El Cónsul William Mark y el cementerio de Málaga

Es por los esfuerzos del Sr. Mark que protestantes en Málaga puede presumir de este lugar de descanso apropiado después de la muerte.

31 DE DICIEMBRE DE 2014 · 08:14

Imagen de la Capilla de San Jorge, la primera iglesia protestante que se creó en España y que podemos ver en el Cementerio Inglés de Málaga,Capilla
Imagen de la Capilla de San Jorge, la primera iglesia protestante que se creó en España y que podemos ver en el Cementerio Inglés de Málaga

James Thomson, escribió Spain, its position and evangelization: also, Protestant religious liberty abroad, y comenta en su libro  que debe pagar tributo debido a la figura del fallecido cónsul británico de Málaga, que ejerció como tal desde 1824, William Mark.  Entre otros asuntos se había ocupado en obtener un terreno en Málaga para poder enterrar a los creyentes británicos y españoles. Su entierro en 1849 había sido realizado con el mayor respeto por las autoridades españoles y el culto había sido dirigido por un clérigo inglés, a pesar de la intolerancia y prohibición reinantes en Málaga. El haber logrado esta tolerancia se debía a la lucha en pro de la libertad de este cónsul fallecido. Creía el cónsul que si no se levantaban estas prohibiciones para poder enterrar a los muertos, el pueblo se echaría encima del Gobierno, habiendo constatado, en su larga experiencia, que los españoles no eran intolerantes. La práctica de Mark con las autoridades sería una lucha continua para lograr un terreno para el cementerio, comprobando en primera fila que el Gobierno español era fanático por culpa del  alto clero que no de muchos sacerdotes que eran liberales y tolerantes. Mas concretamente, serían los jesuitas los que en todo momento habían sido los agresores en todo el país y su intolerancia la estaban exportando a otros países, conquistando al mundo con su influencia.

William Mark, enterrado en el cementerio que preparaba para otros residentes británicos  y también para los protestantes españoles, luchó en los dos frentes: el de la intolerancia española y la indiferencia británica. Así, a modo de resumen, conocemos que entre los años 1831 y 1900 se inhumaron exactamente 400 personas, de las cuales 311 eran varones, 32 mujeres y 57 niños, lo que indica la importancia de este establecimiento. Su entierro es descrito así, según el informe de James Thomson. 

William Mark, — que fue sucedido por su hijo, William Penrose Mark, Esq., en su retiro en el año 1836, y durante muchos años ocupó el puesto de Cónsul de su Majestad británica en el Reino de Granada, aunque residía en Málaga, es digno de notoriedad personal como del honor de su país,— partió de esta vida el 13 de enero de 1848, en Alhaurín el Grande,(Málaga) un pueblo maravillosamente asentado a cuatro leguas distantes de este lugar.

El funeral fue señalado para el lunes 15 de enero y el entierro tendría lugar en el cementerio protestante británico, con objeto de que el cadáver fuese transportado algún día a su país. Las invitaciones fueron enviadas el lunes 11 por la mañana, para que los dolientes empezasen a llegar. Se creó una sala aparte para su recepción y los súbditos británicos, en un cuerpo, reconocían las condolencias de las personas que llegaban encabezadas por el Gobernador Civil de la provincia de Málaga. Los buques ingleses y americanos en el puerto hizaron sus banderas a media asta, de acuerdo con la costumbre náutica cuando quieren demostrar un sentimiento de respeto a la memoria de un difunto especial...

Este entierro de William Mark, debió llamar mucho la atención por la solemnidad y la respetabilidad de las personas asistentes. Portaban el cuerpo desde el Consulado al cementerio capitanes de la Royal Navy al mando de un capitán retirado de nombre Mowbray, residente en Málaga que portaba el escudo de armas británico del Consulado. Además de las autoridades de la ciudad, naval, militar y civil, estaban los canónigos de la catedral y otros sacerdotes del lugar, con los comerciantes y habitantes respetables de la ciudad. El cuerpo de marineros llevó en procesión el ataúd, seguido de los familiares y colegas del difunto –todos los cónsules de otras potencias extranjeras- el Gobernador civil y  detrás el abultado cuerpo de británicos residentes. Los soldados españoles de la guardia apostados en el Departamento del Galeote rindieron honores militares. 

