“Nos obsesionamos con las historias porque estas son las que te definen como persona”
Hyperhop, el tercer disco de Praxiz, presenta una colección de canciones que busca despertar la reflexión partiendo de historias. Conversamos con Joan y Andrés sobre la relevancia de la narrativa, salud mental, expectativas y, por supuesto, música.
ESPAÑA · 10 DE FEBRERO DE 2022 · 16:25
Hyperhop es el nuevo trabajo de Praxiz, su esperado tercer disco. Joanarman, Andrés (droi) y Guillem Sons presentan estas diez nuevas canciones tras varios años de silencio, en los que no han estado parados. Poco a poco el grupo de Valencia ha ido construyendo esta obra compleja, que busca conectar con los oyentes y llevarlos más allá del entretenimiento.
Praxiz presenta una voz original, alejada de un lenguaje religioso explícito para construir relatos, metáforas, con las que esperan llegar al público de forma más profunda y permanente. En este disco -según define Praxiz- se “explora la extravagancia musical”, con una temática “retrofuturista” que busca conectar con el oyente “a través de historias”.
De esta forma en Hyperhop encontramos historias con las que el oyente puede identificar sensaciones y experiencias personales, entre las que destacarían el camino hacia la madurez, cómo enfrentar las decepciones, la necesidad de libertad o la relevancia del amor que perdura en la pareja. Salud mental, perspectiva vital y luchas internas aparecen en los diez temas que invitan a escucharse de principio a fin, como en los discos de antes.
Conversamos con Joanarman y Andrés, dos de los integrantes del grupo.
Pregunta. ¿Qué significa para vosotros este tercer disco, tras varios años sin publicar?
Joan. Estos diez años se han pasado volando, han ocurrido muchas cosas en nuestra vida. Andrés ya estaba casado, yo me casé en 2013 y me fui a vivir a Estados Unidos un tiempo, he tenido luego varias mudanzas… Han pasado muchas historias. Cuando la vida está tan ocupada, nos generaba un cierto vértigo que el tiempo pasara tan rápido y no fuéramos capaces de sacar el disco que queríamos sacar.
Quienes nos conocían de fuera tal vez pensaban que ya no íbamos a sacar nada más. Pero la gente más cercana, amigos, familiares, nos preguntaban muy a menudo, casi “machacándonos” sobre cuándo saldría el siguiente disco. Así que nos paramos, nos reunimos, pedimos una casa durante dos semanas, nos encerramos a componer, viendo que si no lo hacíamos así sería muy complicado.
Estamos en un modo de vida que nos lleva de proyecto en proyecto, Andrés es pastor y en eso nunca se para. Así que si no te paras un tiempo para sacar el disco adelante, si no pones un marco concreto no sale. Pero lo que queríamos era sacar el disco de nuestra vida. Somos algo obsesivos, hablamos siempre de música, de sacar la siguiente canción, la siguiente historia… No creo que mucha gente haga esto de frenar nuestra vida para irte a una casa a componer, pensando en componer un discazo. Esa es nuestra mentalidad.
Andrés. Desde ese momento lo que hemos hecho es apartar varias épocas distintas, porque era difícil compaginar la producción de Hyperhop con nuestro día a día. De vez en cuando apartábamos una semana, un fin de semana, algunos días… Hemos estado así desde el 2014, y la verdad que estamos agradecidos de haber dedicado este tiempo, porque necesitábamos vivir cosas, aprender cosas -y desaprender- sobre cómo funciona la industria, acerca de cómo escribir, producir, contar historias… Nos hemos quedado a gusto al sacarlo, estamos muy satisfechos del disco.
Joan. Somos algo románticos con el arte. No lo vemos tanto como una moneda de cambio, aunque sabemos que es importante hacerlo sostenible, pero no estaba en nuestra cabeza algo tanto a nivel negocio, sino algo a lo que vale la pena prestarle atención.
Pregunta. También teníais el apoyo de una comunidad, a través del crowdfunding.
Joan. Sí, en 2017 hicimos el crowdfunding, porque ya teníamos claro por dónde queríamos ir. Lanzamos la canción “Libres al fin”, que era una extravagancia, una declaración de intenciones hacia el público que nos sigue, que está acostumbrada a que Praxiz saque cosas nuevas, diferentes, que no se repita en la fórmula, que no sea estirar el chicle. Queriamos un disco que explorase la extravagancia musical. Así como nosotros somos fans de la música progresiva, de artistas de Instagram que tocan progresiones complicadas, virtuosos de la música, que hacen virguerías, queríamos tener influencia de esto, queríamos que se note que nos gusta estas cosas. “Libres al fin” era una canción rap atípica en la que mostramos que conocemos los códigos del hip hop, pero que queríamos integrarlos en nuestro sonido, con instrumentistas o con el virtuosismo. Ahí es cuando lo lanzamos y fue como nuestro “iPhone beta”, algo para que las personas pudieran decirnos qué les parecía. A partir de ahí empezamos a recibir las opiniones y así hemos ido moldeando el proyecto. Así que sacamos una canción arriesgada que a la gente le animó a invertir dinero en el crowdfunding. No es fácil que después de 7 años sin sacar nada que la gente te de 7.600 euros. Así que eso nos decía que la gente tenía ganas de que saliera algo adelante. La gente dio dinero, pero teníamos el “feedback” de que no querían que todo fuera así. No podíamos ser tan rebuscados, tan egoístas de sacar solo nuestras fantasías musicales.
