Ucrania sangra por cuarto año. Señor ¡Páralo!
Pónganse, si pueden, en la piel de uno de sus padres: su casa ha sido destruida, su aldea invadida, y uno o varios de sus hijos han sido raptados por los invasores.
22 DE AGOSTO DE 2025 · 14:20

Hace meses, en un encuentro de la Alianza Evangélica Europea, tuve dos conversaciones con nuestros hermanos representantes de Ucrania y Rusia. Fueron dolorosas.
Recordaré siempre lo que me contó un hermano ruso: vive en una ciudad pequeña cerca de la frontera con Ucrania; están ayudando a los heridos y mutilados y a sus familias, pero cada día llega una docena de ataúdes de jóvenes soldados… una docena de familias destruidas. Si esto sucede en una ciudad pequeña, ¿cuál será la sangría en toda Rusia?
En la Ucrania invadida el dolor es inmenso, pero no lo es menos en Rusia, que ha perdido entre muertos y heridos un millón de soldados. Y uno se pregunta ¿Cómo el pueblo ruso no se levanta contra el monstruo Putin que está destruyendo a su propia gente por una estúpida quimera imperialista? Pero calmémonos, de esto hablaremos otro día.
Este fin de semana, desde la Alianza Evangélica Europea convocamos el Día Internacional de Oración por Ucrania para unirse con los demás hermanos europeos en cada iglesia en intercesión por Ucrania.
En uno de los apartados de la oración se pide la devolución de los niños ucranianos desaparecidos. Pónganse, si pueden, en la piel de uno de sus padres: su casa ha sido destruida, su aldea invadida, y uno o varios de sus hijos han sido raptados por los invasores para educarlos como rusos, borrando toda memoria de su familia y de su identidad y sembrando en su corazón odio hacia su propio país.
No hay mucho nuevo en la crueldad del ser humano: A Daniel y a sus amigos les arrancaron de su hogar e hicieron todo para borrar su identidad, empezando por cambiar sus nombres. Recordamos también a la niña raptada para la casa de Naamán el sirio.
En la Francia protestante del s. XVIII los brutales soldados del rey, además de matar y violar, se llevaron a hijos de las familias protestantes para educarlos como católicos e infectar en ellos el odio hacia su identidad protestante; se conoce el caso de alguno que llegó a cardenal.
Pero a veces vemos brotar “manantiales de agua en la tierra seca”. Les invito a escuchar un milagro: es un coro formado por evangélicos del este de Ucrania, de regiones ocupadas por el poder ruso, que está siendo especialmente implacable con nuestros hermanos.
Han tenido que huir con lo puesto y están refugiados al otro lado del país, en Lviv. Y en medio de ese drama no se encierran en su desgracia, sino trabajan sus voces con excelencia para cantar maravillosamente al Señor tan lejos de sus hogares:
En la convocatoria del Día Internacional de Oración por Ucrania encontrarán varios motivos de oración, todos muy meditados y pertinentes.
Me animo a añadir uno personal: “En memoria de tanta muerte y desgarro en Ucrania y de tantos jóvenes rusos enviados a la muerte, Señor, para esto ya ¡Saca de en medio al tirano Putin!”.
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