La sociedad valenciana se une para salir adelante

Conversamos con tres empresarios valencianos sobre cómo están revirtiendo la pesadilla en oportunidades para servir a otros tras la dana.

VALENCIA
15 DE NOVIEMBRE DE 2024
09:00 CET
La colaboración está siendo un elemento clave ante la crisis./ Fotos de Pablo Rey y Joel Forster,
La colaboración está siendo un elemento clave ante la crisis./ Fotos de Pablo Rey y Joel Forster

La catastrófica dana que asoló hace dos semanas a la Comunidad Valenciana despertó una ola de solidaridad en todo el país que está sirviendo para paliar las consecuencias más inmediatas de las gravísimas inundaciones. Pero en primera línea de atención y acción se encuentran principalmente los más cercanos, los valencianos, y entre ellos, una gran cantidad de empresarios de todo tipo de actividades.

El daño de la dana en el ámbito productivo y empresarial es todavía difícil de medir, teniendo en cuenta que miles de negocios han sido afectados directamente en sus servicios e infraestructura. Pero muchos que incluso han perdido su medio de trabajo y se enfrentan a la incertidumbre, están dejando aparcados esos miedos para brindar su ayuda y apoyo.

Abordar retos de logística, limpieza, conseguir no solo enseres sino también maquinaria, o brindar la posibilidad de que otros negocios empiecen a reconstruirse son algunas de las acciones que nos han contado que llevan adelante empresarios en estos días tremendamente intensos. El grupo de Líderes Empresariales Cristianos que se reúne en Valencia está en contacto constante para compartir necesidades específicas y oportunidades para servir y apoyar allí donde se necesite.

 

“Nunca vimos algo igual”

“Afrontamos días aciagos, pero en medio de tanta dificultad, estamos intentando ayudar en todo lo que podemos”, nos cuenta Pablo Rey. Lidera a 27 personas desde su empresa de construcción, que ha tenido graves pérdidas materiales en su nave en Ribarroja, una de las localidades más dañadas por la dana. Allí casi ninguna de las empresas ha salido indemne. “Nunca habíamos visto algo así, es una hecatombe total”, confiesa, aunque en su voz no hay rastro de desesperación.

“Si no fuera por la colaboración, estaríamos vendidos”

“Estamos experimentando mucha colaboración, si no fuera por eso, estaríamos vendidos”, añade este empresario, que coordina desde hace días a todos sus equipos en esa “ola de colaboración y solidaridad” que sigue activa. Reparto de ropa, alimentos, enseres de primera necesidad o maquinaria de todo tipo, así como acciones de reparación y limpieza han sido algunas de sus labores. “Ahora estamos preocupados por el problema del lodo acumulado en la red de saneamiento”, nos dice tras comentar que, por fin en las naves en Ribarroja “hayamos recuperado el acceso a luz y agua tras casi diez días sin suministro”.

Las pérdidas en algunas naves industriales son del 90%, cuenta Pablo Rey, uno de los empresarios afectados por la dana.

Las pérdidas en algunas naves industriales son del 90%, cuenta Pablo Rey, uno de los empresarios afectados por la dana.

Pablo Rey dirige “Construcciones Siloé”, un negocio que nació como una herramienta para dar trabajo a muchas personas que llegaban a España de otros países. Ahora, esa labor social e integradora se ha multiplicado con sus acciones de ayuda directa en las zonas más afectadas. “En coordinación con las iglesias locales y entidades como Diaconía y Misión Urbana estamos repartiendo muchísimo material. También estamos ayudando en el Centro de Campamentos Monteluz, para que puedan reparar sus daños”, afirma.

