“Si te preocupas por la gente, tienes que preocuparte por el planeta”
Un millón de especies están en peligro de extinción, advierte un informe de la ONU. Ruth Valerio, de la ONG cristiana Tearfund, comparte ideas sobre cómo cuidar la creación en el día a día.
Evangelical Focus · LONDRES · 09 DE MAYO DE 2019 · 11:40
La Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) de las Naciones Unidas ha publicado un amplio informe sobre el estado de nuestro planeta.
Se trata de un trabajo exhaustivo, con la revisión de unas 15.000 fuentes científicas y gubernamentales, en el que se advierte del peligro de extinción de millones de especies animales y vegetales por la acción humana.
“Tratamos de documentar hasta qué punto estamos en problemas para agitar la mentalidad de la gente, pero también para decir que no es demasiado tarde si nos esforzamos en fomentar un verdadero cambio de comportamiento”, explicó David Obura, uno de los principales autores del informe. “Esto es fundamental para la humanidad. No estamos hablando de algunas especies lejanas; este es nuestro sistema de soporte vital”.
Ruth Valerio, responsable de acciones globales en la organización cristiana Tearfund, explicó a Evangelical Focus alguna de sus ideas sobre cómo podemos cuidar del medio ambiente en nuestras acciones cotidianas.
“Necesitamos dar pasos en nuestras propias iglesias, pero también debemos involucrarnos en la promoción, al hablar sobre los grandes problemas y las políticas y prácticas que vienen de los negocios y las corporaciones”, expuso la escritora y activista.
“Sea cual sea el futuro, sé que Dios nos ha creado para cuidar todo lo que Él ha hecho, tanto los humanos como las especies”, explica Valerio.
Pregunta. Tienes un interés particular en temas ambientales, ¿de dónde viene esta pasión?
Respuesta. La pasión comenzó cuando estudiaba teología en la universidad, donde aprendí mucho sobre el corazón de Dios por los pobres y por la justicia, y nuestro llamado como cristianos a comprometernos con ello.
En aquel tiempo alguien me prestó un pequeño libro que simplemente exponía lo que la Biblia dice sobre el cuidado del medio ambiente. Nunca había leído algo así y fue clave. Para mí era como una segunda conversión, y complementaba el pensamiento que estaba haciendo sobre la justicia y la pobreza. Me di cuenta de que no podemos preocuparnos por las personas, y los problemas de justicia y pobreza sin preocuparnos también por el aire que respiran, la tierra en la que viven, el mar en el que pescan, y así sucesivamente... Si te preocupas por las personas, tienes que preocuparte por el planeta.
P. ¿Crees que los cristianos pueden leer la Biblia, creer en Dios, preocuparse por las personas... pero ignorar el cuidado de la creación?
R. Creo que los cristianos pueden hacer todo eso, y muchos lo hacen. Pero no creo que un cristiano deba. Si nos preocupamos por las personas y queremos que escuchen y respondan a la Buena Noticia de Jesús, y queremos atender sus necesidades, pero no cuidamos del mundo al mismo tiempo, nos falta un aspecto crucial del evangelio.
A veces hablamos de misión holística, es decir, evangelismo y cuidado de las necesidades de las personas, lo cual me parece genial. Pero para mí eso no es suficiente. La misión holística es el evangelismo, la justicia social, el cuidado de los pobres y el cuidado del medio ambiente, todo en el mismo paquete.
P. ¿Cómo pueden las iglesias locales y las comunidades cristianas aplicar esta visión?
R. El programa de la eco-iglesia fue algo que configuré precisamente para responder a esa pregunta, para ayudar a las iglesias a reflexionar y luego ponerlas en práctica. ¿Cómo podemos cuidar el mundo que nos rodea, a través de nuestro programa eclesial?
