La Iglesia Española Reformada Episcopal en Valencia
Algunos dirigentes destacados de esta iglesia, eran descendientes directos de Bonifaci Ferrer, (hermano de San Vicente Ferrer), quien fuese el primer traductor de la Biblia Vulgata a lengua valenciana en el siglo XV.
18 DE MARZO DE 2015 · 09:26
Por estas fechas la IERE se establece en Valencia, más concretamente en el año 1906 en las calles Corona, Baja, Fray Jacinto Castañeda y en la actualidad, Dos de Abril. Procedente de Villaescusa (Zamora) llega a Valencia, Daniel Regaliza Aguado, quien por vente años había pastoreado en este pueblo zamorano. La necesidad de formar iglesia en Valencia provenía del deseo de Juan Bautista Cabrera, nacido y formado en esta región, pero también del interés de una familia extranjera, de nombre “MacAndrew” residente en esta ciudad, deseosa de que sus hijos asistiesen a los cultos de la iglesia. Así se constituyó formalmente la parroquia de “San Jaime” con 12 miembros comulgantes, 16 hijos de miembros y 18 catecúmenos. Tras la Guerra Civil Española la parroquia cambiaría su nombre por el de “Iglesia de Jesucristo”.
Al principio los cultos se celebraban en casa de Regaliza, en la calle Bonaire, 25. Cuando en 1907 se trasladan a la calle Corona, 8, donde es consagrada la iglesia, asistirá a la inauguración y dedicación el obispo Juan Bautista Cabrera. Hasta 1922 permanecen en esta casa alquilada viendo el lento crecimiento de la obra, pero a causa de las intrigas de los vecinos tienen que dejar el local y se trasladan a la calle Baja, 31. En 1908 con la visita de Cabrera a Valencia, la obra parece definitivamente asentada. Afirmaba Regaliza: “Puedo decir que si ayer tenía la esperanza de que en Valencia se haría obra evangélica, según el rito de la Iglesia Española Reformada, hoy, y en vista de estos primeros éxitos, abrigo la seguridad de que si el Señor continua bendiciéndonos, esta obra será próspera muy pronto”.
El edificio de la calle Baja, 31, lo compra el propio pastor Regaliza con el patrimonio personal y lo pone a disposición de la iglesia, para no tener dificultades con los dueños de los locales arrendados. Era un problema frecuente, en esos años de intolerancia hacia los grupos disidentes, pero que se prolongó en muchos casos hasta los años sesenta. En este local, la hija de Regaliza, Margarita Regaliza, inicia una escuela primaria con la que se establecen lazos con el vecindario y es una labor social de la iglesia. Después de dieciséis años, ya son bien conocidos en el barrio, pero al legar la Guerra Civil las cosas empeoran. En 1938 una bomba destruye el edificio y el mismo pastor Realiza es herido gravemente. En su recuperación es apoyado por gran parte del Barrio del Carmen que no olvida su labor en la enseñanza y su simpatía con ellos. Como se quedan sin local, tienen que volver a la anterior casa de la calle Corona y permanecerá sirviendo con fidelidad hasta el año 1943 en que fallece. Según Fernando Vidal murió Regaliza en junio de 1942 al término de múltiples penalidades y habiéndosele negado un entierro decente, asuntó que causó viva impresión en los ambientes protestantes europeos.
Es muy probable que esta negativa a un entierro decente estuviera relacionado con su relevancia política. Esta parroquia de San Jaime, con Daniel Regaliza al frente, se había involucrado en el movimiento social que instauró la Segunda República. En uno de los teatros principales de la ciudad el Reverendo Regaliza fue uno de los que proclamó la República en Valencia. El entusiasmo estaba justificado por la proclamación de la libertad religiosa que la República garantizaba, pudiendo abrir locales y poder celebrar cultos dentro de la legalidad. La Guerra Civil lo cambió todo y hubo que subsistir “gracias a la misericordia de Dios y a la tenacidad de los pastores”. Muchas iglesias fueron cerradas y los cultos debían parecer reuniones de amigos. Esta iglesia se sostuvo también entre otras cosas, por los donativos de los hermanos de Inglaterra y Estados Unidos.