Andrés. Según íbamos produciendo, íbamos enseñando cosas a algunos de los mecenas, así podíamos recibir su “feedback” y añadir algunas cosas o replantear otras. Alguna canción la enviamos hace casi 2 o 3 años a ciertos oyentes. Eso nos ha ayudado a construir el disco.
Joan. El disco también tiene un punto filosófico, de creer por fe en los principios de inteligencia colectiva. Sí consideramos que hay un director de orquesta, pero el mérito de la síntesis es colectivo. Nosotros no hubiéramos sacado este disco si no hubiéramos preguntado a nuestros hijos, a nuestros amigos… Todo eso te va moldeando, y eso te puede llevar a diferentes partes. Una que rechazamos es la de dar todo lo que la gente te pide. Pero hay un punto donde es bueno, porque puedas crear un producto que no te traicione a tí mismo y que a la vez cumpla mejor el propósito de comunicar lo que tú querías decir. Tiene paralelismos con la contextualización, con lo que hace Dios mismo al encarnarse en Jesús.
P. Se percibe un sonido fresco, el juego de estilos y ritmos, con la urbana y el rap nutriéndose de otros sonidos. ¿Os sentís cómodos en esa fusión?
Joan. Partimos de la idea de que el hip hop es nuestro código, que es ya una música bastarda que nace de los riffs de batería del funk y lo que se llama “música negra”, extrayendo del soul, del R&B, para el rap. Si uno crece escuchando mucho hip hop se vuelve una especie de fotógrafo: lo que la gente ve como ordinario o normal, nosotros sabemos que en cierto encuadre puede ser emocionante. Acordes, texturas, ideas, donde la gente ve cosas sueltas como si fueran estrellas, nosotros vemos una galaxia con sus conexiones, la interacción de los elementos que genera una belleza que nos parece universal. Las influencias no son tanto una frivolidad, de agregar aquello que está funcionando a nivel comercial, como si fuera un “Frankenstein”. Nosotros intentamos observar qué son aquellas cosas que son estéticas, pero expresan algo de nosotros. Es como cuando ves a alguien con una gorra o una camiseta que te gusta, y te sientes identificado, que sientes que expresa a tu persona. Pues es algo parecido el proceso con la música. A veces grabas ciertas bases, pruebas, y te das cuenta que chirría con tu personalidad, pierdes tu esencia. Ese ejercicio lo hemos vivido en primera persona, pero todo partiendo de la exploración sincera, de no rechazar lo nuevo porque sea nuevo. Esa es la idea.
Andrés. Aparte de la fusión habitual en Praxiz, una idea presente en el disco es el retrofuturismo, la idea de cómo imaginábamos nosotros que sería el futuro, el hip hop en el futuro. En el hip hop siempre ha habido una especie de división entre los que hacían cosas nuevas y los que se mantienen con lo viejo; y nosotros nos hemos sentido justo en medio. Admiramos a la vieja escuela, pero nos sentimos atraídos a la creatividad y la falta de complejos de la nueva escuela. Esa ha sido una conexión no forzada, esa combinación entre la nostalgia y lo añejo, y lo nuevo y lo futurista.
P. Y temáticamente ¿queréis también transmitir historias que despierten preguntas? Como en “La que mueve”, donde la protagonista parecería que se le lleva por delante el camino que ha escogido, ¿cómo interactúa este tipo de historias con algo tan propio del hip hop como contar lo que uno vive, ser autobiográfico?
Andrés. Durante estos años hemos hablado mucho sobre las historias, ¿por qué nos gusta, por qué nos cautiva, por qué nos es más fácil prestarle atención a un relato que a un ensayo, por ejemplo? Siempre le hemos prestado atención al tema de contar historias, pero mucho más en esta ocasión. Tal vez son historias un poco complejas, pero que reflejan sentimientos bastante cotidianos. Por ejemplo en “La que mueve”, ninguno de nosotros hemos sido narcotraficantes, pero hemos visto historias así cerca nuestro y hemos podido entenderlas. Muchas veces hemos entregado nuestra vida a cosas que a la larga nos han esclavizado. Todas las canciones tienen una lecura normal, superficial, pero también tienen un punto autobiográfico porque coincidimos con lo que está pasando en algún momento.