En medio de una actividad frenética, Rey lamenta la falta de coordinación de parte de las autoridades, que sin embargo no ha frenado a que la gente se volcase en la ayuda. “Nosotros siempre hemos querido potenciar que se creen vínculos fuertes, que las personas puedan crear una familia, un hogar, es nuestra visión como empresa. Ahora vemos que todo eso se ha potenciado con esta crisis, y vemos cómo se está desplegando una ola de amor y solidaridad. Para mí es como un avivamiento espontáneo; estoy impactado por lo que estamos viviendo y creo que nos marcará a todos”, reflexiona Rey.

 

Salvando vidas en el primer piso

Lo que Manuel Zamudio nos cuenta sobre lo ocurrido en uno de los restaurantes que dirige ayuda a tomar conciencia de las horas tan difíciles que vivieron miles de personas. La primera planta de un KFC en uno de los lugares que sufrió la riada se convirtió en un lugar de refugio durante aquella primera noche del martes, no solo para los cinco trabajadores, sino para unas treinta personas, entre clientes y personal de otros negocios que veían cómo el agua iba subiendo. Se quedaron aislados, sin luz ni agua durante horas, y con dificultades para comunicarse. “Fue un momento horrible, no pude dormir nada hasta que, sobre las 5 de la mañana, me llegó el mensaje de que estaban todos bien”, nos cuenta Manuel, que considera que “el encargado hizo una labor heroica” al ayudar a todos y coordinarse para salvar vidas.

Al día siguiente, el miércoles por la mañana, comenzaron a ser conscientes de la situación tan dramática que se avecinaba para tantas miles de personas. “Es difícil de entender hasta que no lo ves”, cuenta Manuel. “Puedes estar en una zona donde parece que no ha pasado nada, y a 500 metros estar todo absolutamente destruido”, explica. Desde el primer momento, Manuel quiso visitar las instalaciones afectadas de su negocio, y con su equipo se preocuparon por saber cómo se encontraba todo el personal. “Hasta el jueves no sabíamos cómo estaba una de las empleadas, que vive en una de las áreas más inundadas y difíciles de acceder, y el encargado fue hasta su casa” para comprobar que estaba bien. Entre sus empleados también hay personas que “lo han perdido todo: casa, coche…”.

El KFC, con su planta baja arrasada, y su primera planta funcionando como refugio./ Manuel Zamudio

El KFC, con su planta baja arrasada, y su primera planta funcionando como refugio./ Manuel Zamudio

“Igual que Jesús se metió en el barro por nosotros, tenemos que meternos en el barro por los demás”

Manuel también forma parte de la iglesia Valentia, cuyo local principal “se ha reconvertido” en un centro de logística y distribución de materiales. Desde esta iglesia han formado brigadas de voluntarios para cubrir las necesidades que se van presentando. También han podido movilizar a empresarios en la donación de materiales de primera necesidad, incluyendo alimentos, botas y herramientas para la limpieza, las famosas “Karcher” que se usan para ir limpiando tanto el interior como exterior de los locales.

Este empresario considera que llevará “meses” recuperar la normalidad, aunque espera que en las próximas semanas se puedan ir abriendo algunos comercios. Mientras, su restaurante está siendo en un vehículo de ayuda temporal para los bomberos y militares que están en la zona, dándoles comida y también proporcionándoles un lugar donde descansar y usar los servicios.

Para el futuro inmediato será “indispensable” el apoyo de todos: autoridades, sociedad civil, voluntariado y “también ayuda directa económica, porque muchas personas han perdido incluso su medio de sustento, por lo que van a necesitar esa ayuda”.

Si algo positivo sale de todo esto, es la respuesta “de casi toda la sociedad volcándose para ayudar”, reflexiona Manuel Zamudio. En cuanto a la iglesia, cree que “se ha transformado y eso ha impactado, está impactando a muchos”. Manuel confía en que Dios tiene un plan sobre todas las cosas, y que “igual que Jesús se metió en el barro por nosotros, tenemos ahora nosotros que meternos al barro por los demás”. Y anima a que más personas consideren acudir como voluntarios. “Se van a requerir no solo voluntarios para reparto, sino también manos para hacer carpintería, electricidad, bricolaje, reparaciones… Será una parte importante”.