Como nota curiosa de la IERE valenciana, destacar que algunos dirigentes destacados de esta iglesia, eran descendientes directos de Bonifaci Ferrer, (hermano de San Vicente Ferrer), quien fuese el primer traductor de la Biblia Vulgata a lengua valenciana en el siglo XV.
JOHAN UHR KOS
Johan Uhr Kos nace en Rattvik (Suecia) el 13 de junio de 1858. Su infancia se desarrolla con normalidad, descubriéndola verdad del Evangelio que le lleva pronto a tener un compromiso ante Dios. Su preparación al ministerio coincide con la de Enrique Lund en Suecia por 1886, quien le interesa en la obra en España. Lund le compromete y le desafía con estas palabras: “Puedes vivir y comer con nosotros hasta que Dios te de un salario” aceptando esta propuesta porque entiende que es su vocación. También recibió el apoyo de su iglesia en Kungsör que le despidió con palabras emocionadas. Uno de los diáconos llamado Ekman que no disponía de muchos recursos, en la estación le abraza y le dice: ”Toma mi abrigo, porque no tengo otra cosa para darte hermano Uhr, -y añadió-, que el Señor te bendiga”. Se quitó su abrigo y se lo dio, -relata Jesús Millán-
En 1886 llega a Sabadell supervisado durante un tiempo por Lind y con 31 años se casa con Cecilia Wisquist Larson el 26 de junio de 1889. Ya como matrimonio regresan a España y ya en 1890 aparecen en el censo de vecinos de Sabadell, viviendo en una casa alquilada en la calle del Riego nº 36.
El Comité sueco le envía a Valencia en 1895. No solo siente la muerte temprana de Haglund sino también la muerte de su única hija con 15 meses de vida. Estos misioneros tuvieron la ayuda idónea en sus mujeres para desarrollar una labor ingente. En el caso de Cecilia Wisquist Larson, es conmovedor el relato que hace de ella el calendario de 1901 del Seminario Bethel de Estocolmo, que cita Jesús Millán:
La señora Cecilia Uhr nació en Hállby, Torshálla, el 20 de julio de 1860. Sus padres eran personas de buena economía. El padre era agricultor, constructor de casas, político, un hombre respetado: en ese hogar creció Cecilia junto con sus hermanos. Pronto comenzó a asistir a la Escuela Dominical de la Iglesia Bautista, así recibió a Jesucristo como su Salvador personal, pronto comprendió que debía bautizarse. Parece que su padre se opuso en un principio ya que era uno de los responsables en la Iglesia Luterana de la ciudad. Al final por su insistencia el padre dio el permiso, así la encontramos en 1876 siendo miembro de la pequeña Iglesia Bautista en Hállby. Pronto comenzó a colaborar para el reino de Dios y para la Misión, en la Escuela Dominical y con los grupos de jóvenes, también en los grupos de mujeres que tenían costura para apoyar la obra. En 1889 se casó con Juan Uhr y vino con él a España. A pesar de estar en un país extraño, moviéndose en un ambiente hostil y pasando innumerables sufrimientos, nunca se desanimó. Todo lo cual cobra aún mayor valor considerando que ella había vivido con comodidades en su país de origen. Jamás se quejó y manifestó agradecimiento por poder servir en España, con el tiempo se agotó y enfermó. Hacen un viaje a Suecia, tan débil la encontraron los médicos que le aconsejaron quedarse para recuperarse. Así el 5 de junio de 1900 murió en su país, antes de morir cantó “Cristo es mi vida, Rey y Salvador” y sus últimas palabras fueron “Estar con Cristo es mucho mejor”. El Señor de la mies valorará el trabajo que ella realizó .
La muerte de su esposa tuvo su tiempo de duelo, pero no tardó Uhr en casarse de nuevo. El nombre de la segunda esposa era Leonor Hanny Uhr, nacida el 9 de enero de 1866 de cuyo matrimonio nacería una hija llamada Gumbord Cecilia Uhr que también con problemas de salud morirá a los doce años, en 1915, enterrando sus restos en el cementerio Civil de Valencia. Leonor sobreviviría a la Guerra Civil y a la escasez de alimentos, permaneciendo en Valencia hasta su muerte el 10 de septiembre de 1940.