Invito a analizar la teología y la enseñanza de la iglesia para que pienses en lo que sucede en tu iglesia. ¿Tenemos que orar por el medio ambiente? ¿Alguna vez nos preguntamos sobre eso? ¿Cómo se presenta en nuestra comprensión de la iglesia? Y luego, pensando en los edificios de las iglesias, cualquier terreno que podamos administrar en nuestras iglesias, con pequeños consejos e ideas sobre cosas que podemos hacer.
Pero va más allá de eso. No es solo tener un edificio que sea respetuoso con el medio ambiente, también está pensando en el estilo de vida personal de nuestros miembros, cómo vivimos realmente.
Y, por último, pensar en nuestra comunidad y nuestro compromiso global. Si queremos responder a los problemas que tenemos, debemos tomar medidas en nuestras propias iglesias. Pero también debemos involucrarnos en la promoción, al hablar sobre los grandes problemas y las políticas y prácticas que provienen de empresas y corporaciones.
Aunque este plan de “iglesia ecológica” o eco-iglesia estaba pensado para las iglesias de Inglaterra y Gales, cualquier país europeo podría unirse al plan. En el sitio web hay muchos recursos que dan ideas sobre lo que uno puede hacer en su iglesia.
P. El Reino Unido prohibió el uso de tazas de plástico para el café, y otros países de Europa están tomando iniciativas similares. ¿Cuán importantes son las decisiones como estas tomadas por los políticos?
R. Son muy importantes. La forma en que a veces veo esto es si imaginas un río, y estás caminando por el río con algunas personas, y ves a personas necesitadas y desesperadas, ¿qué harías? Irías al río y empezarías a sacarlos y ayudarlos.
Pero si estas personas siguen pasando, y sigues viendo cómo se ahogan las personas, en algún momento podrías preguntarte, ¿qué es lo que realmente está ocurriendo en la corriente para que todas estas personas caigan al río? Tal vez entonces podamos remontar por el río, para ver que hay un puente que está roto y que hace que la gente caiga al río. Es una imagen realmente simplista, pero es una forma útil de explicar de qué se trata. Es decir, volver al puente y preguntar cuál es el problema inicial.
También es una mezcla de la forma en que vivimos nuestras vidas, consumiendo más recursos de los que el planeta tiene, y las prácticas gubernamentales y comerciales que no están poniendo al cuidado del planeta en primer lugar.
Si realmente queremos ver un cambio a gran escala, tenemos que hacer algo más que llevar nuestras propias bolsas de plástico al supermercado. Necesitamos presionar a todos los gobiernos y empresas para lograr un cambio sistémico, grandes cambios en los problemas que causan la pobreza en primer lugar. Es por eso que la incidencia es tan importante. Eso es lo que hacemos en Tearfund, a través de una campaña internacional llamada Renew Our World.
P. Has escrito sobre hacer cambios en nuestra vida cotidiana. Una de las cosas es comprar alimentos producidos con sistemas sostenibles, pero a menudo esto es más caro...
R. Es un reto. Cuando comenzamos a ver estas cosas, entramos en áreas de justicia social. Necesitamos preguntar, ¿por qué las personas no pueden pagarse una comida de calidad? ¿Por qué no hay alternativas frescas y saludables?
Hay muchos esquemas alrededor que están permitiendo que eso suceda. En el Reino Unido, por ejemplo, hay planes de ciudades realmente buenos en torno al cultivo de alimentos de la comunidad, encontrando pequeñas parcelas de tierra, tal vez para mantener a los pollos juntos, para obtener carne y huevos.
El hecho de que haya personas en la sociedad que no puedan tomar ciertas decisiones, no significa que ninguno de nosotros deba hacerlo. No puede ser una excusa. Todos podemos tratar de encontrar maneras de vivir y comer de manera ética, dentro de los medios y las diferentes situaciones que tenemos.
Durante la mayor parte de mi vida adulta, debido a las decisiones que tomamos como familia, hemos vivido con unos ingresos realmente bajos, y he aprendido cómo vivir éticamente con ingresos bajos. Descubrí que la alternativa ética es generalmente más cara, pero lo que hemos hecho como familia es cambiar nuestra dieta completa.