La ceremonia religiosa no fue menos espectacular y diferente en aquella España católica. Sucedió que, unos días antes del entierro del Sr. Mark, el Reverendo Thomas Debarry, cura de la parroquia de St Andrew de St Marylebone, Londres, que viajaba para recobrar su salud, llegó a Málaga y, como le solicitasen para la ceremonia, amablemente ofreció sus servicios para la ocasión.

El ministro en tono solemne y movido por el Espíritu, recapituló las bendiciones que aguardan a los que en esta vida han vivido en el temor de Dios, con la esperanza de la resurrección. El cuerpo fue depositado inmediatamente en el seno de la tierra, y la  numerosa explanada de personas regresaron a sus respectivos hogares.

"Fue un día memorable para el pueblo de Málaga. Fue uno de los días tranquilos, serenos, y día mágico de esos que solo se experimentan en los climas cálidos del sur. Todo el mundo estaba fuera, y todos hablaron del funeral, arrastrados por la curiosidad. 

"Es por los esfuerzos del Sr. Mark que protestantes en Málaga puede presumir de este lugar de descanso apropiado después de la muerte. En el año 1830, es cuando se logró este derecho para los súbditos británicos. Este logro puede considerarse como el primer y más importante paso hacia el logro de la tolerancia religiosa en general en toda la península española.

 

El Cónsul William Mark y el cementerio de Málaga

Apareció un extracto de una nota necrológica en el Gibraltar Chronicle:

"Murió en Alhaurin, cerca de Málaga, el día 13  (enero), a los 67 años de edad, William Mark, Esq. su pérdida será   profundamente lamentada por los habitantes de Gibraltar, cuyo bienestar en todo momento se esforzado celosamente por promover, y al parecer con éxito, como en tres ocasiones fue presentado con valiosos testimonios de su gratitud, — una taza de plata, un servicio de cena de plata y un bolso que contenía 300 guineas."

"Los notables avances del espíritu de tolerancia entre nuestros vecinos más satisfactoriamente fue demostrado en esta ocasión. Su predecesor, el cónsul Laird, fue en su muerte fue llevado desde Málaga a Alhaurín y sería enterrado en su jardín. Sr. Mark, por el contrario, fue traído desde Alhaurín, donde él inspiraba, a Málaga, donde, rodeado de un inmenso gentío, incluyendo al gobernador y otras autoridades, el cuerpo fue depositado en la tumba, en solemne silencio, en un cementerio protestante, para la construcción del cual, a pesar de los muchos y previamente propias dificultades en el camino, Sr. Mark había tenido éxito en obtener los permisos necesarios del gobierno español".

Es también muy importante conocer la impresión de los numerosos viajeros, ilustres escritores e informantes de las Sociedades misioneras como Joseph Townsend que pasaron por Málaga y conocieron el cementerio protestante del lugar. El estudio de Alicia Marchant Rivera(i) aporta una abundante bibliografía referida principalmente el cementerio inglés de Málaga del que entresacamos algunos datos. Una de las impresiones generalizadas sobre este cementerio es su romántica belleza. Entre las páginas 279 y 281 de su obra Word-sketches in the Sweet South  M. C. Jackson glosa la esencia del camposanto:

Pero el lugar al que todos los visitantes ingleses hacen una peregrinación es el cementerio. Un corto trayecto por el camino de Vélez Málaga conduce a él. Descansa en una ladera que mira a la orilla del mar, y aunque en este jardín de los muertos se echan en falta el césped musgoso, los arriates de boj, los cuidados caminos cubiertos con grava y la excelente apariencia que tal lugar tendría en la Vieja Inglaterra, con todo y con eso, está sembrado de arbustos y flores que crecen en la más rica exuberancia, cubriendo las tumbas de verdes ramilletes y derramando las más tiernas margaritas sobre la tierra, bajo las que duermen tantos de los jóvenes y justos. Es muy conmovedor cuando uno pasea entre las tumbas y lee algunas de las inscripciones, y tropieza de repente con un nombre familiar; y es casi imposible no hacerlo. Con reverencia apartamos una hoja marchita o trenzamos el último brote nuevo un poco más alto, contentos de efectuar este insignificante acto por los dolientes lejanos.