Uhr fue el misionero que más tiempo tuvo para ver el éxito de su obra y también el más identificado con el pueblo valenciano. La España Evangélica, nº 130, julio de 1922, describe la personalidad de Uhr:
Conocerle era amarle. Hombre de carácter abierto, de noble franqueza y de trato agradable, supo captarse las simpatías de cuantos le trataron. Persona de vasta ilustración, sabía poner en sus discursos, al lado del pensamiento profundo, la nota humorística, pero de un humor sano, que, lejos de desvirtuar aquél, lo hacía más atractivo. Amante de los niños, a ellos dedicó parte de su actividad.
La capacidad literaria puede verse en las “Hojas Dominicales” publicadas en 1900. Es el mejor material para niños editado hasta entonces y que se reparte por toda España. Vicente Mateu colaborará también en esta labor. Explica este trabajo de Uhr el historiador Gutiérrez Marín;
Durante más de treinta años, el misionero Uhr laboró incansablemente por el Evangelio y entre sus muchas buenas iniciativas, contamos con la publicación de unas hojitas religiosas, bajo el título de “Hojas Dominicales”, difundidas por todos los rincones de la Península, donde existían, ya formadas, Escuelas Dominicales. Estas hojitas estaban destinadas, sobre todo, a la educación religiosa infantil y produjeron mucho bien.
En la revista mensual de Esfuerzo Cristiano encontramos un artículo de J. Uhr titulado “Trabajo cristiano entre los jóvenes y trabajo cristiano de los jóvenes” , que corresponde al discurso leído en la primera reunión de la Convención de Esfuerzo Cristiano en Barcelona. Incide en la necesidad de conectar mejor con los jóvenes para incorporarlos a la misión de la iglesia. Tiene varios puntos y en su desarrollo lanza algunos desafíos que, al leerlos hoy, se nota que no han perdido actualidad, -dice Jesús Millán-.
En el Lazo Fraternal, boletín mensual y órgano de las Iglesias Bautistas Evangélicas, Valencia, 12 números del año 1916, se puede apreciar en Uhr el dominio de castellano y que está interesado en la infancia y juventud que prepara para los retos del futuro.
Pese al éxito de su trabajo los últimos años de su vida estuvieron llenos de amargura. Cuando asiste en 1922 a la reunión promovida por el Comité Nacional de la Alianza Universal, se expone un reajuste en la organización misionera que trae algunas tensiones entre los obreros. Por otra parte Uhr había tenido que asistir a una división de iglesia que viene reduciendo su salud desde 1920, por las disputas entre hermanos y ver a su misma esposa implicada en la división de la iglesia. Es llamado a la presencia del Señor el 9 de julio de 1922 a la edad de 64 años. Se escribe de Uhr en la España Evangélica:
…tristes sucesos ocurridos en Valencia llenaron de amargura su alma, abatieron un tanto su ánimo y empezaron a minar su existencia, y, tras una breve enfermedad, entregó su alma al Altísimo… Deja una grata memoria en los evangélicos españoles, y un vacío no tan fácil de llenar en estos tiempos de dificultades… tal vez no se aprecie esto hoy como se apreciará más tarde.
A su entierro asisten los cónsules de Suecia y de Alemania; el misionero Enrique Payne de Barcelona y Adolfo Araujo de Madrid. El pastor Daniel Regaliza de la IERE de Valencia tiene la predicación en el Cementerio Civil, compartiendo el nicho con Haglund y después con su esposa Leonor.
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(i) Minorías de lo MAYOR: minorías religiosas en la comunidad valenciana. Volumen 2 de Pluralismo y convivencia. Fernando Vidal Fernández, Icaria Editorial, 2007
(ii) In Memoriam, Cecilia Wisquist de Uhr”, El Eco, núm. 23, (portada), 15 junio de 1900.
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