 

“Me preocupa el daño a las emociones y la falta de esperanza”

Desde Valencia también nos atendió Ana Belén Evangelio, que dirige Taván, una empresa del sector de innovación agrícola. Las últimas dos semanas también han sido frenéticas para ellos, que esquivaron las peores consecuencias de la dana gracias a que, atendiendo al aviso de posibles tormentas, envió a todos sus trabajadores a casa el martes, antes de que ocurriese el desbordamiento.

“Soy cautelosa ante estas situaciones, y por nuestro tipo de trabajo podíamos parar y luego recuperar las horas más adelante”, explica Ana Belén. De inmediato, al ver cómo se complicaba la situación, empezaron a responder ante las necesidades, principalmente transportando enseres de primera necesidad, pero también ayudando con la gestión y almacenamiento de ropa y otros elementos.

“El sueño de muchos ha desaparecido de la noche a la mañana”

Estos días “hemos hecho lazos con los hermanos con necesidades. Hemos podido conseguir camiones, voluntarios para quitar coches… Una empresa que necesitaba limpiar su maquinaria con agua limpia, le hemos mandado un tanque con agua para que pudieran hacerlo”, enumera recordando algunas de las acciones llevadas a cabo en una “cooperación abierta y sin perfiles”.

Conectados con la labor de las iglesias locales y las entidades, han ido atendiendo a los distintos pedidos de ayuda. Ana cree que la ayuda va a ser necesaria durante meses, y teme que a medida que pasen los días, la gente se vaya olvidando.

En su corazón están también las empresas y negocios que han sufrido pérdidas inmensas, por ejemplo, un hombre de su iglesia cuyo taxi, el medio de sustento de su familia, ha sido llevado por la riada. “Hay 53.000 empresas afectadas”, explica. “Son personas, son sueños, es el sustento de muchos… Por eso necesitamos mantenernos alerta y aportar lo que podamos”. Por eso, “más allá de las pérdidas económicas, me preocupa el daño a la salud mental, a las emociones, que dejará esto en tantas personas. Será importante que como iglesia podamos también responder a esa necesidad”.

 

¿Cómo ayudar?

Ana anima también a otros empresarios de España a pensar en enviar ayuda económica a través de canales seguros como Diaconía, aprovechando los cierres anuales que están en el horizonte. “Será una buena oportunidad de mostrar nuestro amor de forma práctica y apoyar a quienes necesitarán nuestro apoyo para salir adelante”, afirma.

Manuel reconoce que se necesitan voluntarios ahora, pero sobre todo en las próximas semanas “manos para hacer carpintería, electricidad, bricolaje, reparaciones…” y anima a continuar con las donaciones económicas.

La entidad evangélica Diaconía Comunidad Valenciana ha puesto esta información a disposición:

  •  ⁠Si eres damnificado clica en el siguiente enlace https://www.diaconiacv.com/recursos-a-los-damnificados y te haremos llegar la ayuda.
  • Si lo que quieres es ayudar entra en el siguiente enlace https://www.diaconiacv.com/si-quieres-ayudar. Es necesario seguir las instrucciones de acceso y normas y obligatorio disponer de un certificado de acceso a las zonas (Diaconía tramita este certificado).
  • Ayuda económica directa: Donaciones nacionales: IBAN ES85 2100 8681 5202 0009 9085. Referencia: Ayuda DANA. Donaciones internacionales: Código SWIFT CAIXESBBXXX ES85 2100 8681 5202 0009 9085. Referencia: Ayuda DANA.

 

Si eres empresario, directivo o profesional y quieres formar parte de LEC, puedes informarte aquí.

Sigue todas las novedades a través de nuestros canales de Instagram, Telegram y LinkedIn.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Noticias - La sociedad valenciana se une para salir adelante