Puedes consumir más verduras y cereales, y comer carne solo de vez en cuando. De todos modos, los alimentos procesados y empacados suelen ser más caros, por lo que puedes eliminarlos de la dieta completamente.
Puedes vivir muy bien, simplemente, con un presupuesto no muy alto. Así que tengamos cuidado de decir con demasiada facilidad: “Esto es muy caro y solo algunas personas pueden hacerlo”.
P. ¿Qué podemos hacer en el área de transporte, especialmente cuando se trata de vuelos?
R. Eso ha sido un gran desafío para mí. Apenas he volado en aproximadamente 17 años, y ahora que trabajo en Tearfund, es algo que no me hace sentir muy cómoda. Tenemos que reconocer que la mayoría de nosotros vamos a volar a veces. Siempre diría: desafíate y pregúntate si realmente necesitas hacer ese viaje. Quizá puedas establecer una regla para no volar en vacaciones, o puedes volar en vacaciones solo una vez cada 3 o 5 años.
Dentro de Europa, en la medida de lo posible, nunca vueles, trate de ir en automóvil o en transporte público. Cuando vuelas, hay una buena organización llamada Climate Stewards a la que puedes dar algo de dinero para ayudar a compensar el daño y las emisiones que has causado al volar. Pero lo mejor es no volar en absoluto.
P. ¿Cómo podemos ayudar a las empresas a ser más responsables con la forma en que contaminan?
R. Creo que es importante practicar lo que predicas. No esperes que otros hagan cosas que tú no estás haciendo. Es genial que los vuelos baratos signifiquen que todos podemos irnos de vacaciones con mucha facilidad, pero no creo que eso signifique que tengamos que hacerlo todos los años. Se trata de límites y disciplina. Algunos también están presionando a nuestros gobiernos para que tomen medidas para imponer altos impuestos al combustible. Eso es realmente impopular, pero cuanto más baratos sean los vuelos, más volaremos.
Así que presionemos para obtener más impuestos sobre el combustible para que los vuelos no sean tan baratos, y aliéntalos a que pongan el dinero que proviene de eso para desarrollar esquemas de transporte público mucho mejores, creando una cultura donde es más fácil para mí ir en tren que coger un avión.
P. ¿Hay algún país en Europa que esté haciendo las cosas muy bien con respecto al cuidado del medio ambiente?
R. Realmente no he estudiado esto en detalle, pero mi impresión es que los países escandinavos son mucho mejores. De hecho, los países escandinavos ocupan un lugar más alto en lo que se llama el Índice de Felicidad, que vincula el desarrollo económico con los datos sociales y ambientales, y reconoce que los niveles de bienestar también están vinculados a las relaciones y a la sociedad. Alemania también ha estado dando algunos buenos pasos.
P. ¿Cómo ves el futuro, en general y entre los cristianos? ¿Eres optimista cuando se trata del cuidado de la creación?
R. Esa es una pregunta realmente difícil. No tengo ni idea de si soy optimista o no. He leído todo tipo de cosas.
Nos enfrentamos a tiempos realmente difíciles cuando observamos las tendencias sobre el cambio climático, o cuando observamos el tema del plástico, hay problemas masivos, pero también sé que, como cristiana, mi papel es seguir adelante.
Cada vez que el apóstol Pablo hablaba sobre el futuro y sobre el regreso de Jesús a esta Tierra, su respuesta siempre era: entonces, ¿qué deberíamos estar haciendo en el presente? Creo que, sea lo que sea lo que depare el futuro, sé que Dios nos ha creado para cuidar todo lo que Él ha hecho, tanto a las personas como a la naturaleza. Sé que vivimos en un mundo que Dios creó y que Él ama absolutamente, de modo que, sea lo que sea lo que suceda en el futuro, mi papel ahora es seguir cuidando lo que Él ha creado, y en eso es en lo que quiero concentrarme.
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