Joan. Todo es autobiográfico, porque todo nace de nosotros, pero está empaquetado en una metáfora, para hacerlo más universal. Mi vida no es tan interesante, estéticamente hablando. Pero creando un espectáculo con palabras y con música haces más memorable esa reflexión y creas una narrativa más sencilla. Es como funcionan los cuentos, con arquetipos, curvas de narrativa, haces que la gente llegue a reflexiones que de otra forma no llegaría. Tal vez no es algo tan inmediato. Nos obsesionamos con las historias porque estas son las que te definen como persona: tu identidad, lo que tú crees que has hecho, y lo que puedes ser en el futuro. Es una cuestión de lo que has pasado y cómo ves el futuro, por eso el evangelio transforma vidas, porque te cuenta una historia diferente sobre ti, sobre tu pasado y sobre tu futuro. Por eso la gente habla de nuevo nacimiento, porque es cambiar la historia. Hay un punto psicológico importante de peso. Es en esa reflexión, de cómo la historia construye la cultura y los valores de las personas, creemos que nuestra responsabilidad como artistas no es contar nuestra vida como si fuera un desahogo, sino que tenemos un sentido de contar algo auténtico, vivencial pero de manera que deje un legado, aunque el que nos escucha no nos conozca de nada.
P. El riesgo es que las historias tal vez no sean tan directas o tan claras como algunas personas puedan esperar. ¿Tenéis o habéis tenido miedo a esa respuesta negativa, a que algunos se muestren decepcionados por no cumplir la expectativa de entregar un discurso más claro?
Joan. Está bien, no nos importa. Nuestro nicho de mercado son personas reflexivas, nada legalistas, personas que no se asusten por escuchar ciertas cosas. Pero esto no pasa solo en el mercado cristiano, también en otro tipo de círculos encuentras a “religiosos” de sus ideas, y no les gusta cuando sus artistas hacen algo más abstracto. Es como si rompieran su “militancia”.
Andrés. Los cristianos que sirven a otros haciendo música, creando contenido o predicando están preocupados por lo que los demás van a interpretar. Yo entiendo que hay un punto de responsabilidad en el que uno debe intentar hacerse entender, pero también es responsabilidad de cada uno lo que entiende. También pasa que por mucho que te esfuerces, luego cada uno entiende lo que le dá la gana. Jesús, que fue el mejor comunicador de la historia, ha sido malinterpretado.
Joan. Y le daba igual ser malinterpretado…
Andrés. Así que sabemos que se puede dar ese punto, pero disfrutamos mucho contando estas historias.
P. En otra de las canciones, “Mejor sin ti”, hay un mensaje muy fuerte de afrontar una ruptura, o de que no has logrado en tu vida lo que querías y llegar a ese punto de cierta frustración. ¿Es esa la historia que queríais contar?
Andrés. El perfil femenino está en todo el disco. Hablamos de una mujer o a una mujer. En este caso, aunque estamos contando la historia de una relación tóxica, es la persecución de algo que nos hace mal. La mejor manera de entenderlo es cuando persigues una relación con una mujer que te acaba haciendo daño, te acaba consumiendo por dentro, aunque estabas convencido de que eso que buscabas era bueno para ti.
Joan. ¡A quién no le ha pasado! (Risas)
Andrés. La canción, por eso, tiene ese punto paradójico de que es bailable, puede resultar alegre musicalmente, pero a la vez es agresiva, y la letra y el tono es fuerte. Pero creo que todos hemos pasado por eso.
Joan. Aquí la idea era dar un punto “terapéutico”, de primera línea, donde cualquiera se podría sentir identificado, pero también un punto más filosófico de la gente que se ata a su objetivo, como por ejemplo, alguien que quería ser futbolista y de repente se lesiona y entra en una depresión terrible. Entonces es esa reacción de soltar ideas, que no quieres soltarlo porque amas más ese sentimiento de soñar lograrlo, y no aceptas que ya no va a ser posible. Eso lleva a las personas a entrar en una enfermedad mental. Esto pasa con obsesiones que uno puede tener en la vida, con las frustraciones de que las cosas no salen como querías y te planteas dejarlo todo.
Andrés. Y a la vez la convivencia de darte cuenta que estás mejor sin aquello que no eras capaz de dejar, pero a la vez te fastidia, te hubiera gustado tenerlo.
Joan. La reacción a veces llega cuando te pasa algo importante: tienes un hijo, o pierdes a alguien cercano, y se “te quitan las tonterías”. Esos momentos te ayudan a ponerte las pilas.
Hyperhop de PRAXIZ puede escucharse en plataformas digitales.
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