Las dos Europas tras el telón de acero invisible
Un estudio muestra que la religión es más importante para la población en el este de Europa, mientras que en el oeste ven con mayor normalidad la aceptación de extranjeros y los matrimonios del mismo sexo.
BARCELONA · 19 DE DICIEMBRE DE 2018 · 17:00
La Europa de las dos mitades, del telón de acero, es una ilusión. Una ilusión que cobra de nuevo significado en la observación de determinadas actitudes sociales en el continente. Así lo refleja un estudio del centro de investigación estadounidense Pew Research, sobre religión y vida pública, realizado a partir de las encuestas de 56.000 personas, en edades comprendidas de 18 a 34 años, entre 2015 y 2017.
El documento muestra el posicionamiento de la población, en general, de los diferentes países tanto al este como al oeste del continente, acerca de cuestiones como la aceptación de musulmanes en la familia, el hecho de considerar la religión como un componente clave de la identidad nacional, la importancia de la religión en la vida o la oposición a los matrimonios del mismo sexo.
“El telón de acero que en una ocasión dividió Europa puede haber desaparecido hace tiempo, pero hoy el continente sigue dividido por marcadas diferencias en las actitudes hacia la religión, las minorías y aspectos sociales como el matrimonio homosexual o el aborto legal”, dice el texto de Pew Research.
LA RELIGIÓN EN EL HECHO NACIONAL Y LAS DOS EUROPAS
Paradójicamente, los países del centro y del este de Europa consideran más relevante el hecho religioso para la identidad nacional que los del oeste. Según refleja el estudio, en países como Armenia, Georgia, Serbia, Grecia o Rumanía, más del 70% de la población considera “importante ser cristiano para compartir verdaderamente su identidad nacional”. En el extremo opuesto aparecen Suecia, Dinamarca, Bélgica, Noruega, República Checa o Francia como ejemplos de estados en los que entre el 65% y el 85% de la población no incluye el hecho religioso entre los factores determinantes de la identidad nacional.
“Cuando estaban en la esfera de influencia de la Unión Soviética, muchos países del centro y el este de Europa mantenían oficialmente a la religión apartada de la vida pública. Hoy, en cambio, ser cristiano es un componente importante de la identidad nacional para muchos ciudadanos del antiguo bloque del este”, puede leerse en la publicación.
En el caso de España, también ubicada en el segundo grupo de países, es decir, en el bloque oeste, un 38% de la población sí establece una relación entre religión e identidad nacional, mientras que un 59% no lo hace, según los datos recogidos.
EL OESTE EUROPEO, MENOS CREYENTE Y MENOS CRISTIANO
Todos los países considerados del bloque oeste han registrado una descompensación considerable en la cantidad de población que dice haberse criado como cristiana y que actualmente se declara cristiana. Es el caso de Bélgica y Noruega, donde, según el análisis de Pew Research, la diferencia entre quienes crecieron como cristianos y quienes lo siguen siendo es del 28%. O Países Bajos y España, donde se ha registrado un desequilibrio del 26%.
“Muchos adultos aseguran que se han alejado ‘gradualmente’ de la religión, mientras que otros dicen que no estaban de acuerdo con la posición de la iglesia en temas como la homosexualidad o el aborto y/o que dejaron de creer en las enseñanzas religiosas”, puede leerse en el estudio. “La identificación con la cristiandad ha decaído con el tiempo en el oeste de Europa”, remarca.
Si bien en la parte este del continente las diferencias entre criados como cristianos y practicantes son menores, con un 2% como mayor variación registrada y sólo en el caso de Lituania, hay hasta diez países en los que se reconoce un aumento, es decir, ahora hay más practicantes que los que han crecido siendo educados en un religión. Se trata de Estonia, Hungría, Serbia, Bulgaria, Georgia, Letonia, Armenia, Rusia y, más significativamente, Bielorrusia y Ucrania, con un aumento del 11% y del 12% respectivamente.
Unas cifras que no se corresponden con un grado de compromiso elevado ni en el este ni en el oeste del continente. “Los europeos en todo el continente generalmente muestran mucho menos compromiso religioso que los adultos encuestados en otras regiones”, dice el estudio del centro Pew Research.