Ya a finales del siglo XVIII, viajeros como Richard Twiss(ii) (Rotterdam, 1747 - Londres, 1821), viajero, escritor e hispanista inglés., miembro de la Sociedad Real, y  Joseph Townsend(iii) , clérigo y conocedor de varias disciplinas que sirvieron para extender la industrialización en España, visitaron Málaga, el primero acogido por John Marsh y ambos por William Mark. También Richard Ford, amigo de Borrow buen dibujante, escritor y formado en el Trinity College de Oxford, llegó a España en busca de un clima adecuado para la salud de su mujer. Moró en Sevilla, Granada y recorrió toda España entre los años 1830 y 1833. Refiere Ford que Málaga no atraía por otra cosa que por su “clima, las almendras, las uvas y el vino dulce” y que el cementerio protestante era una de las “atracciones locales”. Es también conocido que el primer protestante enterrado en el cementerio británico malagueño fue Robert Boyd, compañero de Torrijos,  que lo fusilaron por su pronunciamiento del 1831. Es Ford(iv) el que se alegra de ver que en este cementerio protestante haya una cruz, como ve también “la orgullosa chimenea de una fundición de hierro, levantada en tiempos recientes por un inglés, para explotar el mineral de las colinas cercanas, y contemplar el puro azul del cielo...”

Cuatro años más tarde, Lady E. Mary Grosvenor hace una parada en el cementerio inglés. Su nombre de soltera fue Lady Elizabeth Mary Leveson-Gower, hija del Primer Duque de Sutherland, probablemente la fortuna personal más poderosa de todo el siglo XIX.

Martin Haverty(v), visitó Málaga en febrero de 1843 y nos legó una muy completa descripción del recinto de enterramiento protestante, en la que glosa las vicisitudes del cónsul en los momentos previos a su fundación, la variedad botánica y epigráfica del recinto, así como su proyección como zona de ”paseo social” para la burguesía acomodada. Dora Quillinan, en mayo de 1846, realiza el viaje acompañada por su esposo, el militar Edward Quillinam y Dora Wordsworth(vi) (1804-1847),  hija de William Wordsworth (1770-1850), destacado poeta británico romántico, entran en esta lista de viajeros. El reverendo Thomas Debary(vii) llegó a Málaga el 13 de enero de 1849, precisamente el día en que falleció el cónsul fundador William Mark. Ofició el funeral de este cónsul y describe con detalle en su libro la ceremonia del entierro, así como la intransigencia religiosa, la falta de carácter del obispo o la religiosidad de los británicos.

La irlandesa Luisa Mary Anne Tenison, de familia aristocrática pro-inglesa y casada con un militar inglés, realiza el viaje a España entre los años 1850-1851, y en su obra Castilla y Andalucía también dedica unos párrafos al cementerio protestante malagueño. Elmédico inglés, Edwin Lee,  en 1853, tras visitar la ciudad aseguraba:

El cónsul Penrose Mark tiene habilitada una espaciosa habitación de su residencia para la celebración del oficio dominical, que corre a cargo del reverendo Mr. Brereton, un clérigo que vino a curarse de cierta dolencia asmática y que ha permanecido en Málaga desde entonces. Pero esta capilla tiene una capacidad limitada a cien personas, razón por la que el cónsul contempla la posibilidad de levantar una iglesia anglicana y anda, en consecuencia, negociando el permiso correspondiente ante las autoridades locales.

Al escritor de cuentos danés Hans Christian Andersen le sedujo la atmósfera romántica que envolvía al cementerio protestante, mientras observaba y glosaba cómo los autóctonos hacían preparativos para la visita de la reina Isabel II a la ciudad en 1862. Según Andersen, en el cementerio inglés había ”un paraíso rebosante de arrayanes y geranios. Las flores de pasión hermanaban sus zarcillos sobre las tumbas, había árboles pimenteros con sus llorosas ramas...y una agradable casita en la que poder tomar refrescos”

En 1867, Valérie Gasparin, hija del famoso botánico Boissier, visita el cementerio inglés y conoce a la madre de Manuel Matamoros, protestante malagueño que había sido ejecutado por sus ideas religiosas. Cuatro años más tarde, la escritora Mary Catherine Jackson, autora de las novelas,visita Málaga y en su obra Apuntes en el dulce Sur se demora en descripciones del cementerio protestante de la ciudad. De nuevo se ensalza la riqueza botánica del recinto con la obra de E. C. Hope-Edwardes, que visita Málaga entre 1881-1882, destacando que el cementerio inglés, el primero no católico de España (1830), es un bello lugar de buganvillas e hibiscos en flor.

