voces. Es una riqueza inmensa. En este album hay una canción llamada “Nosotros”, que habla de esta influencia.

“Los cristianos necesitamos arriesgar y hacer propuestas disruptivas”

Mbassa, en concierto.

 

“Escribo como desahogo y creo que Dios está presente”

P. ¿En tus canciones se puede percibir parte de tu camino espiritual?

R. Sí. En la adolescencia, cuando escribía, era fácil conectar con el rap porque se trataba de desahogarme. A medida que me desahogaba, encontraba respuestas a mi necesidad, de una forma muy satisfactoria. Pero lo que yo expresaba era sobre todo frustraciones y rechazo hacia Dios. Pero tras conocer a Dios, procuré seguir escribiendo. Al principio intentaba escribir alabanzas en rap, pero me di cuenta que lo que mejor me salía era seguir haciéndolo como antes, como una experiencia de desahogo. Y como ahora Jesús está presente en mi vida, eso se nota. Es como en el salmo 13, que empieza quejándose y acaba alabando a Dios. Ese es mi proceso de escribir. Ahora entiendo que Jesús está presente cuando escribo, así que no tengo que tener miedo de lo que voy a decir, porque me acompaña. Hablo con raperos cristianos a los que les cuesta desahogarse, y que cuando lo hacen, tienen muchos filtros. Mi experiencia es distinta: escribir sin filtros, de donde nace algo puro pero guiado por el Espíritu Santo. Algunos me dicen: “no oigo que menciones a Jesús, pero lo noto”. Y no es que yo busque o no busque que aparezca ese elemento espiritual, sino que sé que está ahí y se hace evidente.

 

P. ¿Qué opinas de que ahora la música urbana haya tomado tanta popularidad?

R. Estos tiempos son interesantes para quienes llevamos mucho tiempo y queremos hacerlo de forma profesional, porque ahora sí hay una industria. Cuando yo era joven no había industria, lo que importaba era el respeto. Ni siquiera que me respetaran como rapero, sino como persona. Ahora hay una industria y hay esa presión. Me ha costado entenderlo.

“Cuando yo era joven no había industria, lo que importaba era el respeto”

El rap está dentro de la cultura pop y la música urbana, pero yo no puedo escribir como el resto, porque veo que no encajo. Al final me he rendido al concepto de música urbana. Yo hago rap, también fusión, pero mi afán es escribir lo más puro posible. Y espero encontrar a personas que conecten con lo que hago, con personas que estén buscando algo auténtico. ¡Pero es una lucha! Yo me siento un poco perdido.

 

P. En las canciones hablas del paso del tiempo, de la edad, pero también buscas el contacto con la generación más joven.

R. Cada vez soy más consciente de que les necesito. Este proyecto ha salido gracias a los jóvenes que caminan conmigo. Gracias a cómo me ven, a cómo creen en mí… Me han devuelto la ilusión. Para mí es esencial. Creo que también voy entendiendo mi responsabilidad de ser como un hermano mayor. Me he dado cuenta que las personas nos hacemos mayores y tal vez yo soy el hermano mayor que hace rap, y así puedan ver que hay un futuro.

“Los cristianos necesitamos arriesgar y hacer propuestas disruptivas”

P. ¿Qué planes tienes con respecto a tu carrera?

R. Todo nuestro plan desemboca en este lanzamiento. Ahora dependo de la providencia y las oportunidades que puedan surgir. Es un proyecto que se ha cocinado de forma totalmente voluntaria. Todos hemos puesto de lo que tenemos. Ha tardado mucho en salir por eso, ha habido sus complicaciones. Así que hemos llegado hasta aquí, y nos gustaría hacer difusión para hacerlo más conocido y ver qué oportunidades puedan salir.

 

P. ¿Te parece que hay suficientes oportunidades para artistas como tú en el ámbito evangélico?

R. Estoy intentando entender cómo funciona el mundo evangélico. Es todo muy underground. Me parece que las grandes plataformas no están aprovechando lo que está pasando, que son cosas que merecen más promoción. Creo que pecamos de apegarnos a lo que siempre ha funcionado, de ir a lo seguro. Estamos en un tiempo en el que las cosas van rápido, con una nueva generación inquieta. Por eso necesitamos arriesgar y hacer propuestas disruptivas. Creo que en parte, la respuesta está en los artistas. A mí me ha costado identificarme como artista, pero una vez que entiendes lo que se está haciendo y encuentras obras nuevas que transmiten bondad, justicia belleza… Es una pena perdérselo. Tal vez sea un mal del mundo evangélico, porque en la historia nosotros marcábamos el rumbo del arte. Ahora, como ya hay una industria propia, quizá nos hemos acomodado. Como cristianos, podríamos arriesgar un poco más con el arte.

P. ¿Qué te gustaría que la gente encuentre en este nuevo trabajo?

R. Animaría a la gente a escuchar el álbum e indaguen, y espero que Dios les hable a través de este proyecto.

 

Mbassa puede escucharse en YouTube y otras plataformas como Spotify.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Selah - “Los cristianos necesitamos arriesgar y hacer propuestas disruptivas”