El país con un mayor número de personas que declaran que “la religión es importante” en sus vidas es Grecia, con el 55% de la población. A pesar de esa cantidad, sólo el 29% asegura “orar a diario” y el 38% asiste a un servicio religioso “al menos una vez al mes”. El primer país de la zona oeste que aparece en el ranking es Portugal, con un 36% de su demografía. En el caso de España, la cifra se sitúa en el 22% de la ciudadanía. Lo curioso es que quienes afirman asistir a servicios religiosos y orar periódicamente representan un 23% de la masa poblacional.
La fe también ha sido otro de los valores analizados en el estudio. Los resultados muestran que Georgia es el país con más creyentes, ya que el 99% de la población dice creer en Dios. El primer Estado occidental en la lista vuelve a ser Portugal, con el 83%. España se sitúa por detrás de países tradicionalmente soviéticos, como Rusia, Lituania o Bulgaria, con el 64% de los españoles manifestando creer en Dios, aunque por encima de Alemania (60%), Reino Unido (58%) o Francia (56%).
Estonia y la República Checa vendrían a ser las excepciones del antiguo bloque del este. Son dos de los países que registran un menor número de creyentes en Dios y de personas comprometidas con una práctica religiosa habitual.
SEPARACIÓN ENTRE POLÍTICA Y RELIGIÓN
La balanza vuelve a situar en los primeros lugares del ranking a los países del oeste cuando se habla de separar política y religión, aunque de manera más equilibrada que cuando se observan otros aspectos del estudio. “Los europeos a lo largo del continente están bastante unidos en el apoyo a una separación entre Estado y religión. Más de la mitad de los adultos en la mayoría de los países consideran que la religión debería permanecer separada de las políticas gubernamentales”.
Una postura que encabezan Suecia, con el 80% de la población, Finlandia, con el 77%, y Bosnia y Dinamarca, ambos con el 76%. España se ubicaría después en la lista, junto a la República Checa, con el 75%. Los países que cierran la tabla de valores pertenecen todos al sector del este. Bielorrusia, Bulgaria, Rusia, Lituania, Georgia y Armenia no superan el 50% de su ciudadanía a favor de la separación entre el poder y la religión.
“En Armenia y Georgia el balance de la opinión favorece el apoyo del gobierno a los valores y las creencias religiosas, y en Rusia, el 42% de los adultos dice que el gobierno debería promover la religión”, dice el documento.
EL OESTE, MÁS FAVORABLE A LAS MINORÍAS Y AL MATRIMONIO DEL MISMO SEXO
Las diferentes actitudes sociales cobran especial visibilidad en cuestiones como la acogida de minorías extranjeras o los matrimonios del mismo sexo. Por ejemplo, solamente en Croacia y Eslovaquia, considerados en el estudio dentro de la región centro-este de Europa, hay una mayoría de personas a las que no les importaría aceptar a un musulmán o a un judío en sus familias. En el resto de países de la zona las posiciones mayoritarias son de rechazo. Mientras, los países de la Europa Occidental registran posicionamientos favorables a favor de esa acogida, con valores que van desde el 94% de la población, en el caso de Países Bajos, hasta menos del 60% en Italia. En España es del 86% de la ciudadanía.
Las diferencias se polarizan todavía más en el caso de los matrimonios del mismo sexo. Suecia, Dinamarca y España son los países donde menos oposición se ha registrado en el estudio, con un 5%, 6% y 7% de la población respectivamente, mientras que el rechazo de los enlaces homosexuales alcanza el 95% de la población en Armenia, el 94% en Georgia y el 86% en Rusia.
“Esta división podría persistir en el futuro”, avisa el estudio. “En la mayor parte de la Europa central y del este, los adultos jóvenes se oponen a la legalización del matrimonio homosexual con poca diferencia respecto a sus mayores. Por ejemplo, el 61% de los jóvenes en Estonia se opone a la legalización de las uniones del mismo sexo en su país, en comparación el 75% de los mayores de 35 años”, se matiza en el documento.
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