La exaltación romántica por excelencia nos la ofrece el texto de Margaret Thomas(viii), escultora y pintora australiana que viajó de Burgos a Málaga por Madrid, Toledo, Córdoba, Sevilla y Granada, en el año 1891. Del cementerio ingles referiría que es un lugar tan hermoso que casi hace amar a la muerte:

“Bajo las ruinas está el cementerio protestante, un lugar tan adorable que incluso podría hacerle a uno enamorarse de la muerte. Da al mar y lo sombrean los preciosos árboles de pimienta que confunden sus hojas con la palmera, la naranja y el gomero de Australia”

Es muy importante la cita que Dora Quillinam suscribe, dando sus impresiones acerca del cementerio protestante de la ciudad de Málaga, así como deja constancia de la labor desempeñada por el cónsul inglés William Mark, que suscribimos:

El cónsul, el señor Mark, tiene una pequeña cabaña decorativa en este jardín, donde, como se nos dijo, él y su familia a menudo vienen a pasar una velada de agradable calma cerca de los muertos de su propia remota isla. Este cónsul ha llegado a ser por méritos propios un personaje entre los ricos y pobres de la ciudad de Málaga, algo que realmente honra a la nación inglesa. 

Para terminar de perfilar los datos referidos al cementerio protestante malagueño, citaremos algunos notables allí enterrados. Desde el capitán, el ingeniero y 60 marineros del buque escuela alemán Gneisenau, que se hundió frente a las costas de Málaga en 1900, hasta cuatro ciudadanos norteamericanos que fallecieron en la Segunda Guerra Mundial y cuyos restos fueron descubiertos en el mar, pasando por el poeta Jorge Guillén, el hispanista Gerald Brenan, la escritora norteamericana Gamel Woolsey (esposa del anterior) y el también escritor finlandés Aarne Haapakoski, un autor verdaderamente a descubrir, autor de numerosas novelas policiacas (la saga protagonizada por Klaus Karma, un singular arquitecto y detective) así como de ciencia-ficción (a través de otra saga, la protagonizada en esta ocasión por el robot Atorox, que prestó su nombre a uno de los galardones internacionales más importantes del género); así como la actriz alemana Renate Hausewetter, la misionera británica Priscilla Livingstone y la economista también británica Marjorie Grice-Hutchinson, autora de una de las monografías más amplias sobre la historia del Cementerio Inglés de Málaga . Pero quizá las tumbas más estremecedoras son las de los niños que se conservan cubiertas de conchas en el núcleo primitivo del cementerio, con sus dolorosos epitafios sobre la fugacidad del tiempo. Es curioso, sin embargo, el modo en que la muerte, aun en su manifestación más implacable, se percibe aquí más como una cuestión poética y reflexiva que como una condena irremediable(ix).

----------------------
   (i) El cementerio inglés de Málaga y sus fuentes historiográficas: los libros de viaje femeninos del siglo XIX. Alicia Marchant Rivera. Universidad de Málaga
  (ii) Travels through Portugal and Spain in 1772 and 1773, Richard Twiss, printed for the author and sold by G. Robinson, London, Becket and J. Robson, 1775. Existe una traducción parcial en Viaje por España en 1773, Madrid, Cátedra, 1999.
 (iii) A journey through Spain in the years 1786 and 1787; with particular attention to the agriculture, manufactures, commerce, population, taxes and revenue of that country; and remarks in passing through a part of France, Joseph Townsend London, Cc. Dilly, 1789, 3 vols
  (iv) Hand-book for travellers in Spain. Describing the country and cities, the natives and their manners with notices on Spanish history, FORD, Richard, London, John Murray, 1845, 2 vols.
   (v) Wanderings in Spain in 1843, HAVERTY, M., London, T. Newby, 1844, 2 vols.
  (vi) Narrative of a yacht voyage in the Mediterranean during the years 1840- 1841, GROSVENOR, Lady E. M London, John Murray, 1842, 2 vols.
 (vii) Travels in the South of Spain, Algier and the Canary Island, DEBARY, Thomas.,  London, Francis and John Revington, 1851. 
(viii) A scamper through Spain and Tangier, THOMAS, Margaret, London, Hutchinson and CO s. d.,1892.
  (ix) El descanso de los heterodoxos. Extraído del: malagahoy.es.ocio   noviembre 24, 2013

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Orbayu - El Cónsul William Mark y el cementerio de Málaga